La cocina del poder La ópera prima de la galardonada guionista Andrea Berloff como realizadora, The Kitchen (2019), aquí titulada Las Reinas del Crimen, es un film sobre un grupo de esposas de criminales irlandeses de Nueva York a fines de la década del setenta que deciden tomar el control de la organización cuando sus maridos son sentenciados a tres años tras las rejas por un asalto a una licorería y agresión a agentes federales. Cuando sus esposos son encarcelados el nuevo líder de la mafia irlandesa de Nueva York les promete una ayuda para subsistir, pero el escaso apoyo económico no alcanza para la manutención básica, por lo que las tres mujeres comienzan a indagar en los vericuetos del negocio. Así se enteran de que muchos comerciantes han dejado de pagar por la protección debido a que el servicio mafioso no cumple con su cometido, por lo que toman cartas en el asunto. La organización paralela liderada por Kathy (Melissa McCarthy), en conjunto con Claire (Elisabeth Moss) y Ruby (Tiffany Haddish), desplaza a la formal rápidamente alejando a vagabundos y delincuentes de las calles del barrio y las mujeres maltratadas por sus esposos se convierten en las nuevas jefas de la mafia irlandesa. Pero el poder viene acompañado de problemas y las mujeres deberán enfrentar el ego de los hombres desplazados y negociar con la mafia italiana para sobrevivir en un mundo dominado por la idiotez masculina. Las protagonistas y sus maridos representan aquí tres tipos de relación de pareja y reacción en las que la violencia se manifiesta con distintos grados no muy sutiles. La historia transcurre siempre alrededor de esta cuestión contraponiendo estas relaciones con otras posibles y con la necesidad de las mujeres de tomar conciencia de esta situación para cambiar las cosas e independizarse. En este sentido, la historia sobresale más por la necesidad de poner en discusión ciertas cuestiones respecto del maltrato masculino hacia la mujer a través del discurso feminista que por el relato mafioso mismo, el cual por momentos resulta demasiado forzado, queda relegado a un segundo plano contextual y recurre a argumentos y personajes ad hoc que no siempre funcionan en la estructura narrativa. Las excelentes actuaciones de todo el elenco dan vida a los personajes del cómic de Ollie Masters y Ming Doyle, sosteniendo la propuesta con actitud y carisma. Más realista y menos descarnada que la historieta, la película construye muy bien a los personajes principales pero descuida demasiado al resto e intenta en algunas escenas emular el estilo del cómic pero solo abandona el realismo tímidamente. La mayoría de los personajes son construidos como estereotipos demasiado encasillados y ceñidos a su papel, creados para explicar los distintos tipos de violencia ejercidos sobre las mujeres y sus respuestas, lo que atenta bastante contra el desarrollo de un relato creíble. Las Reinas del Crimen es así un film con claroscuros que tanto para bien como para mal no concuerda con el cómic, quedando por momentos a mitad de camino y hasta varado, como por ejemplo en el elemento nostálgico de fines de los setenta, que no es completamente explotado pero que está bien trabajado con algunos guiños de época. Más allá de esta cuestión las actuaciones representan un punto muy alto y el tono de comedia negra funciona bastante bien en una propuesta sólida ideológicamente que se muestra más interesada en dejar bien claro su mensaje político feminista que en la coherencia de una historia que, en última instancia, se toma sus licencias. Aunque no en todo su esplendor, la Nueva York doblegada por la desocupación y el crimen de fines de los años setenta exhibe algo de su encanto en este film en el que Andrea Berloff argumenta bien sus discursos pero no siempre su relato, dejando varios cabos sueltos que le restan a un film que, a pesar de todo, sabe lo que quiere y no teme tomarlo.
Socias para el hampa DC Comics no sólo vive de relatos de superhéroes, la adaptación del clásico The Kitchen editado en 2015 por el sello Vertigo (filial de comics para adultos de DC), Las reinas del crimen (The Kitchen, 2019), aprovecha su espíritu feminista para generar una historia anclada en el género policial que nunca pierde ritmo y posiciona a sus protagonistas como las nuevas reinas del policial. Cuando Kathy, Ruby y Claire (Melissa McCarthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss, respectivamente) ven su economía perjudicada tras el encarcelamiento de sus maridos, los líderes de una banda de irlandeses, que controlaban la Ciudad de Brooklyn y en particular ese lugar llamado “la cocina del infierno” (al que alude el título original), encuentran una oportunidad para reflotar el negocio y hacerse respetar ante los hombres que dominaban la situación. La dirección y guion de Andrea Berloff explora ese submundo de armas, robos, pagos por protección y violencia, prefiriéndose detener en la descripción minuciosa de las protagonistas y sus situaciones personales, para enmarcar así, en el gran relato, el posicionamiento femenino de las protagonista como las nuevas líderes de la mafia, una posibilidad de entretenimiento que trasciende su formato. Berloff aggiorna las películas del hampa, le pone ropa glamorosa, una banda de sonido trepidante, acorde a los años en los que transcurren los sucesos, y además reconstruye el final de los años ’70, donde la música disco, los pantalones con pata de elefante y las drogas, marcaban el ritmo de los días. Esteta, la directora juega con la cámara, dotando de aire cada una de las escenas, con travellings, paneos, tomas aéreas y la increíble habilidad para superar los límites del género con un respeto por sus personajes pocas veces visto con anterioridad. Hace un tiempo Viudas (Widows, 2018), de Steve McQueen (Shame, Sin Reservas, 12 años de esclavitud), con Viola Davis y Michelle Rodriguez, entre otros, adaptaba la miniserie británica del mismo nombre, buscando un lugar en el nuevo paradigma cinematográfico que posiciona a la mujer como centro de la acción y la progresión dramática, sin subestimar a sus personajes, y con la seguridad de revelar en los guiones temáticas que fomentaran la participación de género pero no como un mero reemplazo. En Viudas se privilegiaba la asunción de las mujeres como posibilidad de sustitución, pero se perdía la chance de trabajar temas asociados al universo femenino para privilegiar la posibilidad de tener un cast encabezado por mujeres. Aquí, ya en la presentación, y por contraste de situaciones entre las protagonistas con sus respectivos esposos, podemos sumergirnos en el dolor de un hogar marcado por la violencia de género, otro por el menosprecio hacia la mujer y la predeterminación de mandatos sobre sus cuerpos, y el último, en el que lo que aparentemente es una idílica relación, termina por esconder miserias bajo la alfombra. Sin estereotipos, Berloff avanza en el arco dramático de los personajes brindándoles pasión a esos cuerpos expectantes de la liberación de los maridos, para luego reinventarlos como sujetos de deseo, de ambición, más allá de lo que dictaban las revistas femeninas de la época y otras cuestiones implícitas. Las reinas del crimen llega para demostrar que en el respeto por el relato, por los personajes, por el género y en la habilidad para ensamblar un cast potente y acorde a la situación, el cine vive en cada escena, y no por presentarse como entretenimiento deja de esconder en sus premisas un fuerte alegato feminista sobre la liberación de mandatos, tareas,acciones, que sólo pueden ser reconocidas por algunos como potestad de los hombres. Elisabeth Moss, Melissa McCarthy y Tiffany Haddish se sacan chispas jugando a las mafiosas y arrasando con todos y todas.
Melissa Mc Carthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss son tres estupendas actrices que hicieron lo mejor que pudieron con un guión escrito y dirigido por Andrea Berloff que no se decide por un thriller criminal o la ratificación de la fuerza femenina. “Las Reinas del Crimen” (“The Kitchen”) relata como en 1978 varios miembros de la mafia irlandesa fueron capturados por FBI durante un robo a un local y sentenciados a prisión durante tres años dejando solas a sus mujeres, Kathy (McCarthy) con dos niños, Ruby O´Carroll (Haddish) quien sabe que su marido la engaña y Claire Walsh (Moss) víctima permanente de los golpes de su marido, aún estando embarazada. Cuando ésto sucede, parte del grupo de los hombres que queda a cargo les brinda cierta ayuda económica, pero ésto no es suficiente, por lo que, insatisfechas, deciden tomar cartas en el asunto, sobre todo empezando por una parte descuidada del negocio, (cobran a los negocios por seguridad). Lo hacen en contra del resto de los mafiosos que quedaron en lugar de los apresados y sin el aval de la suegra de Ruby, la gran Margo Martindale. Comienzan a tener cierto éxito, cada vez entra más dinero y ésto les genera confianza, poder y un cambio de actitud en las tres. No lo hacen solas, reciben ayuda de los primos de Kathy y de Gabriel (Domhnall Gleason), un viejo amor de Claire, que reaparece. Así se convierten en las nuevas Jefas de la Mafia. Esto tendrá un precio que deberán pagar, y no les será fácil... Basada en la serie de cómics Vértigo de DC Entertainment, la acción se desarrolla en Hell´s Kitchen, New York y tiene acción, crímenes al por mayor y buenas actuaciones de las tres actrices, aunque debo reconocer que Moss es la que sale mejor parada. https://www.youtube.com/watch?v=FZanwWvJx6s ---> TITULO ORIGINAL: The Kitchen ACTORES: Melissa McCarthy, Elisabeth Moss, Tiffany Haddish. Domhnall Gleeson, James Badge Dale, Alicia Coppola, Margo Martindale. GENERO: Policial , Drama , Acción . DIRECCION: Andrea Berloff. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: No informada CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas FECHA DE ESTRENO: 08 de Agosto de 2019 FORMATOS: 2D.
