En las muertes más o menos accidentales que se presentan a lo largo del metraje, un personaje desea el castigo, el dolor y hasta la muerte del damnificado en cuestión. Es sorprendente la forma en que en la película se vinculan tales sentimientos con la enseñanza religiosa y una herencia ancestral que, según se sugiere, también se reproduce en las generaciones venideras.