De Irán llega esta película dirigida por Vahid Jalilvand y escrita por Ali Zarnegar, en torno a la muerte de un niño, sus consecuencias y sus posibles causas. La película comienza cuando Kaveh Nariman en un accidente automovilístico golpea a una familia que viaja en moto. Se niega a llamar a la policía, por cuestiones que después explica, pero no a ayudarlos.
Es médico así que se ofrece a llevarlos al hospital e incluso les da dinero. El hombre de esta familia no quiere nada y terminan siguiendo camino no antes de que el doctor entablara una pequeña conversación con su hijo pequeño. Todo podría haber quedado ahí, en lo anecdótico de un accidente que podría haber sido fatal, hasta que al día siguiente llega el cadáver de un niño a su hospital.
Y cuando escucha el nombre lo recuerda de manera inmediata. A partir de ese momento empiezan a pasarle muchas cosas por la cabeza a Nariman, quien en general siempre tiene una actitud contenida, porque incluso no dice nada o casi nada sobre lo que sabe, se mueve de una manera más bien sigilosa –lo que le permite la situación- para averiguar qué fue lo que sucedió.
El protagónico en algún momento se intercambia con la figura de ese padre que hoy ve morir a su hijo, al cual le dicen que fue por intoxicación por una comida en mal estado que él sabe que trajo a su casa. Pero Nariman tiene sus dudas, ¿y si fue a causa del golpe del accidente? El film va y viene entre estas cuestiones, que los protagonistas van revelando de a poco, cuando pueden.
Y así se va desarrollando un fuerte film dramático de grandes implicancias morales. Es un relato construido desde las acciones que parecen pequeñas y que sin embargo pueden tener consecuencias mayores. Si bien sus protagonistas son masculinos, también están al lado de cada uno un personaje femenino y cada una de ellas tendrá su lugar y voz.
La mujer a la que se le muere el hijo, la doctora que realiza la autopsia y sabe que no se equivocó. Jalilvand construye con cuidado y de manera sutil su relato a través de una fotografía de tonos apagados que hace juego con lo oscuro de la historia y las aristas que va desplegando.
“La decisión” es un drama sólido y bien actuado (con un protagonista más contenido y otro que no puede evitar explotar) que pone en foco la importancia que un hecho, una decisión puede tener para los diferentes hilos narrativos de la vida.
Duro, demoledor, incómodo.