De no ser porque Las reinas del crimen se basa en un comic (The Kitchen, que juega con el término La Cocina, pero también con Hell’s Kitchen, el barrio de Nueva York), se podría caer en el error de que la película está pensada para estos momentos candentes de empoderamiento femenino. Tampoco es que el comic sea tan añejo. Se publicó en noviembre de 2015, y tiene a tres esposas o parejas de pequeños criminales de origen irlandés al frente de la historia, cuando éstos caen apresados, tras un golpe en un mercadito, por el FBI. La historia transcurre en los años ’70, y los maltratos, que incluyen golpizas de parte de algunos de los maridos a sus mujeres, tienen fuerte repercusión en el público de este 2019. Decididas a tomar el asunto del cobro de coimas por seguridad a los comerciantes de la zona, cuando la familia o family irlandesa les tira sólo unos pocos dólares, que no les alcanzan ni para el alquiler se envalentonan y se ponen al frente, desafiando a Pequeño Jackie. Hay una frase dicha cuando no falta mucho para que termine la proyección, que echa luz sobre este drama policíaco. Lo dice uno de los maridos, cuando sale de la cárcel: “Ustedes son peores que nosotros”. Es que, a igualdad de género, y de oportunidades, las mujeres protagonistas de esta película son despiadadas y capaces de terminar con la vida de algún que otro de los denominados seres queridos. Dirigida por Andrea Berloff, coguionista de de Straight Outta Compton, no estrenada comercialmente entre nosotros, cuando empieza Las reinas del crimen uno no sabe si es comedia, comedia dramática, o qué. Mucho tiene que ver que sea Melissa McCarthy quien sea una de las tres protagonistas. Y, por cierto, McCarthy suele estar mucho mejor cuando no juega a la comedia tonta y zafada, del llamado nuevo cine americano, que cuando se prueba personajes que tiene más aristas y recovecos. Como en este filme. Pero quien está decididamente mejor es Elisabeth Moss. La actriz de Mad Men, The Handmaid’s Tale y The Square tiene el personaje más infeliz de las tres mujeres, y es quien sale mejor parado. Lo que no es decir mucho en esta producción, que prueba suerte en un género como el de la acción con mujeres como protagonistas. Y dijimos acción, no de superheroínas tipo Capitana Marvel o Mujer Maravilla, que no vendría a ser exactamente lo mismo.
The Kitchen fue un cómic de Ollie Masters y Ming Doyle publicado en ocho entregas por Vertigo / DC en 2015. Tenía como particularidades la época (fines de la década del 70), el lugar (el por entonces violento y marginal barrio de Hell's Kitchen en Manhattan), el trasfondo (la mafia irlandesa y, en un segundo plano, la italiana) y, muy especialmente, tres sorprendentes protagonistas femeninas. Todo parecía servido para una transposición al cine que tardó apenas cuatro años en llegar. El principal problema (entre varios otros) de Las reinas del crimen es que nunca se decide entre apostar por el artificio y la exageración del cómic o por el realismo de un exponente del género de gánsteres. Así, esta ópera prima como directora de Andrea Berloff (guionista de Las torres gemelas, Straight Outta Compton, Blood Father y Noche de venganza) resulta un híbrido que no hace pie en ninguno de esos terrenos y termina dilapidando un generoso presupuesto para la reconstrucción de época y un elenco pletórico de figuras tanto en los papeles protagónicos como en los secundarios. Kathy (Melissa McCarthy), Ruby (Tiffany Haddish) y Claire (Elisabeth Moss) son tres mujeres que sufren la violencia doméstica, los prejuicios machistas que les reservan lugares como esposas y madres sumisas, y una acumulación de humillaciones públicas y privadas. Sin embargo, cuando sus maridos son detenidos tras un frustrado asalto -y ante las crecientes carencias económicas-, ellas deciden ofrecerles servicios de seguridad a los comerciantes del barrio (casi todos de origen irlandés) a cambio de un pago mensual. Ads by El negocio y su estatus dentro de la comunidad no paran de crecer hasta que 16 meses después sus esposos salen de prisión y los abusos amenazan con regresar. No conviene adelantar nada más de una trama que será pródiga en asesinatos, alianzas y traiciones. La idea de hacer una película con mafiosas de armas tomar, amas de casas en principio desesperadas y luego empoderadas, parecía muy buena porque además sintoniza con estos tiempos en los que Hollywood también está intentando romper con los arquetipos y los lugares comunes del cine de género. Sin embargo, más allá de esa impronta feminista, Andrea Berloff no logra dotar a su primer largometraje de una estética, de unos climas, de un suspenso y una tensión narrativa que lo conviertan en algo particularmente creativo y atractivo. Una apuesta valiosa, pero al mismo tiempo una oportunidad perdida.
Está basada en un comic para adultos Vértigo, de DC Entertainment. Ubicada en 1978 en la zona conocida como Hell´s KItchen (la cocina del infierno en Manhattan, dominada por la mafia irlandesa). En esa zona tres mafiosos deciden crecer económicamente, dan un golpe a una licorería pero son apresados y condenados por el FBI. Sus esposas, una negra denigrada por el marido, otra que sufre violencia constante y una tercera que es criticada por su familia por esa unión, deciden que deben tomar el negocio que dejaron forzosamente sus consortes y convertirse en lo que reza el título en nuestro país. Al fin y al cabo el dinero que las familias mafiosas les pasan no les alcanza y el negocio no funciona. Con esos elementos la trama con muchos giros tarantinescos, entretiene con esas mujeres de armas tomar, empoderadas en un tiempo en que no se usaba el término, que demuestran una habilidad sorprendente para eliminar la competencia y acumular zonas de influencia. Tres actrices excepcionales le ponen en cuerpo a sus personajes: Una siempre efectiva Melissa McCarty, Tiffany Haddish y la gran Elisabeth Moss las tres amas de casa que se transforman en patronas del mal y lo disfrutan. Con el libro y el debut en dirección de Andrea Berloff, que trabajo sobre el comic creado por Ollie Masters y Ming Doyle. Como un entretenimiento muy efectivo, con muchos giros que modifican el curso de acción, con los FBI y el regreso de sus maridos como amenaza a ese reinado que ellas y nosotros disfrutamos
Amas de casa desesperadas por ser mafiosas Cuando sus maridos son detenidos por el FBI, tres mujeres deciden hacerse cargo de sus "negocios". Pero nadie se encargó de la verosimilitud del film. Basada en un comic de la compañía DC Comics, esta película escrita y dirigida por la realizadora Andrea Berloff propone una peculiar fábula feminista, según la cual las mujeres “de su casa” pueden dar un paso al frente y convertirse en ¿capamafias?, calzando las armas y dejando un tendal de muertos por el camino. El film está ambientado a fines de los '70 en una Nueva York pre-Giuliani, sucia, y llena de ratas y cines porno, y a ninguna de las tres protagonistas le tiembla la mano a la hora de amenazar y liquidar a sus rivales en el negocio. No sólo a sus rivales: alguna hará justicia también con su marido. El problema básico de Las reinas del crimen es de registro: si se hubiera respetado la hipérbole propia del comic, todo hubiera sido mucho más admisible, ya que el exceso estético no aspira, por definición, a ninguna verosimilitud. Pero al adoptar una clave crasamente realista, no sólo hace agua el verosímil sino que el “mensaje” resulta altamente discutible. Las tres “heroínas” son Kathy (Melissa McCarthy), Ruby (Tiffany Haddish) y Claire (la fabulosa Elisabeth Moss, desafortunadamente la de menos peso dramático). Corre el año 1978 (¿por qué ése y no otro?, la precisión del dato refuerza la veta realista) y sus tres maridos son atrapados por agentes del FBI en medio de un robo. La verdad es que los señores mucha pinta de heavies no tienen, pero a esta altura el espectador, deseoso de colaborar con el avance de la trama, hará la vista gorda ante este detalle. También ante el hecho de que uno de ellos, descendiente de irlandeses como los otros dos, esté casado con una mujer negra, algo que en esa época podía llegar a convertirlo en oveja del mismo color para su comunidad, que nunca se caracterizó por su apertura. A las tres señoras, hasta entonces amas de casas, parecen quedarles dos opciones: hacerse cargo del negocio de los maridos o perecer. Ése es al menos el intencionado binarismo que propone la película. De trabajar como cualquier hija de vecino ni hablar porque ésta es una película de Hollywood y en una película de Hollywood, si no se mata al prójimo no vale. Así es como aparecen después los loquitos que se ponen a liquidar gente en shoppings, ansiosos por imitar lo que el cine les enseñó. La pinta de señores de su casa de los maridos no es el mayor problema de verosimilitud que por culpa de su registro equivocado plantea la película. No resulta precisamente fácil aceptar que tres mujeres solas, que hasta el momento no habían salido de sus cocinas, no sólo apoyen el chumbo sobre el mostrador cuando van a tomar alguna copa, sino que convenzan a un par de guardaespaldas de poner el pellejo en peligro al traicionar al jefazo al que servían, que siembren el pánico entre la comunidad judía de Manhattan y, peor de los peores, que obliguen al capo de la mafia italiana de Brooklyn a negociar de igual a igual. El ajusticiamiento del hijo de puta que surte a su mujer de trompadas en la panza, y que ya le hizo perder un hijo, es el único elemento de la película que tiene algún viso de realidad y hasta puede ser admitido.
