La joven Paulina con una promisoria carrera en el Poder Judicial, decide abandonar la comodidad de su rutina para establecerse en Misiones como maestra rural. Su padre, de profesión juez está en contra de su decisión, pero poco puede hacer para persuadirla, ella está convencida que la lucha por cambiar la vida de las personas se hace desde abajo y no detrás de un escritorio. Busca dar el ejemplo a sus pares, pero no será algo fácil. El desagrado y la indiferencia inicial de su grupo de alumnos dará paso a un violento suceso contra su integridad corporal producto de resentimientos y confusiones.
Tras una intensa secuencia inicial donde se plantean en un rico debate intelectual las posiciones ideológicas de Paulina y su padre, somos testigos de una historia que parece ser conocida por todos, la de la maestra con buenas intenciones en una escuela de alumnos marginados y desafiantes, ya vimos Mentes Peligrosas, y encima Dolores Fonzi tiene un aire a Michelle Pfeiffer, pero la película no va por ahí. Luego viene el horror, el ataque sexual de La Patota y podemos pensar que la trama va a tomar el camino de la venganza, pero nuevamente estamos mal orientados. Ahí radica el gran acierto de la película de Santiago Mitre (el mismo de El Estudiante), alejándose de los tópicos habituales para enfocarse en el martirio íntimo y personal que carga la víctima, en un primer momento desde el manoseo administrativo de los investigadores, que con cada pregunta parecen juzgarla y hacerla responsable del hecho, y luego, aun más inquietante, desde el tipo de reacción de Paulina contra sus victimarios.
El cine de Mitre es provocador e incita al debate tocando temas sensibles de nuestra sociedad. El guion está diseñado deliberadamente para generar controversias, algunas situaciones son capturadas desde distintos puntos de vista, en un recurso que se asemeja al de Gus Van Sant en Elephant, para darnos diversos elementos para juzgar las acciones posteriores de cada personaje. Bajo ese dispositivo La Patota se convierte en uno de esos viejos libros de “Elige tu Aventura”, pero aquí, cada acción y reacción de los protagonistas, puede disparar distintas sensaciones en cada uno de los espectadores, algunos podrán sentir compasión, otros indignación, algunos mucha bronca y hasta quizás comprensión.
Una película incomoda y desafiante para los que busquen un cine listo para digerir. La Patota, que es una revisión de una historia que tiene más de 50 años, en la Argentina de hoy, y bajo la pluma de Mitre-Llinas, vuelve más vigente y obligatoria que nunca.