La Morgue: Quien hurga en la muerte…
(…) “Paso a paso nos fuimos acostumbrando a un horror inmenso y terrible”.
El hombre en busca de sentido (1946)
Viktor Frankl.
En su momento supo jugar muy bien con un género como el found footage, que ya parecía agotado cuando nos trajo Trolljegeren (Trollhunter) en 2010, sabia y correcta fantasía que con poco presupuesto presentaba una desternillante e híbrida fantasía. Aunque desde entonces no supimos más de él, excepto por el corto que se ve en su bio de IMDB. Pues bien André Øvredal regresa con esta nueva cinta que parece mantener no solo el espíritu de su búsqueda, si no que asienta las expectativas que tenemos de su cine.
Ian B. Goldberg (Krypton – 2017 de SyFy) y Richard Naing son quienes pergeñaron esta historia, que podría tildarse de mínima pero que encierra todo un universo del género de terror fantástico. Modesta pero en ningún momento mezquina.
La cámara rota, vuelve de a poco a su posición y de tener la tierra sobre la cabeza, observamos un cielo de otoño y una casa blanca de suburbio que cobija una masacre. No todo lo que está bien por fuera lo estará por dentro. No todo será la fantasía de un desquiciado o la codicia de la oscuridad por nuevas presas. Es una corrompida amalgama de ambos. Øvredal nos presenta una historia que se divide en dos en más de un aspecto.
Porque al comienzo si tenemos un thriller de misterio para desenmascarar al asesino a través de la autopsia del cuerpo de la joven, tenemos también la historia de una familia destruida por la muerte inesperada, la fría razón se cierne sobre la metálica mesa, como la inexperiencia de la juventud que trabaja con la muerte pero no la entiende como hecho, si nó como un conjunto de fuerzas que actúan en ella. El forense en un hombre curtido y práctico, solitario y templado. Él conduce esta autopsia ayudado por su hijo, joven e intuitivo, en que todavía la impresión no ha desaparecido del todo. Hay vida en él, una que no pertenece a ese espacio laberíntico y subterráneo. Decíamos que divide en dos y lo hace, comienza con el misterio de descubrir para trocar en el golpe que es saber la verdad. Porque aquí no habrá una razonable explicación, solo el caos de una verdad que sobrepasa el entendimiento humano. Sutil, a su ritmo y cargado de alegorías, el filme se desarrolla y da al espectador un terror pausado y pensado. Como embalsamadores de Thot harán sus hechizos en esa laberíntica morgue, tendrán los avisos de en donde se están metiendo y con quién están jugando. Es cruel y para nada aleccionadora, solo cruel y hasta injusta.
Tanto el director como los guionistas se valen de un espacio pequeño para elaborar una historia cargada de tramas, han sabido condensar con un estricto desarrollo del misterio haciendo que el gore del despedazamiento del cuerpo sea solo una porción del verdadero terror a el que nos enfrenta. Inteligente y práctica, es un film chico que hace lo suyo con soltura, creando el terror a base de construcción de situaciones y desarrollo de personajes. Una excelente aventura, una verdadera casa de horrores.