Las reinas del crimen no sólo es una buena adaptación del cómic de DC, The Kitchen, sino que además representa una redención cinematográfica de Melissa McCarthy, quien en el último tiempo empezó a explorar roles dramáticos que le permiten componer personajes diferentes. Su labor en la comedia se había vuelto redundante porque hacía siempre lo mismo y tampoco la ayudaba la calidad del humor en los proyectos donde era convocada. El año pasado sobresalió en la insólita biografía de la escritora Lee Israel (Can You Ever Forgive Me?), que lamentablemente no pasó por las salas locales, y en esta nueva película vuelve a sorprender con una sólida interpretación. La trama de esta producción está basada en una historieta del sello Vertigo, cuyas propuestas en el pasado brindaron títulos populares en el cine, como Una historia de violencia (David Cronenberg) y V de Vendetta. The Kitchen fue una obra de Ollie Masters y Ming Doyle, centrada en el género gánster, que recibió excelentes críticas en el 2015 y a partir de esas reacciones positivas el estudio Warner enseguida anunció la adaptación para el cine. La particularidad de este relato es que narra una típica historia de mafiosos, ambientada en los años ´70, con la diferencia que las mujeres tienen un rol protagónico y se exploran los conflictos sociales de ese período. Si bien a comienzos del siglo 20 se registraron, especialmente en Nueva York, casos de organizaciones criminales lideradas por mujeres (recomiendo leer al respecto la excelente novela de Lorenzo Carcaterra, Gangster) dentro de la ficción por lo general tuvieron una participación marginal. Salvo por las viejas producciones de Roger Corman (Boxcar Bertha, Bloody Mama) o la histórica saga japonesa Red Peony Gamble (1968-1972), de Noribumi Suzuki, en general los grandes personajes del género siempre fueron masculinos. En parte también a que en la vida real las mujeres que lideraron familias mafiosas con el correr del tiempo se convirtieron en una excepción. Por ese motivo el cómic también llamó la atención cuando surgió hace unos años, ya que trabajaba esta temática desde una mirada diferente. La ópera prima de la directora Andrea Berloff (guionista de Straigh Outta Of Compton) desarrolla una correcta adaptación de esta propuesta donde consigue ahondar con más profundidad la veta feminista de la trama. Si bien el relato es el mismo la realizadora presenta una clara empatía por las tres protagonistas, cuyos vínculos personales son más estrechos que los de la obra original. El film explora todo el proceso de emancipación que atraviesan estas mujeres, que en algunos casos eran víctimas de violencia de género, y encuentran su empoderamiento e independencia a través de las actividades mafiosas. Los tres roles principales están muy bien desarrollados y se destaca especialmente Melissa McCarthy por su labor dramática que se contrasta con los personajes que encarnó en sus últimos filmes. La misma situación se da con la comediante Tiffany Haddish, quien se roba varias escenas de esta película con un papel que es la antitésis de lo que suele hacer habitualmente en el cine y la televisión. Elizabeth Moss (Mad Men) completa el trío con un personaje fascinante por la transformación que tiene su personalidad durante el relato. Dentro del reparto secundario sobresale esa tremenda actriz que es Margo Martindale, la recordada Mags Bennett, de la serie Justified, que acá la rompe como la jefa de un clan irlandés. En lo referido a los aspectos más técnicos, la película sigue las convenciones clásicas del género con una excelente puesta en escena que evoca desde su fotografía el cine policial norteamericano de los años ´70. Otra de las grandes virtudes de este estreno es la reconstrucción brillante que presenta de la decadencia urbana de la Nueva York de aquellos años, que en el cómic funcionaba como un personaje más de la trama. La directora le da a la ciudad el mismo rol en su narración y no pasa desapercibida. Para los seguidores del cine gánster, Las reinas del crimen es buena película que merece ser tenida en cuenta y se complementa perfectamente con la historieta original.
En un Hollywood donde los cast femeninos vienen pegando fuerte, es más que lógico que se busquen ideas en todos lados. Warner solo tuvo que hurgar un poco dentro de su factoría para dar con un comic del -reciente- extinto sello Vértigo y encontrar The kitchen (La cocina), una miniserie publicada en 2015 sobre esposas de mafiosos que se hacen cargo del negocio cuando ellos van presos. Esa es la premisa de la película, donde el famoso barrio Hell´s Kitchen de New York es también protagonista. Más aún a finales de los 70s cuando la ciudad atravesaba su peor momento en cuanto a crímenes. Es en ese contexto donde conocemos al trío protagónico, cada una con una historia marital diferente, pero con un gran lazo que las une. Sin dudas el mayor atractivo es la labor de Melissa McCarthy, Elizabeth Moss y Tiffany Haddish. El arco de transformación de sus personajes es muy bueno y muy sólido. Más si se tiene en cuenta la duración del film. Porque un buen punto de comparación sería la serie Breaking Bad, y fueron varios capítulos los que dieron lugar al cambio de Walter White. En cambio, aquí pasa todo rápido, pero bien. La directora Andrea Berloff, de gran carrera como guionista y que se sienta en la gran silla por primera vez, hace un laburo muy emulador a clásicos de mafiosos pero sin ninguna distinción particular. Hay algunos aciertos en secuencias de gran crudeza, humor negro y un montaje que acompaña muy bien esas cosas. Pero no mucho más que eso. Una obvia comparación es Ocean’s 8 (2018), y a Las reinas del crimen se la nota más sincera, y menos forzada. Es una película entretenida que te brinda un buen momento como espectador.
Chicas de armas tomar Basado en el cómic de DC, The Kitchen, creado por Ollie Masters, Ming Doyle y Jordie Bellaire, llega a nuestros cines Las Reinas del Crimen, un drama enérgico que sigue a tres mujeres que se apoderan de las calles en la New York de los años 70’. Dirigida por Andrea Berloff, está transposición cuenta con protagonistas de lujo: Melissa McCarthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss, quienes interpretan a Kathy, Ruby y Claire, respectivamente. Tres mujeres sumisas, esposas de integrantes de la mafia irlandesa, que cuando sus maridos son detenidos en una redada, deberán tomar el mando de sus vidas. Toda su existencia pasivas, recibiendo dinero de sus “machos” proveedores, ahora sin estudios ni experiencia laboral, no saben qué hacer. Cada una tiene sus problemas, claro está, Kathy debe mantener a sus dos hijos; Ruby lidia con el desprecio y los prejuicios de una suegra capo mafia; y Claire que padece violencia de género por parte de su esposo. A pesar de tener la estima por el piso, las chicas encontrarán un modo de ser útiles y servir a su barrio. Ahora las coimas y la protección la brindan ellas. Es así que desafían al mafioso que quedó a cargo del lugar, El Pequeño Jackie, y toman el mando creando una sociedad superpoderosa. Tan poderosa que dejan a sus cónyuges totalmente afuera del negocio del crimen. Pero lo que comienza de manera organizada y sorora, gradualmente irá tomando un cariz cada vez más peligroso. No estamos ante una comedia de mujeres jugando a ser mafiosas… son verdaderas gánster y lo asumen. Al punto que los asesinatos y las traiciones se vuelven moneda común quedando ellas mismas en medio de este embrollo, a esta altura, paranoico. No se sabe lo que puede suceder, ni quien será el próximo en ser delatado. Además de encontrarnos ante una narración con buen ritmo, acompañada de buena música y que utiliza las reglas del género a su favor, también estamos ante una película que respeta a sus personajes femeninos sin subestimarlos ni estereotiparlos, a pesar de estar insertos en un contexto patriarcal. Si, la troupe sabe utilizar armas y no les tiembla el pulso a la hora de asesinar. Un drama criminal potente estructurado a partir de la desesperación de estas mujeres que se reinventan para sobrevivir en un lugar que las expulsa y las objetualiza, llegando a sacrificar a los que más quieren. Es cierto que no está de lo más desarrollada la complejidad de los personajes, pero es en ese punto de vista femenino más generalizado (que antes mencionamos) y desprejuiciado donde radica la potencia del relato. Más vale no cruzarte con estas chicas de armas tomar.
Ambiciones que matan Las reinas del crimen es la opera prima de la guionista nominada al premio Oscar Andrea Berloff, basado en el comic The kitchen, de la compañía DC/Vertigo. La película está protagonizada por Melissa McCarthy, quien junto a Elizabeth Moss y Tiffany Haddish interpretan a las esposas de tres gangsters que toman el control de los negocios de sus maridos luego de que éstos sean encarcelados. Completan el elenco Domhall Gleeson, Common, James Badge Dale y Jeremy Bobb, entre otros. Esta película, escrita también por su directora, se ambienta en el barrio de Hell’s kitchen, de la ciudad de Nueva York durante la década del 70, cuando tres mujeres toman el control de los negocios mafiosos que manejan los inmigrantes irlandeses. Y lo que comienza como una necesidad para sobrevivir mientras sus maridos están presos se convierte en una lucha por el poder que lleva a una escalada de violencia de la que nadie está a salvo. Es así como dentro de la trama se tratan temas como la violencia de género o el empoderamiento femenino, pero sin justificar por eso sino que cuestionando el accionar criminal de su trio protagónico, como hiciera en su momento Francis Ford Coppola con el personaje de Michael en El padrino. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es la actuación de Melissa McCarthy, de la que podemos ver el proceso que hace su personaje Kathy para dejar de ser una ama de casa y convertirse en una mujer poderosa, quien negocia de igual a igual con el capo de la mafia italiana, seducida por el poder y el dinero. Una actuación contenida, que al alejarse de los personajes paródicos a los que nos tenía acostumbrados, demuestra su talento para interpretar con verosimilitud situaciones complejas. Algo similar ocurre con Elisabeth Moss, cuya Claire deja de ser una víctima sumisa de la violencia de su marido para convertirse en una asesina fría e inescrupulosa, con un personaje contenido cuya procesión va por dentro. Otro aspecto que vale la pena destacar es el diseño de producción, que reconstruye los barrios de Nueva York en la década del 70, recuerdan al cine neonoir de la época, como por ejemplo Taxi driver, de Martin Scorsesse. Común a este género es el uso de la violencia física brutal pero sorpresiva, ya que son escenas de corta duración pero que generan impacto en el espectador bajo un efecto sorpresa que no se espera. En conclusión: una grata sorpresa, ya que nos introduce a Andrea Berloff, una directora con un futuro sumamente promisorio dentro de la industria, ya que en su opera prima pudo demostrar su enorme talento. Y el resultado final es un thriller atrapante que mantiene en tensión al espectador hasta el último minuto y lo invita a reflexionar sobre las consecuencias peligrosas de la ambición de poder.
