En medio de su entrenamiento secreto con la orden de “Las Hermanas de la Caperuza”, Roja es contactada por el detective Nicky Flippers para una nueva y urgente misión asignada a la Agencia Felices Por Siempre.
En una casa hecha de golosinas, una malvada bruja tiene secuestrados a dos niños, Hansel y Gretel. El escuadrón de rescate incluirá a la Abuela Ninja y al lobo, sin embargo, la verdad detrás del rapto no será tan sencilla de develar.
Esta secuela innecesaria no tiene absolutamente nada que ver con el filme original, aquel dónde se contaba la historia de Caperucita en clave policial. Aquí hay un claro intento por parodiar los cuentos infantiles alla Shrek con algunos condimentos de las regulares comedias de espías animales “Como perros y gatos”. Toda la estética está más cercana al videojuego de consola que al nivel que el cine de animación actual nos tiene acostumbrados. Incluso la historia es demasiado básica: toda la trama pasa por descubrir el ingrediente secreto de la trufa noruega selva negra divina, una receta trascendente custodiada por “La hermandad de las reposteras kung fu”.