Apasionante relato de la vida adolescente
Recientemente, Greta Gerwig ha sido una de las actrices más destacadas en lo que al género de comedia se refiere. Surgida como figura fetiche de Noah Baumbach gracias a películas como Greenberg, Frances Ha y Mistress America (en las dos últimas también fue co-guionista), su evolución fue tal que llegó a actuar en films como A Roma con Amor de Woody Allen y Damsels in Distress de Whit Stillman. Ya consagrada en el universo indie y tras una única labor como realizadora junto a Joe Swanberg en Nights and Weekends, ahora dirige y escribe su primera obra en solitario: Lady Bird.
En esta ocasión que la tiene solamente detrás de cámara y en la batuta del proceso creativo, Gerwig logra concebir un coming of age memorable. Sostenida por unas actuaciones muy logradas, así como por un guión dinámico y encantador, Lady Bird presenta el universo adolescente, los diversos conflictos por los que suelen transitar los jóvenes a cierta edad, de un modo crudo, realista y noble. Quitando los golpes bajos y algunos estereotipos frecuentes en esta clase de relato, encontramos aquí una emotividad indudablemente genuina.
Asimismo, el film explora temáticas como el despertar y la diversidad sexual, la religión, la amistad, la relación madre/hija y la incertidumbre sobre qué hacer en el futuro, y lo hace con una simpleza pocas veces vista. En lugar de remarcar los excesos característicos de la vida adolescente, narra una historia chiquita, como la ciudad que le sirve de escenario. Si Lady Bird se propone reflejar una realidad, dicho reflejo evidencia, en muchos momentos, su libertad y su delicadeza.
Imposible no mencionar, además, el gran trabajo del elenco. La protagonista Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Timothée Chalamet, Lucas Hedges y Tracy Letts, entre otros, se comprometen con la realidad de los personajes que interpretan, motivo por el cual tales criaturas nos resultan entrañables.
Lady Bird es un film que posee como mayores virtudes su nobleza y su simplicidad. Si bien toca temas complejos, dicho abordaje se resuelve con una sencillez asombrosa. Por otro lado, en un contexto donde la cotidianeidad de las dificultades adolescentes convive con dilemas existenciales en torno al futuro y la adultez, la banda sonora (Alanis Morissette, John Cale y Love) cumple un rol funcional a las acciones dramáticas. Así, el film redondea una historia apasionante y atractiva que quedará en el recuerdo como una de las grandes obras de la comedia indie de este siglo, y que deja a Gerwig en lo más alto de su -hasta ahora- joven carrera.