Uno de los subgéneros más perturbadores es el de los niños siniestros. ¿Quién puede imaginar hechos aberrantes de parte de un chico con cara de “yo no fui”? Desde la olvidada La Mala Semilla hasta La Huérfana, pasando por las versiones de La Profecía y de El Pueblo de los Malditos y ¿Quién Puede Matar a un Niño?, de Narciso Ibáñez Serrador, infinidad de pequeños demonios supieron copar la pantalla grande.
La Inocencia de la Araña es el aporte nacional a la causa.