Dirigida por Trevor Nunn y escrita por Lindsay Shapero, adaptada de una novela de Jennie Rooney basada en un caso real, La espía roja tiene como protagonista a Judi Dench como una mujer que de anciana es descubierta como espía de la KGB.
Judi Dench interpreta a una señora mayor cuya apacible rutina, en su casa en los suburbios ingleses, se ve interrumpida por la llegada de la policía y de detectives. Llevada a una sala de interrogatorios, la mujer se encuentra, de repente, enfrentada a su pasado, obligada a revivirlo y, al mismo tiempo, a exponerse ante su hijo, abogado, que no conocía esta parte de su historia.
Sophie Cookson es quien termina llevando gran parte de la película, interpretando a la versión joven de Judi Dench. Una muchacha que estudia ciencias y pronto el mundo de la universidad le presenta diferentes ideas, amistades y amoríos. Casi sin quererlo, o proponérselo, se ve introducida, o arrastrada, por un hombre del cual se siente enamorada, a los secretos de la bomba atómica. Pero en el epicentro de esta historia, siempre está su corazón.
Con unos pocos minutos de Judi Dench, el film se enfoca en esa reconstrucción de la historia de su personaje desde joven, pero lo hace con un tono y una narración demasiado melosa. La historia de la Guerra Fría y el mundo de los espías pierden su oscuridad innata ante el rosa que eligen director y guionista para retratarla, prefiriendo el drama romántico al político.
La espía roja no tarda en tornarse bastante sosa, con largas e interminables escenas de amores que se prometen o que dudan o que se niegan o que la usan. Si bien siempre nos dejan bien en claro que su protagonista es una mujer inteligente y por su condición de género no siempre es tomada en serio, todo esto termina siendo relegado a un segundo plano para hacer predominar lo romántico.
A Judi Dench se la siente bastante desperdiciada, sin poder siquiera aprovechar sus pocos minutos de pantalla. Lo mismo sucede con la línea narrativa que la une con su hijo, quien de repente se encuentra con que su madre es una mujer desconocida, capaz de guardar toda una vida en secreto. Todo lo que tiene que ver con el presente, con estas escenas protagonizadas por Judi Dench, apenas tiene desarrollo. Y como toda obra basada en un caso real, la leyenda final termina de acentuar y subrayar aquello que vimos.