El director Neil Jordan dirige y escribe junto a Ray Wright un thriller sin mucha inspiración. “La viuda” parece ser una de esas películas ochentosas con personajes que se obsesionan hasta llegar a los límites más impensados. Por suerte cuenta con el protagónico de Isabelle Huppert como la villana y la actriz francesa hace todo lo que puede y juega con el personaje que le dieron.
“La viuda” comienza con el personaje de Frances (interpretada por Chloe Moretz), una joven que ha perdido a su madre y ahora intenta llevar adelante su vida en Nueva York junto a su mejor (y única) amiga (Maika Monroe, la actriz que nos cautivó desde la inédita aquí “The Guest” y “Te sigue” y a quien quisiéramos ver más).
En una de esas mañanas como todas se encuentra un bolso olvidado en el subte en el que viaja de regreso a casa. Decide tomarlo para luego devolverlo y así llega a la casa de una solitaria viuda que en agradecimiento la invita una taza de café.
Frances comienza a sentirse cómoda y conmovida por esta mujer y pronto entabla una amistad que su amiga y compañera de piso siente extraña desde el primer momento. Y no está equivocada, porque cuando descubre que conocerse no fue tan casual como ella imaginaba las cosas se van tornando cada vez más raras y peligrosas.
No es difícil imaginar hacia dónde va a ir yendo la historia pero Jordan no consigue ser muy sutil y muchas secuencias se van tornando cada vez más inverosímiles e imposibles y, por lo tanto, ridículas.
Mientras Moretz todavía no consigue desplegar diferentes facetas interpretativas, Huppert decide entregarse al juego como si no le importara el resultado. La experimentada actriz termina siendo lo más cautivante de un film que, más allá de su añejada premisa, podría haber entregado un thriller decente. Un punto en contra que tiene su venta, es que si uno vio el trailer ya sabe todo lo que pasa.
Aunque tampoco es difícil ir deduciéndolo a medida que la narración se va sucediendo. “La viuda” toma elementos del terror psicológico pero no consigue transmitir esa sensación. Al contrario, hay momentos de una comedia involuntaria que hacen que nunca se la pueda tomar en serio.
Así, un director que desde “En compañía de lobos” y después de “El juego de las lágrimas” y “Entrevista con un vampiro” se terminó erigiendo como un nombre que prometía y no pudo llevar a cabo lo que se podría haber esperado de él, más allá de que hace unos años volvió al cine de vampiros con una película atractiva que pasó desapercibida y acá ni siquiera llegó a estrenarse, “Byzantium”.
Un film previsible sobre la soledad y el acoso que, además de no contar con un guion bien trabajado que se pierde entre situaciones forzadas e inverosímiles tampoco se la termina de jugar, que podría haber sido más sórdido y oscuro.
El resultado deriva en una especie de telefilm que al menos no aburre, aunque sea por las razones equivocadas.