Encrucijada de la filiación
Las Ineses nos presenta a Carmen (Brenda Gandini) y Rosa (Valentina Bassi), dos vecinas y grandes amigas. Ambas están a punto de dar a luz justo el día que Ramón García (esposo de Rosa) está de viaje, por lo que Pedro García (Luciano Cáceres), marido de Carmen, las lleva a ambas al hospital, donde al parecer muchas otras mujeres del pueblo también están en trabajo de parto.
Con el hospital colmado, ambos bebés nacen -recordemos que la historia se sitúa a mediados de los ochenta, cuando aún no era tan frecuente saber el sexo de los bebés durante el embarazo-, pero en vez de generar alegría, traen incertidumbre a ambas familias.
¿El motivo? Tanto Carmen como Pedro son rubios, y tienen hijas rubias, pero reciben una beba de piel y cabello oscuro. Mientras que Rosa y Ramón, conocen a su hija, una pequeña algo pálida, con cabellos color oro, que para nada se parece a ellos. Todos, en especial los padres y una de las abuelas (María Leal) rapidamente notan el error: al tener todos el mismo apellido, en la sala de partos se ha producido una confusión, y las bebas han sido cambiadas. Las madres, en cambio, dudan bastante, y los médicos aseguran que no hay error, pero les sugieren ir a casa, y esperar algunos meses, para ver el crecimiento físico de las niñas. Ante este panorama, resuelven llamar a ambas pequeñas Inés (recordemos que se apellidan García, aunque no tienen parentezco), por si acaso en un tiempo, deben intercambiarlas.
De esta forma, Las Ineses plantea, en tono de comedia de enredos, un tema delicado y sensible como es la filiación, y la necesidad de identidad. Con un elenco simpático, en el que se destacan María Leal y todos los niños actores: la película de José Pablo Meza, brinda un relato simpático y divertido, a la vez que invita a la reflexión.