Todo parece indicar que para la industria audiovisual los cómics ya ocupan el mismo lugar que solían ocupar los libros como elementos de base para adaptar historias. Pero no solo nos referimos a cómics/películas de superhéroes sino a todo tipo de historias que en apenas pocos años después de sus publicaciones ya saltan a la pantalla grande, como es el caso de Las reinas del crimen. Esta nueva película que es el debut como directora de la también guionista Andrea Berloff esta basado en el cómic de 8 números The Kitchen, publicado en 2015 por la ya desaparecida editorial Vertigo -hoy remplazada por DC Label– escrito por Ollie Masters y con arte de Ming Doyle. La historia ambientada en plenos 70s en Nueva York – más específicamente en el barrio marginal de Hell’s Kitchen- se centra en tres esposas de unos mafiosos irlandeses que luego de ser detenidos en un atraco deciden dejar de lado su papel de amas de casa para hacerse cargo del “trabajo” hasta lograr construir su propia organización y ser “las reinas del crimen”. Su nombre original en ingles es un claro juego de palabras con la cocina, lugar que dejan estas mujeres, y el barrio donde todo esto sucede. Como protagonistas tenemos a Kathy (Melissa McCarthy) como la más inteligente y quien llevaba la vida más “normal” de las tres con una familia tipo, más allá de las actividades delictivas de su esposo; Ruby (Tiffany Haddish), una mujer de color quien tuvo que aprender a hacerse fuerte frente a las humillaciones de quienes la rodean y Claire (Elisabeth Moss), una mujer tímida y maltratada por su esposo abusivo pero quien luego de un hecho en medio de la historia y la llegada de un personaje encuentra un nuevo estilo de vida. La película puede catalogarse como una mob wives movie –película sobre mujeres de la mafia– categoría que comparte con Viudas (Widows, 2018) y con la cual es imposible no emparejar, con la diferencia que de Las reinas del crimen juegan un poco más con el humor, con el gore y que, dato no menor, no llega a estar a la altura que la estrenada el año pasado. Sin dudas, el punto mas alto son las actuaciones de las tres actrices, destacando la faceta dramática de McCarthy (quien ya sorprendió en Can You Ever Forgive Me?, (2018)) y Haddish, ambas fuertemente relacionadas a la comedia, y con Elisabeth Moss con un papel con varios puntos en común que su personaje en la serie The Handmaid´s Tale. Sin embargo, la película nunca termina de decidir si es un drama o cuna comedia negra y su plot twist, al que preparan todo el tiempo para sorprender al espectador, termina causando una total indiferencia. Además, a pesar de tener una duración “normal” de 103 minutos, pasando la hora y cuarto parece que en cada escena está por finalizar, pero siguen pasando y pasando y da la sensación de que todo es mucho más largo de lo que realmente es.
Sabor a poco Habiendo escrito dramas como "World Trace Center" y "Straight Outta Compton", entre otros, Andrea Berloff adapta a la pantalla el cómic de Ollie Masters, no solamente en el proceso de escritura, sino que por primera vez también ocupa el rol de directora para traernos su ópera prima. "Las reinas del crimen" nos traslada a los años 70 para contarnos una historia más de mafia en Estados Unidos, excepto que en esta ocasión está enfocada en tres mujeres que se adueñarán de los lugares vacíos que dejaron sus maridos al ser encarcelados. Por un lado, la ambientación de la cinta nos embriaga con suficiente eficacia para involucrarnos dentro de ella, con una dirección de arte y vestuario destacables, haciendo uso de una paleta de colores ideal que atrae desde un principio. El soundtrack elegido funciona a la perfección y acompaña algunas de las mejores -aunque un poco trilladas- secuencias de la película. Sin embargo, y aunque parezca extraño, lo que no tiene fuerza es el guión. Por más que la premisa resulte atractiva y despegue bien, a medida que pasan los minutos va perdiendo fuerza, no solo desde la poca credibilidad de las sucesiones de hechos, sino que también existen determinadas escenas que no consiguen tener el suficiente peso que deberían. Si bien posee algunos giros inesperados, no termina de convencer por ninguna parte esta historia, con un final chato, y sin siquiera un clímax efectivo. Ni hablar de la exposición innecesaria acerca del rol de la mujer y el empoderamiento femenino, ya que las acciones dicen mucho más por sí solas. Otra cuestión que no hay que dejar de resaltar es el reparto, liderado por tres magníficas actrices que cumplen con cada rol, tal como era esperado. Y que Margo Martindale tampoco quede afuera que, aunque se encargue de un papel mucho menor, aporta muchísimo en cada segundo en pantalla. En definitiva, "Las reinas del crimen" es un drama que plantea y cuestiona el lugar femenino dentro de la familia y el trabajo (a veces efectivamente, otras no), pero sin convencer de ninguna manera con el desarrollo y el interés dramático de la trama. Puntaje: 5/10 Manuel Otero
Llega a las pantallas argentinas The Kitchen (Las reinas del crimen), el primer largometraje dirigido por Andrea Berloff (Straight Outta Compton), uno que retoma las historias del cómic homónimo creado por Ollie Master y Ming Doyle, bajo el sello editorial DC Vertigo. En este se narra la historia de Kathy, Ruby y Claire, las esposas de tres mafiosos irlandeses, quienes a finales de los años ’70 asumen el mando de una agrupación delictiva encargada de agenciar los negocios turbios de Hell’s Kitchen, luego de la detención de sus cónyuges. Vale destacar la vitalidad que adquieren los personajes femeninos, desde el instante en el que deben sobrellevar su situación de desamparo. Esto se produce mediante la retroalimentación entre su excelente guion y las estupendas actuaciones de Melissa McCarthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss. Las tres protagonistas se complementan a la perfección y logran asumir, cada una en su privacidad y también en las calles, una posición de poder sin caer nunca en el arquetipo masculino prepotente.
Durante los años 70, tres mujeres, esposas de mafiosos irlandeses de Nueva York, toman las riendas de los negocios de sus maridos cuando estos son encarcelados, convirtiéndose en las personas más poderosas de Hell´s Kitchen. La película está basada en el comic de la editorial Vertigo publicado en el año 2014, escrito por Ollie Masters, con dibujos de Ming Doyle y Becky Cloonan. El tono de la historia fluctúa entre la comedia, el drama y el film de gángsters. Respeta un poco de los códigos de cada género, pero se va volcando a un drama con menos humor y más tragedia. Sin duda tiene Las reinas del crimen un discurso feminista al estilo de la década del setenta, sin tanto llanto, sin tanta moralina, simplemente salir a tomar las cosas, decidir, actuar, avanzar, unirse y pelear. La descripción de la situación de la mujer es potente y auténtica, aunque la historia esté vista desde el siglo XXI. También hay que decir que no se busca un estilo realista. Qué por momentos tiene ese tono de ambigüedad moral y humor de Buenos muchachos y que le queda muy bien aunque sea algo perturbador por momentos. Justamente el humor negro es lo central para que la película funcione, pero al parecer en el año 2019 sostener eso hasta el final es demasiado complicado y el drama se tiene que imponer. Con problemas, algún que otro golpe de efecto y la mencionada solemnidad que asoma por momentos, Las reinas del crimen igual tiene estilo e instantes de originalidad. El elenco, claro, está particularmente inspirado, lo que le da más fuerza a todo el guión y cada una de las escenas.
