La magia del cine
20:00 hs. Primer piso del cine Gaumont (Argentina). Luego de un cóctel interminable, la Sala 1 se abre y nos invitan a pasar. 20:20 hs., la película se retrasó 20 minutos debido a los agradecimientos que recitaban la presidenta del INCAA (Liliana Mazure), el director del Festival de Cannes (Thierry Frémaux) y el director, las actrices y el productor de “La vie d'Adèle”. Finalmente, luego de esta formalidad, la pantalla baja, se prende el proyector y arranca esta obra maestra, una travesía de tres horas dirigida por Abdellatif Kechiche, un director que ya había triunfado en el Festival de Venecia con tres de sus cinco largometrajes, y que en esta oportunidad, con su quinto film, se lleva el máximo reconocimiento del Festival de Cannes, la Palma de Oro.
Su argumento nos habla de una chica (“Adèle”, interpretada por Adèle Exarchopoulos), de familia conservadora, que cursa la secundaria y que tiene conflictos propios de esa edad: problemas con sus amigos, su relación con el sexo opuesto, entre otros. Aunque, la película se centra en el despertar, y futuro desarrollo, de un sentimiento desconocido para nuestra protagonista: la atracción hacia personas de su mismo sexo. En este punto, entra nuestra segunda protagonista (“Emma”, personificada por Léa Seydoux) de quien Adele se enamora a primera vista y, luego de realizarse el encuentro en un bar gay, no se separan más. En este sentido, la película se divide en dos partes: primero, el desarrollo de esta novedad en la vida de Adele (adolescente) y como influye en sus relaciones con el prójimo y, segundo, la vida de Adele con Emma bajo un mismo techo ya siendo adultas. Es un gran logro el ritmo de esta película, ya que siendo muy extensa y al tener tanto para contar, el film no cae nunca, ingresamos desde el primer minuto al universo de esta película y no queremos salir hasta ver como va a terminar la vida de Adele después de todo lo que le pasó. Esto está sostenido, no solo por un guión sólido, ni por un montaje y una elección de planos muy adecuados a la narración (cabe destacar mayoritariamente el uso de los primeros planos, que permite una mayor identificación con los personajes y, principalmente, poder compartir sus problemas) si no, por las brillantes actuaciones de nuestras dos protagonistas, que les valieron también un reconocimiento en el festival de Cannes.
La dirección es sublime, en relación a los planos, hay cortos en duración que contribuyen al ritmo frenético que tiene la película, y otros más largos que son portadores de la carga del deseo reprimido que radica dentro de Adele. Y en relación a la dirección de actores, Kechiche pudo lograr que los intérpretes representaran magistralmente estos personajes tan ambiguos como interesantes.
Es que esta película es perfecta, no creo que haya alguna que la supere en lo que va del 2013. Cabe destacar las extraordinarias escenas de sexo que tiene, caracterizadas por ser largas, explícitas y que van en contra del tabú que la sociedad tiene hacia la homosexualidad. Estas escenas tienen que ser así en esta película, porque son justamente la liberación para Adele. A quien no le guste estas partes, lo invito a cerrar los ojos y no salir de la sala.