Los actores, lo mejor de un melodrama
La luz es la del faro que guía a los navegantes desde una remota isla australiana donde confluyen dos océanos y el aislado escenario donde un ex soldado de la Primera Guerra Mundial busca la soledad para recuperarse de las heridas morales que le dejó la dolorosa experiencia bélica. Ningún refugio será más apropiado para el hombre que el que el azar le ofrece en el regreso a su país: el faro se ha quedado sin cuidador y Tom podrá ocupar su lugar.
Pero el azar también decide ofrecerle una inesperada y bienvenida compañía: la bella y encantadora Isabel, que le propone matrimonio y cuyo mayor sueño es llegar a ser madre. El amor no tardará en unirlos, como lo dispone el destino, y tampoco, como quiere el melodrama, que es terreno tan caro al director Derek Cianfrance, en someterlos a duras y reiteradas pruebas y a dramáticos dilemas.
La historia proviene de una novela de M. L. Stedman, quizá tan sobrecargada de giros dramáticos que parecen haber empujado al director y adaptador a imponer a su relato una excesiva contención y, fruto de ella, a despojarlo de la emoción pedida por los múltiples caminos a que conduce el complejo melodrama y que el guion intenta desarrollar, esta vez sin la misma fortuna que lo acompañó en Blue Valentine y Cruce de caminos.
Tras un primer período de felicidad más allá de las duras condiciones de vida en ese inhóspito rincón del mundo, los infortunios que la pareja ha enfrentado ya han sido varios (incluida la frustrada maternidad de la muchacha) cuando el destino vuelve a desafiarlos; la corriente ha acercado a la rocosa costa un bote en el que yace un hombre moribundo y junto a él un bebe de algunas semanas. Para Tom, no hay otro camino que notificar a las autoridades, pero ¿cómo negarse al desesperado ruego de su mujer si las circunstancias parecen ofrecerle ahora una suerte de reparación a su reiterado e inconsolable duelo? No es difícil imaginar la riesgosa decisión que toman y que tendrá con el tiempo sus dramáticas consecuencias, ya que la madre de la criatura existe y no está lejos. Tampoco cuesta imaginar que el hecho tendrá derivaciones lacrimógenas, a pesar de que Cianfrance busca moderar los excesos.
Drama sobre la maternidad y la responsabilidad, sobre los llamados lazos de sangre, sobre la lealtad y el perdón, sobre la lealtad y la traición, La luz entre los océanos tiene sus mejores valores en el sector interpretativo, en especial en los trabajos de los protagonistas: Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz. También merecen ser destacadas tanto la cuidada ambientación como el que de los escenarios sabe hacer la admirable fotografía de Adam Arkapaw.