Dirigida nuevamente por Chris Renaud, “La vida secreta de tus mascotas 2” encuentra a su protagonista Max (ya sin la voz de Louis C.K., por supuesto, siendo reemplazado por Patton Oswalt) varios años después de donde terminó la primera. Ahora no son sólo él y Duke viviendo con su dueña, sino que ella se enamoró y tuvieron un hijo.
Por lo que Max, que supuestamente odiaba a los niños, vive cuidando de que no le pase nada, como si toda aquella aventura en la ciudad de Nueva York que sucedió en la primera película lo hubiese llenado de miedo. Como está nervioso y se rasca compulsivamente, le colocan una lámpara en la cabeza para que no pueda hacerlo más.
Sin embargo, la verdadera aventura para él sucederá en la granja, a donde la familia se escapa unos días. Allí se encuentra con un estilo de vida alejado al de mascota de ciudad y además conoce al enigmático Rooster (en inglés la voz de Harrison Ford le aporta muchísimo).
Este personaje al que primero envidiará luego se convertirá en una especie de maestro. Por otro lado, en la ciudad las cosas no estarán tranquilas.
El conejito que en la primera entrega se mostraba de apariencia adorable pero escondía una personalidad desquiciada que se magnificaba con sus ganas de vengarse y hacer el mal ahora quedó convertido en una dócil mascota con ansias de convertirse en superhéroe.
Por eso cuando le proponen salvar a un tigre albino preso de un malvado dueño de un circo, acepta encaminarse en la difícil misión. Porque sí, porque lo sugiere un personaje que antes ni había aparecido. Y por un tercer lado, Snowball, la eterna enamorada de Max, queda a cargo de su juguete más preciado mientras él se va de viaje, una pelota con apariencia de abeja, que pronto pierde y termina en las garras de decenas de gatos.
Para recuperarlo aprenderá a ser uno de ellos y mimetizarse. “La vida secreta de tus mascotas 2” sigue estas tres líneas paralelas que se juntarán de manera forzada en el final.
Una secuela que además de innecesaria no tiene nada más para proponer.
Si bien la primera entrega resultaba simpática con su premisa de qué hacen las mascotas cuando se quedan solas, acá ésta ya se encuentra agotada. Quizás por separado estás tres historias podrían haber funcionado, pero en conjunto no se termina de entender qué pretenden contar.
En el afán de ser ambicioso y apostar a tres líneas narrativos se termina perdiendo el eje. Por ejemplo, si bien se supone que Max es el protagonista, poco y nada hace él para que la historia avance.
Aunque la primera entrega tampoco tenía mucho que ofrecer más que un retrato simpático de cómo son las mascotas (y sobre cómo podrían comportarse cuando las dejamos solas), “La vida secreta de tus mascotas 2” ya pierde parte de esa gracia, con chistes que se repiten o se refuerzan. Hay algún que otro momento divertido que hará reír o sonreír especialmente a quienes tengan o hayan tenido mascotas, pero poco más.