La llegada: aliens con moraleja
Una película centrada en la llegada de unos misteriosos visitantes de otro mundo y dirigida por el responsable de “Sicario” y “El Hombre Duplicado” se convierte en otro de los platos irresistibles de esta semana.
Las películas de extraterrestres que llegan a la Tierra con alguna intención desconocida parecen un tema por demás trillado y aburrido, pero falta solamente que un director como el canadiense Dennis Villeneuve ponga sus manos a trabajar para que se convierta en una experiencia totalmente nueva.
El director de películas tan llamativas como "Incendios", "Prisioneros", "El hombre duplicado" y "Sicario" ya se ha hecho una fama de buen narrador, que no escatima esfuerzos para cumplir con sus objetivos en el plano visual, sea sorprender, asquear, conmover o, como es el caso que nos ocupa, preocuparnos.
Lo que ocurre en La Llegada es que 12 naves llegan a la Tierra y se posan en diferentes ciudades del mundo con el objeto de entrar en contacto con los seres humanos. Los militares, preocupados, envían a sus expertos en lingüística a intentar comprender el idioma de los visitantes con el objeto de comprobar sus intenciones. Pero la paranoia es tal que el menor error podría provocar una respuesta equivocada que concluiría en un desenlace fatal para todos.
Acá es donde entra la experta Louise Banks (Amy Adams), en un rol de heroína involuntaria que al director le encanta retratar -como se ve en "Sicario"-, que con la ayuda de Ian Donnelly intentará descifrar qué es lo que quieren estos extraterrestres que parecen saber más de lo que aparentan sobre los humanos.
Lo verdaderamente genial del film es cómo Villeneuve busca extraviar al espectador en un laberinto espacio-temporal al punto de obliga a éste a "mapearse" las escenas para saber en qué momento de la historia se encuentra. Y aquel que lo logre, tendrá una sorpresa que no se espera...
Como suele ocurrir con los trabajos de este director, la película es un ejercicio neuronal constante para todos aquellos que buscan evitar quedarse impávidos frente a la pantalla y buscar un poco de esparcimiento que además represente un desafío.