Atractivas. Sensuales. Letales. Tres palabras que describen a las cuatro “amigas” de esta historia. Entes que viven en el recoveco de una ciudad, alimentándose de personas —sin importar si son adultos o niños—, pero padeciendo la abulia que sólo deben experimentar los condenados a vivir por siempre.
En 35 minutos, Paulo Pécora rescata la esencia de las mejores historias de vampiros, empezando por la elegancia y el salvajismo, y al mismo tiempo, le escapa a varioslugares comunes: ellas no lucen colmillos ni ojos diabólicos sino que parecen mujeres comunes, y tampoco hay estacas ni intentos de Van Helsing. Aquí el fuerte está puesto en los climas y en la presencia de estas enigmáticas y feroces mujeres, entre las que aparece Mónica Lairana, pareja y musa del director...