Las nuevas patronas: Hell’s Kitchen, Nueva York, 1978. La escena nocturna inicial nos presenta a las protagonistas: Kathy (Melisa Mc Carthy), Claire (Elisabeth Moss) y Ruby (Tiffany Haddish). Las tres son mujeres de gangsters de origen irlandés que dominan y controlan las calles de ese bajofondo neoyorquino. Este es el comienzo de Las reinas del crimen (The Kitchen, 2019), opera prima de la realizadora estadounidense Andrea Berloff basada en el comic homónimo de DC/Vertigo. Cuando los tres hombres se disponen a dar un golpe en una licorería son detenidos por el FBI y sentenciados a tres años de prisión. El barrio pasa a estar controlado por el Pequeño Jackie y la suegra de Ruby, vieja matrona que denigra a su nuera debido a su origen racial. Sin estudios ni oficios, pues las tres ocupaban el papel tradicional de secundar y servir a sus hombres y su familia; las tres mujeres no tienen medios para insertarse en el mercado laboral. Deben subsistir con las migajas de dinero que reciben (por pertenecer al clan irlandés) de quien ahora comanda el territorio. Ante esta situación, las mujeres deciden hacerse cargo de los negocios gansteriles de sus hombres. Es así que, convenciendo a algunos miembros de la banda criminal, se abocan a resolver los distintos problemas de los comerciantes y a brindarles protección frente a los delicuentes comunes, a cambio de dinero. Por supuesto, no sin sobornar también a la policía local. Los negocios van bien (incluso con más éxito que cuando se ocupaban sus parejas) y el dinero fluye. A la cabecera de la mesa de reuniones en la taberna Owen, el Pequeño Jackie es desplazado por ellas. La criminalidad se vuelve una forma de recuperar la dignidad, luego de soportar años y años de humillaciones, especialmente en los casos de Claire y Ruby. Incluso llegan a expandir los negocios hasta el barrio judío en Brooklyn. En un territorio sin ley, ahora gobernado por mujeres, la violencia y la opresión recibidas retornan de manera mucho más virulenta. Claire es rescatada por Gabriel (Domhnall Gleeson) cuando un hombre intenta violarla. Gabriel es un trastornado en quien encuentra protección y amor. Instruida por él se vuelve experta en empuñar un arma y en deshacerse de los cadáveres. Se venga así a punta de pistola de los hombres que la acosaban en las calles y que la golpearon abusando de su buena voluntad. Ruby se vuelve capaz de asesinar a su suegra y vender información sobre los gangsters irlandeses a un investigador de color del FBI con tal de abrirse paso en el poder y llevar a su raza a una mejor situación social. Cuando sus parejas salen de prisión, estas mujeres deciden no volver a su vieja vida. Se resisten a dejar el poder en la pandilla y tampoco aceptan hacerles un lugar, compartir la toma de decisiones con ellos. Desplazados los hombres, se produce la guerra en las calles y deben pagar por protección y por las cabezas de sus parejas al capo mafia de Brooklyn, el italiano Coretti (Bill Camp). La sangre vuelve a correr por las calles de Hell’s Kitchen y el imperio que las protagonistas habían construido parece derrumbarse como un castillo de naipes, hasta el punto de surgir la desconfianza entre ellas. Queda claro que la intención de la directora es realizar una versión del género de gangsters, tradicionalmente protagonizado por hombres, desde una lectura en clave feminista. Tanto la reconstrucción de época como la estética del neo-noir dan cuenta del ambiente sórdido, nauseabundo y corrupto que se respira en esas calles infernales, acompañados por un elenco acertado en el que destacan las actrices protagonistas. El guión, si bien atractivo, patina al adoptar el tono realista en vez de conservar el espíritu de comic, con lo cual el mensaje se desliza hacia la guerra de los sexos. Los personajes quedan reducidos a estereotipos sin matices: mujeres víctimas, hombres desalmados, y la lucha feminista queda degradada a un mero pase de manos. Según la película, las mujeres quieren lo mismo que los hombres y reproducen la misma estructura social de lógica masculina fundada en el control, el dominio territorial y un poder de tipo verticalista. Estas mujeres, que antes eran patronas del hogar con un poder reducido a la administración de los recursos que proveía el macho y al cuidado de los hijos, se convierten en “las nuevas patronas”. Son mujeres independientes que ya no precisan a sus hombres, que destruyen los lazos amorosos con ellos (o que reducen el vínculo a un mero fin utilitario) y que se vuelven tan despiadadas como ellos o peor, al punto de pedir sus cabezas. En ningún momento estas mujeres dudan de su decisiones ni se cuestionan las consecuencias de sus actos. Las reinas del crimen han ocupado la cúpula de Hell’s Kitchen pero se han alejado de lo que especifica a lo femenino, que es una lógica descentralizada y plural, precisamente por no ordenarse en el falocentrismo. Las intenciones de la directora son buenas y funcionan en tanto film de entretenimiento, pero su espíritu subversivo queda limitado a un mero gesto al no aprovechar en profundidad lo que la causa feminista podría aportar, renovando las convenciones del género y proponiendo un nuevo modo de lazo social.
Mujeres en la Cocina del Infierno. Crítica de “Las Reinas del Crimen” de Andrea BerloffInicioInternacionalMujeres en la Cocina del Infierno. Crítica de “Las Reinas del Crimen” de Andrea Berloff 8 agosto, 2019 Bruno Calabrese Años 70. Las esposas de un grupo de mafiosos de Nueva York continúan con los negocios de sus maridos después de que estos sean encarcelados. Por Bruno Calabrese. En su debut como directora, la guionista Andrea Berloff nos trae una historia de mafias con neto corte feminista, al igual que viene sucediendo en otras películas como la nueva versión de “Ghostbusters” y “Ocean´s Eight”, entre otras. Esta se vuelca al drama dentro del submundo de mafias, que recuerda a “State of Grace” con Sean Penn y Ed Harris, también ambientada en Hell´s Kitchen, en el barrio de Manhattan. Basada en un comic de DC del año 2015, la historia gira en torno a tres mujeres que deben hacerse cargo del negocio de sus maridos, tres mafiosos irlandeses que caen presos luego de un asalto y posterior enfrentamiento con FBI. Cada una de ellas con una historia distinta, especialmente en sus matrimonios. Kathy (Melissa McCarthy), madre de dos hijos, en una relación de aparente amor y bienestar con Jimmy (Bryan d´Arcy James). En un principio se muestra reticente para ingresar al dominio criminal pero es quien mostrará mayor cintura política para negociar con otras mafias. Ruby O´Carroll (Tiffany Haddish) una forastera afro que buscará valerse por sí misma, en un mundo de irlandeses racistas, sin que su esposo esté cerca para protegerla. Con una suegra (Margo Marindale), que maneja la mafia irlandesa en secreto y la discrimina permanentemente. El trio se completa con Claire Walsh, quizás el personaje más interesante, interpretado por Elisabeth Moss (“The Handmaid´s Tale”), una tímida esposa que sufría los golpes de un marido abusivo y se enamora de su nueva vida llena de violencia. Las tres contarán con la ayuda de Gabriel (Domhall Gleeson) un pandillero del vecindario, asesino a sueldo, que se fue de la ciudad para no ir preso y regresa para ajustar cuenta, enamorándose de Claire. Más allá que la película tiene como epicentro el submundo de las mafias de los 70, se vuelca más que nada en mostrarnos como es el manejo de las mujeres en un mundo plagado de violencia y traiciones. Quien vaya a buscar personajes masculinos con peso, como en otras historias de mafia, va a salir desilusionado. La batalla entre distintos bandos está presente en la historia, pero el camino que eligió la directora es la relación de ellas tres en un mundo dominado por los hombres, quienes todo lo resuelven por la fuerza bruta. Es en ese anclaje donde uno puede notar que ciertos personajes masculinos, que parecen van a tener peso en el film, tienen poco desarrollo y son eliminados sin más vuelta. Es clave el rol de las tres actrices principales, las reales protagonistas. Los hombres están en segundo plano, salvo Gabriel que las ayuda a ellas cuando la situación no da más y no queda otra salida que no sea la violencia. Melissa McCarthy en un rol donde lo cómico está presente, pero es más el drama que significa aprender a manejarse dentro de ese ambiente lo que logra que se destaque. Lo que demuestra la versatilidad de la actriz para manejarse en ámbos rubros. Lo mismo sucede con la comediante Tiffany Haddish, quien se destaca en varias escenas con un papel muy diferente al que nos tiene acostumbrados, por ejemplo en “Girl Trip”. De Elizabeth Moss ya no se puede decir más nada, estamos ante una de las mejores actrices de esta generación. Su rol está lleno de matices, tímida y sumisa al principio termina convirtiéndose en una asesina fría y despiadada junto con Grabriel, armando una dupla al estilo Mickey y Mallory en “Natural Born Killers”. Otro de los personajes femeninos maravillosos es el encarnado por Margo Marindale, impeclable como la jefa del clan mafioso irlandés. La sorpresa de la película es la aparición de la celebre actriz Annabella Sciorra, quien ya incursionó en el rubro de mafias en la multipremiada serie “Los Soprano”. La selección de temas musicales y la ambientación de los años 70 es perfecta. Grandes clásicos como “Simple Man” de Lynyrd Skynird, “Barracuda” de Heart y canciones de “Fleetwood Mac” harán de las delicias de los fanáticos de los soundtracks de películas. Lo mismo vale otro rubro para la reconstrucción brillante, que presenta de la decadencia urbana de la Nueva York de aquellos años. “Las Reinas del Crimen” (“The Kitchen” en inglés) reune todas las características del cine gangters, con una mirada diferente pero con mucha violencia, traiciones y vueltas de tuercas interesantes. Una buena película que merece ser tenida en cuenta para los fanáticos del género. PUNTAJE: 80/100.
Dirigida y escrita por Andrea Berloff, “Las reinas del crimen” es una película que transcurre en la década del 70 en Hell’s Kitchen, en Nueva York, zona protegida fuera de la ley por un grupo de descendientes irlandeses. Cuando la policía atrapa a estos tres hombres y van a la cárcel durante tres años, sus respectivas mujeres, que no pueden vivir con las migajas que los mafiosos que quedaron afuera les brindan, deciden tomar cartas en el asunto y de a poco son ellas quienes toman el control de la situación. La película está basada en una serie de cómics y protagonizada por Melissa McCarthy, Tiffany Hadish y Elisabeth Moss. Ellas tres interpretan a estas mujeres que suelen ser víctimas del machismo propio de la época y algunas de abusos domésticos. Por eso, para alguna, que su marido vaya a la cárcel resulta un alivio. Elisabeth Moss se luce con el papel de esa mujer que de repente decide que no va a volver a ser maltratada por un hombre y al mismo tiempo demuestra que su sangre se ha enfriado y es capaz de llevar adelante un negocio turbio donde muchas veces las cosas se solucionan con un tiro en la cabeza. Otro punto interesante del film al que su elenco le aporta bastante es la relación que se genera entre los personajes de Elisabeth Moss y Domnhall Gleeson. Ambos conformarán una pareja tan tierna como despiadada, con algunos momentos de humor negro y sangriento. Melissa McCarthy, aunque su filmografía no ayude a que así sea, siempre logra destacarse mejor en las películas que la alejan de las típicas comedias que suele protagonizar. Acá está muy bien como la mujer que pasa de ser una buena esposa y madre a capa mafiosa sin perder una cuota de sensibilidad necesaria. Tiffany Haddish en su primer gran protagónico del cine es a nivel actoral el punto más flojo del film y eso que tiene un personaje que termina definiendo mucho de lo que sucederá en la película. Andrea Berloff desde el minuto uno de la que es su ópera prima (en la que suena “It's a Man's Man's Man's World”: “Es un mundo de hombres, pero no sería nada, nada sin una mujer o una chica”) se encarga de acentuar una mirada feminista. No sólo tenemos a mujeres que pronto se mostrarán fuertes e incapaces de dejarse dominar por un mundo que espera de ellas que sólo sean madres y esposas, sino que acentúa cada uno de los machismos, desde el pequeño e imperceptible en su momento, hasta los que van más allá y derivan en golpes que dejan marca y no sólo visible. Más allá de una premisa que siempre puede resultar atractiva y de contar con un elenco interesante, el problema principal de “Las reinas del crimen” son las constantes vueltas y peripecias que tornan al film poco verosímil. Un film que quizás con una propuesta estética más marcada y arriesgada podría haber funcionado mejor ya que el resto de los elementos los tiene ahí sobre la mesa. “Las reinas del crimen” es un film entretenido y violento pero que no logra generar un mayor impacto. Su tono realista le juega en contra al mismo tiempo que presenta un mensaje bien claro pero una narración que no puede evitar hacer aguas. Se agradece de todos modos que una película de acción, más allá de su fuerte impronta feminista, haya podido ser dirigida por una mujer, que los estudios hollywoodenses apuesten a poner un poco del dinero que ganan en manos del trabajo femenino.
