Surrealista, exótica y atemporal. “La espuma de los días” es una comedia francesa que flota en el aire parisino sin lograr alcanzar el clímax. Basada en la novela “L’Ecume des Jours”, de Boris Vian y dirigida por Michel Gondry, el filme se centra en la historia de amor de Chloë (la siempre dulce “Amelie”) y Colin. Al principio, el matrimonio es un sueño ideal hasta que -de una forma muy extraña- Chloë se enferma porque una flor está creciendo en sus pulmones. Si bien la novela de Vian intentaba ser futurista en 1947, cuando fue escrita, la película de Gondry evoca cierta impronta de la Paris de los 70. La película contiene elementos surrealistas que se materializan en comida que se mueve o cuando la pantalla se divide en dos mostrando lluvia y sol en el mismo lugar y momento. Si bien estas escenas hacen del filme una experiencia visual muy rica, terminan subyugando el relato y dando como resultado una película muy difícil de interpretar. Gondry siempre se caracterizó por su forma de innovar, como en “El eterno resplandor de una mente sin recuerdos” y por haber creado el efecto “bullet time” utilizado luego en Matrix, pero esta vez, más allá de los efectos artesanales para dotar de vida a los objetos, le faltó una dosis de modernidad que podría haber hecho esta película más interesante.