Restitución necesaria
La Dama de Oro narra la historia -basada en hechos reales- del proceso judicial que inició hacia 1999 María Altmann (Helen Mirren), sobrina de un empresario judío, Ferdinand Bloch-Bauer, que en época previa a la Segunda Guerra Mundial, encargó al pintor austríaco Gustav Klimt varios cuadros donde se retrataba a su esposa Adele, tía de María.
A partir del fallecimiento de su hermana, la anciana señora Altmann se entera que todos esos cuadros donde Adele se lucía, fueron sustraídos ilegalmente por los nazis, hasta que años después llegaron a formar parte de la colección del museo estatal Belvedere de Viena. María siente particular apego a un cuadro realizado con óleo y oro sobre tela (Retrato de Adele Bloch-Bauer I ) que popularmente se conoció en Viena -y en el mundo- como La Dama De Oro. De esta forma, ella comienza a investigar y descubre que en 1998 en Austria, se promulgó una ley -iniciada por presiones internacionales-para restituir obras expropiadas por el estado nazi. En esta batalla legal y moral, María encuentra dos aliados: su abogado Randol Schoenberg (Ryan Reynolds) y un periodista austríaco, Hubertus Czernin (Daniel Brühl), que la ayudan en la búsqueda de documentación en Viena.
Sin embargo, no todo es tan simple, porque si bien la ley está promulgada, el actual gobierno austriaco se opone al pedido de Maria, ya que el cuadro principal por el que justamente ella reclama, es considerado “La Mona Lisa de Austria”, y con esta justificación, los responsables del ministerio encargado, se oponen a que ella “sustraiga” esa obra que está instalada en la cultura local. Por ello irán presentándose obstáculos de distinta índole, tales como costos judiciales económicos, y restricción de acceso a archivos históricos, en el intento por que Maria desista del juicio.
La Dama de Oro nos presenta dos tiempos en la narración: el actual -situado en 1999 cuando el reclamo comienza- y el pasado, presentado primero en los recuerdos de niñez de Maria -mostrando el gran vínculo emotivo que mantiene con su tía- y luego en la adultez y matrimonio de Maria, pasando por el preciso momento en que los nazis irrumpen en su casa y confiscan obras y demás elementos valiosos, hasta llegar a la dura situación de tener que abandonar su país de origen.
Con un guión efectivo, y un gran trío actoral principal encabezado por la siempre magnífica Helen Mirren, La Dama de Oro pasa por diferentes estados emocionales: melancolía, tristeza, impotencia para terminar con una necesaria reflexión sobre el pasado más oscuro de la historia humana, y sobre el rol de los gobiernos actuales para con las víctimas del Holocausto.
Por Marianela Santillán