Las Reinas del Crimen no logra transmitir en la pantalla todo lo bueno que su premisa presuponía. Un flojo guion y un elenco de renombre, pero de muy mala performance general, son las principales características de esta primera película para su directora. Andrea Berloff hace su debut detrás de las cámaras adaptando un cómic de la linea Vertigo de DC en donde no solo no están Batman o Superman, sino que tampoco ningún superhéroe. Dicha ópera prima se encargará de adaptar las historietas de The Kitchen, una miniserie en donde se narran las andanzas de la mafia irlandesa a fines de la década de los 70’s en Nueva York, más precisamente en Hell’s Kitchen. Pero a diferencia de historias como The Godfather (1972) en donde los hombres son quienes mandan en estas pandillas, el bajomundo neoyorkino será dominado por un trinomio de mujeres que se antepusieron a los preconceptos de el resto de los integrantes de la mafia. Las encargadas de ponerle la piel a estas mujeres poderosas serán: Melissa McCarthy (Ghostbusters, 2016), Tiffany Haddish (Girls Trip, 2017) y Elisabeth Moss (The Handmaid’s Tale) cada una con realidades diferentes en cuanto a popularidad pero con una trayectoria que ampara su selección para cada uno de los papeles. Bajo el mismo nombre que el material original llegan Las Reinas del Crimen y la historia cuenta como Kathy (McCarthy), Ruby (Haddish) y Claire (Moss), tres esposas de altos miembros de la mafia irlandesa que domina los barrios de Hell’s Kitchen, se ven obligadas a ocupar los lugares de sus maridos luego de que estos caen presos después de un atraco que estaban realizando. Pese a que ellas se muestran confiadas y con la seguridad necesaria para dominar la mafia de la ciudad, las tres irán atravesando diferentes situaciones y conociendo aliados y enemigos que harán de sus planes puedan concretarse o complicarse y más aún cuando se vean involucradas en problemas de territorio frente a las otras mafias de Nueva York. Pese a que la premisa de esta película propone el empoderamiento femenino en una situación a la que se esta acostumbrado ver a hombres, el intento por querer demostrar dicho poder no se ve plasmado del todo ya que la narración es tan lenta y densa como poco poderosa en cuanto a hechos concisos. El discurso que mantiene el film, no va de la mano con lo que se muestra y en aquellos pequeños momentos en los que se amaga a ir al frente, la directora termina cayendo en los clichés de género que se presuponía iba a combatir. Dejando de lado esto, la película en ningún momento logra definir por completo el tono por el que quiere transcurrir. Pese a una oscuridad que parece predominar en el relato gracias a una buena fotografía, el abrupto montaje provoca que las emociones, sin ser demasiadas, no logren traspasar la pantalla y todo quede en insinuaciones. Al mismo tiempo hay demasiadas situaciones que se ven mal resueltas por un muy mal desarrollo de personajes que se presuponían importantes y que terminan en la nada misma. La recurrente utilización de chistes para cortar momentos dramáticos y provocar liviandad en el espectador, ante el ritmo cansino del relato, es de una pobreza cualitativa llamativa sobretodo teniendo actrices que se desenvuelven de gran manera en la comedia. Un aspecto que también hay que tener en cuenta es que el grupo de protagonistas no pareciera tener ningún tipo de relación ni química entre ellas, siendo ésta quizás la motivación central de la película, la empatía que se debiese tener para con ellas es totalmente nula. Las actuaciones cuentan con llamativos niveles. Por un lado tenemos a Melissa McCarthy que pareciera haber decidido alejarse de la comedia por un tiempo para poder darle a su carrera el salto de madurez que necesita para poder figurar en las producciones más importantes de la industria, pero su personaje es el único que tiene un desarrollo mínimo, del cual se saben las motivaciones y lo que pretende en cada momento del filme. Por otro lado está una Elisabeth Moss desconocida, en cuanto a la poca intervención decisiva en la película siendo quizás su personaje el que podría tener mayor desarrollo, y que además pareciera estar actuando a un desgano total impropio de una actriz de su calibre. Y por último está Tiffany Haddish quién no le aporta absolutamente nada de la impronta por la que se le conoce y sumado a esto tiene la mala fortuna de tener el personaje peor desarrollado por un guion pésimo en el cuál cada palabra que le toca pronunciar o acción que le toca hacer termina quedando demasiado forzado, innecesario y ridículo. El resto del elenco tiene altibajos a pesar de que algunos de sus miembros sean de renombre como los son Domhnall Gleeson o Common. Las Reinas del Crimen termina siendo un resultado muy pobre en donde un guión con muy poca consistencia y un grupo de protagonistas que no tienen química entre si y nada demuestran son los principales características.
Sin Murdock Cuando tres delincuentes son arrestados durante un asalto en el que atacan a dos agentes federales a finales de los ´70; a sus esposas se les promete que la organización a la que pertenecen se encargará de su bienestar hasta que sean liberados. Pero el jefe de la mafia irlandesa que controla Hell´s Kitchen no solo es bastante incompetente, también tiene una palabra de poco valor: espera que se contenten con unos pocos billetes que decide tirarles, aunque no alcancen ni para pagar el alquiler de los modestos departamentos donde viven. Desesperadas y sin recursos para ganarse la vida, toman la arriesgada decisión de meter su cuña en el negocio y salir a cobrar por protección a los comerciantes del barrio, quienes descontentos porque la mafia nunca aparece rápidamente cuando tienen un problema, prefieran pagarles a ellas por protección. Ofrecen un servicio real a diferencia de la simple extorsión ejercida por una mafia que solo se dedica a recolectar el dinero y desaparecer. A sabiendas de que tienen poco tiempo para tomar el poder antes de que liberen a sus esposos de la cárcel, se establecerán como las nuevas jefas de la zona irlandesa de Nueva York, aprovechando sus vínculos familiares con el mundo delictivo para llevarlo de nuevo a una época donde el honor entre criminales sea lo que rige los negocios. Cuesta Creer Basada en la novela gráfica The Kitchen y con directora debutante (Andrea Berloff), a Las Reinas del Crimen no le faltan algunos problemas narrativos, especialmente en el momento de lograr el realismo verosímil que se propone como meta. En su lugar se notan restos de un tono algo comiquero que no está mal en la construcción de personajes y situaciones, pero no se siente del todo intencional, o por lo menos no se atreve a abrazarlo completamente. Definiendo todo a trazos gruesos, no explica con mucho detalle quién es quién, pero se asume que los tres encerrados son gente lo suficientemente importante como para que en un principio nadie se atreva a meterse con sus esposas cuando se pasan de la raya, o cuando se sospecha que la incapacidad de quien queda al mando es justamente porque está en un lugar que no se supone que ocupe. Con esto se espera que creamos el ascenso de las protagonistas encontrando muy poca resistencia en el camino, algo que no resulta del todo pero que al mismo tiempo no queda en el centro de la historia: se prefiere enfocarse en lo que viene después, una vez que ya ocuparon ese lugar. Probablemente sea un proyecto demasiado ambicioso que hubiera necesitado de una dirección más experimentada para sacarle mayor provecho, pero Las Reinas del Crimen está lejos de ser fallida.
