El documental de Eduardo de la Serna nos adentra en la vida escolar de dos nenas en primer grado. Mientras una vive en Capital, la otra en un pueblo de San Juan. A través del seguimiento, la película va dejando en evidencia similitudes y sobre todo diferencias entre ambas vidas.
El recurso principal de la película es la del registro. El realizador observa, sigue a estas niñas en sus horas escolares, en los conflictos con sus compañeros, con las tareas, y esto, además de no apelar ni a testimonios ni leyendas (excepto una que va indicando los doce meses del año, las doce partes en las que se divide el documental), hace que la narración fluya de manera muy natural. Por suerte contó con el hecho de que los niños se dejaron ser frente a las cámaras a tal punto de sentir que éstas no están.
Mientras Gabi va a una escuela rural, Morena asiste a una privada. Gabi come y se lleva lo que queda de la merienda que la escuela le ofrece a su casa; en la escuela de Morena se pelean y hasta juegan con las galletitas. Ambas aprenden a leer, matemáticas…, pero sólo Morena tiene clases de inglés, y además va al psicólogo.
Si bien la idea principal de la película puede resultar demasiado evidente, subrayada, el film se destaca por estar narrado de manera sutil, sin artificios, como mencionaba anteriormente. El trabajo principal que tuvo De la Serna parece ser el de elegir qué mostrar de todas esas incontables horas que una nena pasa en la escuela a lo largo del año, es en la edición donde el realizador se hace visible. En general, somos testigos del mundo íntimo que rodea a estas niñas, no sólo a nivel social, sino educativo. Es muy efectivo el retrato que se pinta de la educación, aunque las cámaras las sigan dentro y fuera de la escuela, porque quizás hoy ya no recordamos cómo fue ese primer grado en la escuela. Esa importante etapa donde uno comienza de a poco ser más consciente del mundo que lo rodea pero todavía desde una perspectiva inocentemente intacta.
A la larga, La inocencia es una pequeña película que vale la pena ser visionada porque expone de manera poco obvia pero evidente el hecho de que no somos todos iguales ante la sociedad, aunque a veces las inquietudes que nos muevan sean las mismas (“¿por qué llueve?”, se preguntan ambas en medio de ese mundo que comienzan a construirse).