La “Dama de oro” es un film basado en la vida de Maria Altmann, una mujer que tuvo que escapar de Viena con su marido perseguida por los Nazis y llegó a Estados Unidos buscando paz.
El relato está principalmente situado en el presente (1998), pero también el film funciona como una especie de biopic de la protagonista y vemos muchos flashbacks de su niñez y su vida durante el comienzo y parte del desarrollo del Nazismo.
En 1998 Maria Altmann se comunica con Randy Schoenberg (nieto del compositor vienés Arnold Schoenberg) para decirle que quiere recuperar unos cuadros que fueron apropiados por los Nazis y que les corresponden a la familia. Randy y Maria tienen que volver a Viena para empezar un juicio que durará unos años para ver si pueden recuperar lo que le corresponde a ella por derecho. María en éste viaje deberá enfrentarse a su pasado y a los austriacos que apoyaron al Nazismo en su momento y que no se quieren hacer cargo de lo que hicieron.
La película del director Simon Curtis (Fives Days, My week with Marilyn) está bien contada, al tomar la decisión de contar todo el juicio, tuvo la necesidad de elipsar muchos meses en el medio, mostrando pequeñas porciones de tiempo de determinados años, dejando sólo lo necesario y haciéndolo más llevadero. Los flashbacks ayudan a comprender los dos momentos de la época de manera correcta, generando esa tensión, odio y humillación que sufrían los judíos en el pasado, criticando todo lo que fue el Nazismo y lo que quedó de eso.
Lo más destacado de la película es la actuación de la gran Helen Mirren, que le da vida a la Maria Altmann del presente, que durante toda la película cambia de estado y hace de la típica abuela que todos queremos abrazar y junto con Ryan Reynolds llevan bien la trama y las emociones de la película.
Lo que más se le puede criticar al film es la bajada de línea que hace, no al momento de criticar los Nazis, sino a la hora de hablar y mostrar lo perfecto que Estados Unidos.