UNA DE GÁNGSTERS…Y ALGO MÁS La ópera prima de Andrea Berloff se basa en un cómic de DC y contiene en su título original una ironía mayúscula: esa cocina (The Kitchen) que hace referencia tanto al espacio del hogar donde el hombre relega a la mujer en la cultura machista, pero también al barrio neoyorquino, al Hell’s Kitchen de los 70’s, sangriento y dominado por los clanes mafiosos irlandeses. Es una ironía que se pierde en el título a reglamento que le pusieron por acá –Las reinas del crimen– pero también en los más de 100 minutos que dura la película, ya que la ironía es dejada de lado por una explicitación algo ramplona de obligatorias consignas feministas y una forma algo subrayada de sumarse a un aire de época, algo que a Hollywood le está costando, sobre todo desde lo discursivo. Kathy (Melissa McCarthy) está casada y tiene dos hijos en un matrimonio que parece funcionar; Ruby (Tiffany Haddish) es una afro casada con un irlandés que la desprecia desde diversos lugares (ni qué decir su temible suegra); y Claire (Elisabeth Moss) es la mujer golpeada y violentada psicológicamente por un marido brutal. Este trío es el que sufre en primera instancia la pérdida de la brújula: sus parejas, tres mafiosos, son encerrados luego de un robo que sale mal y estas mujeres se enfrentan a la necesidad de tener que sostener el hogar con las migajas que les pasan los antiguos socios de sus maridos. Claro, hasta que deciden tomar el toro por las astas y hacerse cargo ellas mismas de los trabajos espurios y controlar el barrio. En lo concreto, el film de Berloff es uno de gángsters, que toca los tópicos habituales de estas historias donde el honor, las traiciones, los vínculos familiares y la sangre son la sustancia primordial que motoriza la narración. Pero no se conforma con eso y pretende tener una vuelta de tuerca. Claro, poner en primer plano a personajes femeninos dentro de un subgénero que siempre ha sido masculino y tetosterónico genera un cambio de paradigma, y el mismo debe ser explicado de algún modo (o no, pero la tendencia actual es a la explicación). Y los problemas de la película son precisamente las formas que la directora y guionista encuentra para explicar esos cambios, que son básicamente políticos y culturales, y que en ocasiones son puestos en evidencia con diálogos demasiados subrayados, como aquel “los tiempos están cambiando” que un personaje le dice a otro en un momento crucial. Cuando esos argumentos complican la fluidez del relato y lo hacen chirriar, es cuando Las reinas del crimen licúa la carga de músculo que había edificado en su primera parte y la cambia por sentencias algo obvias. Aunque en Las reinas del crimen hay algo más curioso. Le falta en su superficie esa hipérbole que el cómic habilita, la cual es reemplazada aquí por una concentración dramática que suspende la diversión, especialmente en la última media hora. La película maneja una cuerda cercana al humor negro en algunos pasajes, pero lo hace de manera dispersa y no termina por hacer sistema dentro de la narración. Así las cosas, nos quedan esas reformulaciones positivas al subgénero y algunos conflictos y personajes complejos y con dimensiones: el mejor es el de McCarthy, tironeada entre la fascinación por ese mundo delictivo que ahora controla y la obligación social de mantener su rol de esposa y madre. En las charlas con su padre, en la forma en que le aporta ironía a un personaje que empieza a disfrutar las bondades de la autonomía, y en la manera en que su moral comienza a torcerse aún a su pesar está lo mejor de una película que prometía más, pero parece conformarse con ser apenas una transcripción de consignas. Cuando logra escapar de eso, estamos ante una buena (incluso muy buena) película de gángsters.
Se trata de la versión de un cómic (sí, créalo o no) sobre tres mujeres de un barrio irlandés cuyos maridos, mafiosos, terminan en la cárcel y ellas deben hacerse cargo de los “negocios”. La idea consiste en pensar los géneros protagonizados por mujeres. Como siempre, la sola intención no basta para que una película sea buena. En este caso, se trata de la versión de un cómic (sí, créalo o no) sobre tres mujeres de un barrio irlandés cuyos maridos, mafiosos, terminan en la cárcel y ellas deben hacerse cargo de los “negocios”. Hay momentos de comedia, claro, porque la gran protagonista es Melissa McCarthy que, hasta donde sabemos, nunca está mal, incluso en películas muy malas. El problema es que el tema moral de la película está desplazado por mostrar cómo es de difícil para las mujeres ingresar a un mundo dominado por los hombres. No es que sea un mal tema, sino que dado que se trata de una película de gángsters, todo momento en el que la historia se detiene para darnos una lección se transforma en un ripio, cuando el solo movimiento de los personajes permite que el asunto fluya y esa lección llegue sola y naturalmente. Uno de los grandes problemas del cine contemporáneo, y no sólo el que intenta tratar cuestiones de género, consiste en no confiar en la inteligencia del espectador para captar sutilezas. Por lo tanto, las elimina y las sustituye por trazo grueso. Aquí no hay demasiado, pero el que hay amenaza la historia. Hay momentos, de hecho, que incluso con violencia y drama, parecen gags, desconectados del resto, como si hubiese sido necesario terminar un guión a las apuradas en el último tercio. La simpatía de los intérpretes, el clima y ciertos momentos, de todos modos, justifican la visión.
Las reinas del crimen es el debut de la escritora Andrea Berloff en la dirección cinematográfica. Su primer trabajo fue en el 2006 con World Trade Center, protagonizada por Nicolas Cage y Michael Peña y dirigida por Oliver Stone; hablaba sobre los horrores que ocurrieron en las torres gemelas aquel 11 de septiembre. En esta ocasión es un proyecto basado en el comic “The Kitchen” de DC Vértigo escrito por Ollie Masters y Ming Doyle. Cuenta la historia de tres mujeres, que deciden hacerse cargo de la mafia irlandesa debido a que sus esposos (Los líderes de la banda) fueron a la cárcel, y al escasear las oportunidades laborales para su género, no tuvieron otra opción que apoderarse de los negocios ilegales que las rodeaban. Todo en el contexto del barrio Hells Kitchen de New York en el año 1978. El trio lo conforman Kahy Brennan (Melissa McCarthy) la inteligente y líder del grupo; Ruby O´ Carrol (Tiffany Haddish), prepotente e impulsiva y por ultimo; Claire Walsh (Elisabeth Moss) la que aprende a hacer el trabajo sucio. Las tres al principio van complementándose para que todos las tomen en serio y así ir creando un gran imperio criminal. La película cuanta con una gran actuación de Melissa McCarthy, una actriz que siempre estuvo relacionada a la comedia y que en los últimos años ha estado dando pasos interesantes en otros géneros del cine. Pero la propuesta no se convierte en mucho más. Con el correr de los minutos el guion no llega a enganchar nunca. El saber si estas mujeres se convierten o no en jefas de todo el distrito Kitchen te llega a importar poco y nada. Lo que se puede destacar es la fotografía de Maryse Alberti, que con agradables paletas de colores y juegos de luces, logra presentar muy buenos planos. En la actuación solo McCarthy sobresale. Lo que si da pena es que una gran actriz como Elisabeth Moss, todavía no haya encontrado su lugar en el mundo del cine, ya que en la pantalla chica si se destacó en diversas series. Las Reinas del Crimen es una película que no te hace empatizar por ningún personaje y que llega a ser muy aburrida por momentos. Cae en varios baches de narración y que gracias a algunas buenas actuaciones y aciertos técnicos termina siendo una cinta decente pero monótona.
Mujeres a cargo Las Reinas del Crimen (The Kitchen, 2019) es un drama policial de crimen y acción que constituye el debut en la dirección de Andrea Berloff, la cual también estuvo a cargo del guión. Basado en los DC cómics del mismo nombre escritos por Ollie Masters y Ming Doyle, el filme cuenta con los protagónicos de Melissa McCarthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss. El resto del reparto incluye a Domhnall Gleeson, Myk Watford, Wayne Duvall, Common, Margo Martindale, Brian d’Arcy James, Annabella Sciorra, Bill Camp, James Badge Dale, Jeremy Bobb, entre otros. Nueva York, año 1978. Cuando sus esposos gángsters son mandados a prisión por el FBI, Kathy (Melissa McCarthy), Ruby (Tiffany Haddish) y Claire (Elisabeth Moss) deberán arreglárselas solas. Al notar que la cantidad de dinero que les llega desde la mafia es insuficiente para subsistir, además de que no tienen estudios para obtener un trabajo ya que se pasaron sus vidas cuidando a sus hijos o atendiendo a sus maridos, a las tres mujeres se les ocurre meterse en ese mundo criminal. De esta forma, Kathy, Ruby y Claire pasarán a tener el control de Hell’s Kitchen, barrio de Manhattan que en esa época se caracterizaba por la sangre, muerte y violencia. La ópera prima de Andrea Berloff se asemeja a un regalo que por su tamaño y envoltorio parece que será grandioso pero que al abrirlo resulta que no es nada del otro mundo. Las Reinas del Crimen por su sinopsis da la sensación de una historia atrapante llena de poder femenino, sin embargo luego de pasados varios minutos la trama se vuelve completamente aburrida y como que nunca termina del todo de arrancar. Aunque se da un trasfondo mínimo de cada protagonista, como grupo no funcionan: no solo no nos llegamos a interesar por ninguna, sino que cada personaje se vuelve muy olvidable incluso antes de que empiecen a caer los créditos. Sin tener un buen planteo y desarrollo del conflicto, la directora y guionista ni siquiera se esmera en mostrarnos qué es lo que hacen estas tres mujeres en el mundo de la mafia. Solo las vemos ingresar en negocios del barrio tales como una peluquería o verdulería y salir con un sobre lleno de dinero. Hay varios crímenes y cuerpos que deben hacer desaparecer, pero Berloff parece no saber decidirse por cuál es la problemática central, lo que genera que el espectador en muchas ocasiones sienta que no está ocurriendo nada relevante. Por otro lado, la película es muy hablada. Los personajes se la pasan manteniendo conversaciones que, si fueran interesantes, serían un acierto, pero aquí eso no sucede. De esta forma el filme llega a sentirse mucho más largo que su hora y cuarenta minutos de duración, logrando que ningún giro narrativo o muerte llegue a sorprender del todo. Plana e insulsa, Las Reinas del Crimen se convierte en una buena premisa súper desperdiciada. Andrea Berloff para la próxima debería tener en cuenta que una mujer no solo es fuerte y poderosa por saber usar un arma de fuego.
Katy, Ruby y Claire son tres mujeres que sufren la violencia física y verbal desde siempre. Sumisas y pasivas, estas chicas de Nueva York vivieron a merced de sus esposos hasta que caen presos. Y ellas deciden tomar el mando. El filme basado en el comic “The Kitchen” de DC, se desarrolla en el barrio Hell’s Kitchen de Manhattan en la década del 70 indagando en la mafia irlandesa e italiana. Las tres mujeres piden dinero a los comerciantes a cambio de “protegerlos” de los delincuentes y poco a poco van armando un gran negocio. Si bien la trama es interesante y tiene momentos de sangre, la película nunca logra generar un clima tenso y no transmite ninguna impronta del universo del comic que la vio nacer. Incluso las talentosas protagonistas no logran explotar. Lo valorable de este comic devenido en filme es el protagonismo de las mujeres y sus roles que varían de víctimas a victimarias como una especie de revolución. “Todas las mujeres sienten miedo”, dice el personaje de Melissa McCarthy, que esta vez elude cualquier tipo de comicidad y se vuelve hacia lugares más dramáticos. Es que en esta producción, el plato fuerte son las chicas que ponen el cuerpo y la voz para salir del lugar de sumisas y tener el mundo a sus pies.
