José, el protagonista de esta historia, decide pasar un fin de semana en la costa junto a Andrea, su mujer, y a Fede y Rossi, sus mejores amigos de la vida, especialmente en este momento de banco de suplentes, antes de jugar lo que podría ser su último partido a causa de una grave enfermedad. El sencillo viaje a Mar de Ajó cobra entonces otra dimensión, cuando el contacto habitual se transforma en reencuentros entre viejos conocidos que, como reza la premisa, nos muestran que la amistad es todo y lo demás es cotillón.
La Despedida es una película en la que aquellos que alguna vez jugamos al futbol o vestimos una camiseta de algún club nos veremos identificados. En la que todos los valores que este deporte contiene quedan plasmados en pantalla, representados con el sentir de José, quien sabe que en la cancha uno deja de ser sólo un número más cuando se convierte en el 9 goleador que todos aclaman. Los protagonistas son simples, cotidianos, lo que sienten es lo que siente el espectador, con lo que se facilita su reconocimiento.
Uno de los principales rasgos a destacar es que el director maneja muy bien los tiempos, sabiendo en qué momento debe abrazar la comedia y cuándo recuperar el tono serio que apareja la enfermedad. Tratar la forma en que un hombre sobrelleva la noticia de que debe dejar de hacer aquello que ama, no es algo fácil de lograr, algo que en el debut como director del Chavo D'Emilio se constituye en un acierto.
La dupla de Rossi y Fede, con unas actuaciones más que correctas de Héctor Díaz y el Rifle Pandolfi, es la que goza de los fragmentos con mayor humor, en donde cada uno aporta la frase justa y necesaria en el punto indicado. También es para resaltar la muy buena interpretación de Natalia Lobo, a quien le toca hacer frente a las situaciones en las que la comicidad desaparece y resurge el problema que impulsa el desarrollo.
La Despedida es una tragicomedia de sorprendente fluidez, donde los altos y bajos son llevados con cautela y conocimiento. La sencillez de sus personajes permite conectar al espectador con distintas emociones, en tanto que el film regala un vistazo a la pasión por el fútbol amateur. Así, partiendo de una historia simple y concreta, el director redondea una muy buena película... cortita y al pie.