Nada Solo, Como un Avión Estrellado, Excursiones. Tres películas que convirtieron a Ezequiel Acuña en el vocero cinematográfico de una generación. Se lo cataloga dentro del denominado Nuevo Cine Argentino, surgido a fines de los 90 y principios de 2000, pero encontró una voz propia que se aleja bastante de los enfoques puramente contemplativos y experimentales de sus colegas. Sus verdaderas preocupaciones pasan por capturar la esencia de los adolescentes o de los muchachos de treinta y pico que, de alguna manera, siguen conectados con la adolescencia. Personajes de carácter bohemio, melancólicos, que parecen no encajar en el mundo (por lo menos, no con los adultos), a punto de quedar en una encrucijada de sus vidas.
En la misma línea que sus anteriores trabajos (principalmente Nadar Solo, con el que existen varios puntos en común), La Vida de Alguien tiene como protagonista a Guille (Santiago Pedrero, uno de los actores fetiche del director), un músico que reúne a su vieja banda para sacar su primer disco, que habían grabado hace años pero que por diferentes motivos quedó en una nebulosa. La idea es salir a tocar nuevamente, retomar aquello que los hacía tan felices cuando iban a la secundaria. Debido a algunas bajas, se suman nuevos integrantes, como Luciana (Ailín Salas), una joven y fresca estudiante de música, de la que Santiago terminará enamorándose. En ese contexto de giras, notas y amor surgirán asperezas del pasado que podrían complicarlo todo.
Aunque esta vez no tiene al lado a su coequiper Alberto Rojas Apel, ni como guionista ni como actor, Acuña presenta un microcosmos basado en los jóvenes adultos, el recupero de viejas pasiones, el rock, la amistad (y a veces, la ausencia de alguna amistad), el amor, Mar del Plata; siempre con un estilo personal, sin estridencias, pero muy vívido, muy humano. A diferencia de sus opus anteriores, ahora el director incluye algunos momentos oníricos y hasta saltos temporales que le dan un tono especial a la historia.
Además, el film permite adentrarnos en una banda independiente, con sus pequeños triunfos personales y sus partes incómodas, que no oscuras. Y sin apartarnos del aspecto musical, tan importante en la obra de Acuña, aquí corre por cuenta de la banda uruguaya La Foca, cuya historia también sirvió de inspiración para la película. De hecho, uno de los títulos tentativos supo ser Una Foca. La Vida de Alguien es Ezequiel Acuña en estado puro, su film más cinematográfico y un nuevo punto de referencia para los jóvenes de todas las edades.