Reflexión de las desigualdades
En el marco del Green Film Fest que se lleva a cabo esta semana en Cinemark Palermo, La sal de la tierra (The Salt Of The Earth) de Juliano Ribeiro Salgado y Wim Wenders viene a dar un cachetazo limpio a todos los espectadores que caen desprevenidos y creen que es un documental más. Pero claro que no lo es.
El recorrido por la obra del fotógrafo es vertiginoso, duele e involucra al público en ese dolor. La miseria humana es enorme, pero no por pobreza, sino por los hombres que realizan actos que limitan la vida de otros, llevándolos a extremos de los que no se pueden escapar. Y ahí es cuando aparece la cachetada, por más que parezca hipócrita decirlo. Es difícil no sentir algo en el pecho al ver la más cruda de las realidades. Hambrunas, desnutrición, enfermedades, muerte y mucha tristeza es lo que prevalece en esas imágenes.
Salgado estuvo ahí y por años creyó que la humanidad estaba perdida y que no había escapatoria. Años después volvió a creer, pero no se olvidó de lo que vio y hasta hoy se sigue conmoviendo.
La parte técnica del documental es impecable, la dirección de fotografía por momentos parece un trabajo más de Salgado. La pantalla cine acentúa las tomas del fotógrafo, ya que se pueden apreciar una gran cantidad de detalles que de otra forma no se podría.
La sal de la tierra es un llamado a la profunda reflexión y no debería pasar desapercibida.