Mantener los ideales
Paulina (Dolores Fonzi) es una jóven abogada que decide abandonar su carrera en tribunales, y un doctorado en derecho, para formar parte de un plan educativo en una de las zonas más marginadas de Misiones. Su padre (Oscar Martínez), un prestigioso juez, no puede comprender la decisión de su hija de abandonar una promisoria carrera para ser maestra rural. Así de simple ve él las cosas; padre e hija discuten, las razones van y vienen. La hija lo tilda de hipócrita por ser un progre incapaz de meterse en el barro, y él la considera una burguesa ilusa que no tiene idea de lo que está haciendo, y que ese no es el lugar desde donde debe ayudar.
Así, con fuertes argumentos y planteo social mediante, comienza esta historia.
Paulina deja todo y llega al aula donde cree que podrá hacer algo significativo por los demás.
Apenas un par de días después, es violada por un grupo de jovenes del lugar, algunos de ellos alumnos de su clase.
Este hecho, violento y atroz, lejos de hacerla desistir de su nueva vida, lejos de destrozar sus ideas, la encierra en una burbuja donde parece no poder reaccionar ni sentir nada. No hay en ella desesperación ni deseos de venganza, cumple con todos los pasos que dicta la ley, hace la denuncia, sabe todo lo que van a preguntarle y responde con corrección.
Su reacción, o su falta de ella, es lo que incomoda al espectador, cuesta entender qué le pasa, y finalmente se comprende que su ideología está por encima de sus sentimientos. Ella cree que sus atacantes están en inferioridad de condiciones ante la ley; la falta de justicia y la desigualdad social parecen ser más fuertes en su cabeza que su propio dolor o humillación, quiere para ellos un trato justo, y no quiere privilegios por ser hija de un juez.
Es dificil sentir empatía con la protagonista, comprenderla, podemos entrar al cine sintiéndonos las personas más progres del mundo, e inevitablemente en algún momento de esta película nos vamos a encontrar teniendo algún pensamiento realmente reaccionario.
Esta historia despojada, cruel, con una estética cercana al documental, nos muestra la desigualdad en imágenes, mientras los personajes con sus intelectualizados diálogos nos pasean de un extremo al otro, de lo politicamente correcto a lo realista, del idealismo a "las cosas son así".
Oscar Martínez conmueve con una interpretación excelente de un juez ético y moralmente sólido, pero que no dudaría en utilizar los recursos a su alcance para que su hija tenga justicia; siente dolor por lo que le ha pasado y desesperación por la forma en que ella reacciona ante los hechos. Dolorez Fonzi no termina de lograr solidez en su personaje, y por momentos cuesta creer lo que dice en sus largos diálogos.
"La Patota" es una película que por sobre todas las cosas incomoda e interpela al espectador, le obliga a plantearse hasta qué punto se pueden mantener las convicciones, ¿Seríamos capaces de mantener nuestras ideas en una situación tan violenta como la que enfrenta la protagonista? O por el contrario ¿sus ideas son tan extremas que no la dejan ver la realidad?