Sala llena de nuevo, llenísima pero eso parece más un tema de que está basado en un bestseller que porque disfruten del cine de Fincher.
Antes de empezar a decir lo que pienso, voy a contestar que sí a las dos preguntas de todo fanático: sí leí los libros y sí vi las suecas. De todos modos, creo que una adaptación cinematográfica es más que la ilustración de la novela así que si esperan ver un fiel reflejo, no lo es. Tiene un valor propio y un enfoque diferente y sí, yo banco a muerte a David Fincher.
Para quienes no conocen la historia, empieza con Mikael, un periodista en declive después de que se le pruebe que no ha corroborado datos antes de publicar un artículo sobre un empresario. Aprovechando que quiere escaparse de su entorno después de una condena judicial, lo llaman para resolver la desaparición de una chica, Harriet, hace 40 años en el norte de Estocolmo. ¿Quién lo contrata? Un viejo empresario que era el tío abuelo de la chica y que sabe que fue un miembro de su familia el responsable.
Mientras tanto (y hay que sacarse el sombrero con las capacidades del director para el montaje paralelo, o sea cuando dos acciones simultáneas en tiempo -fílmico, por supuesto- son presentadas juntas al espectador), Lisbeth es una hácker y una mujer que ha decidido tomar justicia por mano propia frente a un mundo que parece odiar a las mujeres. Es, sin duda, lo que más define a esta saga: una chica con apariencia de una niña de doce años, extrema, llena de piercings y tatuajes, con una mirada densa y pocas palabras. Roonie Mara deja su estampa en el mundo cinematográfico con esta interpretación de la que es probable que no pueda librarse en toda su carrera.
Ahora bien, el casting me pareció brillante con la excepción de Robin Wright (hace de Érika) que no tiene el refinamiento que pide el personaje. Es una mujer sexy y linda, pero no llegó a determinar su mística lo que hace poco creíble o interesante su lazo con Mikael.
Daniel Craig, del que no estaba en absoluto segura para este papel, logra estar convincente y suave como pide el relato. Siempre preocupado por ella, construye parte de la dinámica de padre-amante-amigo con miradas. El sello inocente de la historia.
Sé que todos están esperando que hable del guión, de cuánto se ha respetado. ¿Honestamente? Poco y queda muy, pero muy bien. El tiempo cinematográfico funciona de manera diferente y con esto se evita datos de color en la novela que solo agregarían minutos en pantalla. Fincher nos lleva a este lado oscuro (el mismo de Pecados Capitales y el Club de la Pelea) con paso firme pero siguiendo lo convencional. No es tan visual la crudeza, sino que con saber el hecho, el relato sigue. Está bien, a mi criterio, sino hubiera sido un film sado porno y no un thriller.
No quiero agregar muchos datos pero la siembra de las sospechas en el espectador son un poco obvias respecto del responsable de la desaparición. El caso, después de presentarme a tanta familia, se soluciona de una forma un poco abrupta (pero eso es común a todos los thrillers, que encuentran la clave en una cosa tan disparatada y perdida que no sé qué piensan los guionistas) y tiene una cola de cosas para dar paso a la segunda entrega que sentí un poco de más. Es una saga densa en información y con una pareja principal hechizante, es lógico que tanto al guionista como al director les haya costado despedirse de ellos.
De todas maneras, cuando se cierra el caso, hay una duda de ella y un despecho que no se termina de presentar y que me faltó. Me parece interesante que la protagonista femenina necesita una venganza para un planteo consistente y no lo vi tan claro.
Otro aspecto para tener en cuenta es la paleta de colores: blanca y grisácea nos lleva al invierno más frío y el espectador lo siente. Aún cuando se usan luces artificiales, podemos ver todos los objetos y el vestuario oscuros, apagados, casi nunca cálidos. Algo gélido envuelve toda la película.
No puedo dejar de lado la música. Tengo que contarles que Fincher usó 7 canales de sonido por lo que absténganse de mirar enojados para todos lados preguntándose quién tiene prendido el celular porque son los chirridos y efectos de sonido de la misma película y tiene un uso de música diegética tratando de remplazar a la tradicional de “ambiente” de Hollywood que es muy interesante.
Para cerrar: por favor no lleguen tarde que el diseño de títulos no tiene desperdicio. Ilusa yo que pensaba que después de "Seven" (Pecados Capitales), ninguna me iba a parecer así de buena, pero es fantástica con ese cover de Zeppellin para no perderse.
El resultado final es bueno, pero van a tener ganas de volverla a ver por miedo a haberse perdido de algo.