Francisco Javier de Amorrortu, dedica sus días a defender los humedales, santuarios esenciales que están siendo devastados por la infinita ambición del hombre. Las profusas investigaciones ecosistémicas y demandas judiciales que lleva adelante son obra de sus musas, espíritus alojados en su ser que guían su actuar e inspiración. Es un singular quijote que lucha por la sobrevivencia de nuestra única casa: el planeta Tierra.