Catherine Deneuve es la protagonista, junto a Chiara Mastroianni, de esta película dirigida por Julie Bertuccelli sobre dos mujeres y un duelo que cada una enfrenta como puede.
En este drama dirigido por Julie Bertuccelli, Deneuve interpreta a una mujer que vive sola en un caserón rodeada de incontable cantidad de objetos antiguos que ha coleccionado a lo largo de su vida. Tras un sueño, que considera premonitorio, decide hacer una venta de garaje para desprenderse de todo lo que tiene, “de todo”, enfatiza. Lo que le importa es desprenderse de todo eso, y llama la atención en el pueblo por lo ridículamente barato que vende esos objetos viejos y llenos de un valor, tanto afectivo como material.
Claire Darling es una mujer que se ha alejado de todos en los últimos años, que ha estado mucho tiempo sola en una casa enorme y hoy tiene visiones que la atormentan y a veces le hacen dudar sobre las cosas que realmente suceden a su alrededor y cuáles sólo imagina. Un poco de eso le pasa cuando llega su hija (interpretada por Chiara Mastroianni), con quien no supo entenderse, que la mira y la toca para comprobar que de verdad está frente a ella.
Pero la trama lo que intenta hacer también es reconstruir la historia de estas dos mujeres a través de flashbacks que dejan en evidencia el duelo que siempre están transitando. Los fantasmas del pasado que las acechan, especialmente en esa casa tan grande. Cada objeto va trayendo recuerdos que se materializan.
Alice Taglioni interpreta a la versión más joven de Claire y en su apariencia y modo de actuar rememora bastante a Umbra Colombo en la película argentina Julia y el zorro. Aquel personaje también transitaba un duelo y tampoco lograba conectarse, en medio de esa tristeza y desolación, con su hija.
Aunque la historia principal sea chiquita, el encanto de La última locura de Claire Darling, basada en la novela de Lynda Rutledge, radica en las imágenes creadas, ya sea de espacios cerrados y los objetos, como de los exteriores inmensos que pueden agobiar, y en la interpretación de Deneuve que nunca permite convertirse en la típica señora mayor y consigue impregnar de humor una historia que podría haber sido densa y solemne.