Nicolás Silbert y Leandro Mark debutaron en el cine con Caídos del mapa. Este 2016 los vuelve a juntar para La última fiesta, un formato de comedia que no se suele filmar en Argentina con el trió protagonico de Alan Sabbagh, Benjamin Amadeo y Nico Vazquez.
La última fiesta nos presenta a tres amigos de toda la vida: Dante (Alan Sabbagh), un frustrado empleado de seguridad en un museo,Alan (Nico Vazquez) un mujeriego vendedor de bienes raíces, despreocupado de la vida y con ganas de siempre dar las mejores fiestas, y por ultimo Pedro (Benjamín Amadeo) con algunos problemas cognitivos, leal y siempre junto a sus dos amigos. Dante esta en medio de una separación y Alan usa eso de excusa para armar un gran fiesta en donde, como es de esperarse, las cosas se van de control y a la mañana siguiente deberán afrontar las consecuencias de esa noche.
A raíz de que esa noche desaparece un cuadro valioso de la mansión donde hicieron la fiesta, los tres amigos empiezan a buscar a los invitados para reunir pistas de donde y quien se lo llevo.
Lo que Alan mas recuerda y da puntapié a la búsqueda es una mujer (Eva de Dominicci). Como ella irán aparecieron los personajes mas inesperados y sorprendentes interpretados por Luciano Rosso, Julian Kartun, Presta y muchos mas.
La última fiesta se podría decir que es una película de postas, a medida que avanzan tienen que ir resolviendo nuevos problemas que se le presentan hasta finalmente , si tienen suerte, encontrar el cuadro y salvar sus vidas.
Existen muchos factores para rescatar de la película, como su fotografía, su montaje, el guion. Pero hay dos cosas fundamentales para que funcione La última fiesta. Ningún personaje esta por que si, todos tienen su sentido, su momento y su trabajo. Acá son importantes los protagonistas, pero los secundarios lo son por igual y eso se debe a un guion bien pensado. Lo otro mas rescatable es que La última fiesta se la juega y sale bien parada en su apuesta. Digo que se la juega, por que no va a medias, apuesta por un tipo de humor que no solemos tener en nuestro cine nacional, y si bien podría haber resultado bizarra y chabacana, nada de eso pasa.
Se la puede comparar con películas norteamericanas como Proyecto X o The Hangover, pero la realidad es que lo único que comparten es que en las tres películas hay fiestas, destrozos, personajes inesperados y situaciones para resolver, pero La última fiesta es nuestra, es nacional y es para nosotros.