La mujer, conceptualmente, es fuente de vida. Símbolo de amor y entrega. El hombre suele estar más ligado a la idea de fuerza, poder y dominio. El patriarcado está aún presente en muchas culturas (y aunque cueste aceptarlo en la nuestra también), y en algunas mucho más que en otras. No es casualidad que Radu Mihaileanu haya decidido situar su película en un pueblo árabe sin identificar, film que en su depuración nos deja una historia de amor “a la mexicana” con pinceladas de cultura musulmana, denuncia social y violencia de género.