Loach nos transporta a Glasgow, para que conozcamos a Robbie, un joven que está tratando de salir adelante y reestablecer su vida, después de haber tenido varios problemas con la ley. Luego de un incidente, es condenado a trabajo comunitario, mientras, se prepara para ser padre, sin embargo los fantasmas de su pasado, lo vienen a buscar de forma constante, y tratará de encontrar la forma de poder hacerse cargo de su familia y llevar adelante una vida normal.
Lo que podría ser con total facilidad un melodrama, Loach lo toma como una comedia ligera, con algunos momentos de tristeza. La belleza de su cine está en que no juzga a sus personajes, sino que los acepta como son. Ken es la clase de director admira a los personajes por sus virtudes, pero los ama por sus defectos, y en La Parte de los Angeles se percibe claramente...