El eterno dilema de la moral
Ilan (Yossi Pollak), un distinguido profesor, es extremadamente celoso de su bella y joven esposa Naomi (Melanie Peres), más aún una vez que descubre que ésta tiene un amante. Este es el núcleo del que se nutre La Infiel, del israelí Eitan Tzur.
En función de esta breve introducción, se podría pensar que el film de Tzur tiene las características para -al menos- ser un thriller interesante. Pero lo que indica la realidad es que este drama no genera suspenso, lo que hace que la historia sea excesivamente lineal y predecible.
La falta de sorpresa y creatividad que arrastra La Infiel también se ve reflejada en lo obtuso de sus dos protagonistas, tanto Pollak como Peres crean personajes tan poco carismáticos que hacen que la narración se pierda en una laguna actoral. Pero dentro de este mismo apartado, si hay algo que hace que la película salga de su intrascendencia es el personaje de la madre de Ilan (Orna Porat), quien a partir de sus breves apariciones mantiene vivo al relato. Su personaje se maneja en oposición a los demás y al film en sí: es quién aporta el humor negro y descontractura un poco el drama, que por momentos se torna un tanto denso...