A pesar del estereotipo de centrar una historia deliberadamente alegórica sobre el origen del “totalitarismo civilizado” en un pueblito luterano de la Alemania previa a la Primera Guerra Mundial, la última película de Michael Haneke está al nivel de Escondido (Caché, 2005) y La profesora de piano (La pianiste, 2001). La carrera del austríaco es sinónimo de una pretenciosa irregularidad, pensemos sino en las fallidas Código desconocido (Code inconnu: Récit incomplet de divers voyages, 2000), El tiempo del lobo (Le temps du loup, 2003) o ambas Funny Games (1997 y 2007). Aquí entrega su realización más madura en términos narrativos, incluye una inesperada relación romántica y una vez más consigue muy buenas interpretaciones del elenco en su conjunto. Adoptando una perspectiva realista y dejando de lado buena parte del formalismo hueco y las contradicciones ideológicas del pasado, tenemos una obra tradicional y poco imaginativa pero compacta desde lo narrativo: viniendo de un diletante del “extremismo europeo” como Haneke eso ya es algo...