Cada vez que pienso en la década en la que nací, su música se me viene directo a la cabeza. Me acuerdo de bandas enormes, míticas, de temas que me transportan a la Era de los jopos, las hombreras y las botas texanas doradas. Rock of Ages toma todos esos grandes momentos musicales de esos 80s y lo lleva a una historia. De hecho lo articula tan bien que cuando llegan los momentos de los grandes contratos tenemos hasta a boy bands al mejor estilo New Kids on the Block o mis adorados Backstreet Boys.
El argumento no se pasa de brillante: tenemos un bar que es mítico para el rock que se llama Bourbon Room en el que la gente trabaja con tal de tener una chance de escuchar la música y de, en algún momento, conquistar el escenario. Una chica de pueblo llega a Los Ángeles buscando su sueño, termina trabajando en el bar gracias a un chico que se apiada de ella. No sólo resulta que él es un cantautor (impresionante voz la de Diego Boneta) sino que se enamoran.
Con todos los clichés que vienen al caso en determinado momento el bar está en jaque por políticas del Alcalde, que en realidad es la esposa la que las impulsa (es una tremenda alegría volver a escucharla cantar a Catherine Zeta Jones, mujer de las más hermosas y talentosas que hay en pantalla), el manager del bar que confía en el chico (Alec Bladwin gordo, borracho y desafinando es monumental. Disculpen pero me cae tan bien que morí de risa con él).
También contamos con Tom Cruise haciendo de Stacie Jaxx, un roquero venido a menos que busca volver a la cima. El hombre estudió con el maestro de Axl Rose para el papel y se nota. La verdad es que ha sacado dotes que no imaginé que tenía, pero a mi gusto a la voz le falta fuerza y su actuación es tan exagerada que llega a aburrir. Espectaculares Paul Giamatti como el manager chupa sangre (y tiene una gran voz) y la revelación de Malin Akerman (Watchmen) que hace un dueto con Cruise impecable.
La chica principal, Julianne Hough (la misma de Footloose y Burlesque), parece ser el nuevo nombre de todos los musicales. Honestamente, una voz tal vez demasiado country que no es mi estilo favorito, pero cumple. Enormes intervenciones de Mary J. Blidge que salva muchas versiones.
En definitiva, la película es bastante simplona. Cumple porque cuenta con esos temas y buenas versiones que tientan al espectador a ponerse a cantarlas mientras ve la película, pero no mucho más. No hay una gran puesta, el vestuario cumple y no hay interpretaciones actorales para remarcar. En algún punto me hizo acordar a Mamma Mia en cuanto a que los mismos actores parecían hacerlo para divertirse. Y por momentos eso se contagia en el espectador.