[REVIEW] Las Reinas del Crimen. Andrea Berloff, la guionista nominada al Oscar en 2016 por Straight Outta Compton, dirige su primer film con guion propio basándose en el cómic escrito por Ollie Masters para Vertigo (DC). Una historia ambientada en la década de los setentas en el archiconocido barrio de Hell’s Kitchen de New York. New York, años setentas y el barrio de Hell’s Kitchen no son extraños para los amantes del género policial. Chulos, putas y barrios arrasados por la criminalidad donde los vecinos sobreviven entre edificios abandonados y música disco. Desde que tenemos memoria han sido historias escritas y protagonizadas por hombres; machos que toman las calles y las convierten en sus patios de juego, donde la ley es impuesta como en un remanente del lejano oeste, iluminado ahora por el neón y el fluorescente. Es por eso que un drama como el film que protagonizan Melissa McCarthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss suena interesante; porque desde el comienzo resignifica el relato poniendo por delante a la mujer y su sitio en esas historias. Tenía que suceder y de alguna manera Andrea Berloff lo logra, aunque a veces abuse del subrayado cuando fue tan bien propuesto en imágenes. La historia, de las tres cabezas del sindicato criminal comienza en la ruina que son sus vidas, en la figura intrascendente que es ser la esposa «De» en un mundo de machos. Encerradas en sus casas amando una idea tergiversada de hogar. Nada extraño; ella cría a los hijos, ella recibe los golpes de un violento, ella es la rebeldía de un imbécil que ya no sabe qué hacer con eso. Que los tres maridos, con robo frustrado de por medio, terminen en la cárcel es el momento que descubrirán que son capaces de hacer el trabajo de estos, de hecho mucho mejor. Son ellas quienes reescribir el papel de la mujer en los bajos y oscuros fondos del crimen en un universo concebido en la ficción y la realidad como puramente masculino. De hecho que el film se tome el tiempo de preguntarle a uno de los personajes protagónicos, la Kathy de Melissa McCarthy, en la voz de su pequeño hijo, qué es lo que realmente quiere, es un acierto que potencia la vorágine que las consume desde que deciden ganarse la vida por mano propia. Como también un subrayado a la libertad ganada por ellas, alguien al fin les pregunta qué desean. De nada sirve que otra mujer sea una potencia entre bambalinas como lo es la Sra. O’Carroll (Margo Martindale) porque ella no es más que extensión machista de los hombres que la rodean. Son las tres protagonistas quienes impondrán el nuevo código de la casa. Y para esto se servirán de todas las herramientas disponibles, incluidos los hombres. Chantaje, robos, todo pasa por ellas y en ellas, transformándolas. Aunque se escapa por los intersticios de una historia bien montada una aproximación menos declamatoria que a veces no parece confiar en el trabajo de las protagonistas, que realmente entienden a los personajes rotos y reconstruidos que son. Un thriller criminal violento, que no ahorra asesinato y un drama de empoderamiento femenino interesante que juega con las reglas de los códigos del género y reelabora las posiciones, gracias a un trío protagónico que entendió la ductilidad de los personajes de este tipo, y casi que ni son necesarios los plot twist finales.
El gesto no es nuevo: el recambio de lógicas protagónicas masculinas por femeninas viene ocurriendo en Hollywood en los años recientes de la mano de comedias, thrillers, superhéroes y franquicias como Cazafantasmas. Entre el oportunismo binario y la autonomía legítima, Las reinas del crimen es el último exponente de esa tendencia aunque su vocación por el revisionismo policial llegue un tanto rezagado tras la contundente Viudas de Steve McQueen. El filme de la guionista-devenida-directora Andrea Berloff adapta un cómic sobre el salto al crimen de un trío de mujeres neoyorquinas a fines de la década de 1970 luego de que sus maridos mafiosos caigan en la cárcel. En irregular secuencia de aprietes y negociaciones con italianos, judíos e irlandeses, Claire Walsh (Elizabeth Moss), Kathy Brennan (Melissa McCarthy) y Ruby O’Carroll (Tiffany Haddish) pasan de la mortificación doméstica oscura y oscurantista a contar parvas de billetes. El empoderamiento de visos incorrectos se expone en vestidos de pronto refinados, fiestas liberadoras y hasta en un disparo en la cabeza a quemarropa que Walsh celebra con un suspiro feliz. El personaje de Moss es el más interesante y mejor actuado y el que logra las escenas incómodas y cómodas de la película (la mutilación en la bañera del cadáver de un acosador, el beso tierno con su amante ilegal). Si bien la intención y el mensaje son claros algo falla, y es la indecisión de Berloff entre imprimirle a la cinta un punzante espíritu scorsesiano o replegarla en el naturalismo sórdido. Con sus pausas, devaneos y regresos al campo de batalla doméstico –nunca abandonado del todo, como si el living y la habitación fueran más complejos que la gran ciudad-, Las reinas del crimen es lo segundo, un drama melancólico, contraído y maternal antes que matriarcal. La música urbana de pulso funk y subrayados de género –la apertura es acompañada del verso “It’s a man’s world”, “Es un mundo de hombres”- es síntoma clave de lo que el filme podría haber sido o quiso ser. La fotografía de Marys Alberti y la recreación de época –terrosa, rústica, desgastada- son lo destacable de Las reinas del crimen, que peca de cierta rigidez, confusión y altibajos. Y, se sabe, la mafia debe ser impecable.
“Las Reinas del Crimen”, bajo la dirección de Andrea Berloff, es una película que agrupó a tres actrices que últimamente no hacen más que deleitarnos con los trabajos que hacen. Tiffany Haddish, Elisabeth Moss y Melissa Mccarthy interpretan a tres esposas de gángsters, los cuales fueron a la cárcel. Es por eso que ellas – Ruby, Claire y Kathy – se convierten en las “suplentes” para hacerse cargo de los negocios sucios. La historia transcurre en la década de los 70′ dónde la mujer con tanto poder no era vista comúnmente y ubicaba al hombre en un escalón de inferioridad y vergüenza por no ser quienes llevaban adelante los negocios. En este nuevo camino para ellas, descubren un nuevo mundo en donde, empoderadas, se cruzan con gente que obviamente no cumple la ley. Así es como las tres mujeres se enfrentan con desafíos constantes, lidiando entre la vida y la muerte. La ambientación escénica es muy acorde a la época y está muy bien lograda, recreando esas calles de ciudad. Lo mismo ocurre con el vestuario, lo cual ayuda a que el espectador pueda centrarse más en el contexto -tiempo y espacio. Este trío de actrices fue elegido de manera muy acertada. A pesar de que hay momentos en los que tanto el guión como algunas escenas de acción se tornan repetitivas y un tanto bruscas, cada una de las actrices aporta momentos de humor, acción y drama en el momento justo que hacen una gran combinación para que el film resulte agradable.
Tres mujeres en el suburbio de las mafias El filme se sitúa en la década de 1970, cuando los maridos de tres mujeres son encarcelados por sus actividades criminales en la mafia irlandesa. Ellas deberán recuperar el trabajo de sus maridos en un barrio conocido por su violencia y negocios oscuros. Los comics son los que mantienen de gran forma a Hollywood, por ser las películas más taquilleras del año, con números que crecen cada temporada. Y no hablamos de calidad, sino que el género siempre tiene un buen rédito en las salas. En casi la totalidad de los filmes, vemos a superhéroes salvar el mundo, y aunque la tendencia va cambiando de a poco con heroínas como “Capitana Marvel”, “Mujer Maravilla”, y algunas de las que conforman “Avengers” y X-Men”, el porcentaje masculino siempre ha sido mucho mayor históricamente. Pero el mundo del comic, que podríamos considerar un nuevo tipo de arte en el que conviven la literatura y la ilustración, siempre ha dado historias por fuera de esos universos llenos de seres ultrapoderosos. Basada en la historieta “The Kitchen”, llega a las salas “Las reinas del crimen”. El filme se sitúa en la década de 1970, cuando los maridos de tres mujeres son encarcelados por sus actividades criminales en la mafia irlandesa, y ellas deben salir a ganarse el pan para alimentar a sus familias. Kathy (Melissa Mc- Carthy), Ruby (Tiffany Haddiss) y Claire (Elisabeth Moss) deberán recuperar el trabajo de sus maridos en Hell’s Kitchen, infame barrio conocido por su violencia y negocios oscuros. Por el solo hecho de ser mujeres, al trío no le prestan mucha atención, pero cuando comiencen a sacar buen rédito de su “empresa recuperada”, un encuentro inesperado con otros capos mafiosos será inevitable. El filme podría rondar sólo lo policial, o lo dramático, o en otro extremo sólo exagerar en lo cómico, pero curiosa y acertadamente entremezcla los tres géneros, haciendo avanzar la historia con alguna de esas cualidades en todo momento. Además de las grandes actuaciones de Mc- Carthy, Haddis y Moss, vale remarcar que la historia se sirve de estereotipos para encuadrar la narración: Las mujeres como “sexo débil” en los ‘70, y Hell’s Kitchen como conocido suburbio de mafias y crímenes, entre otros factores, pero tampoco se aprovecha de esos códigos ya conocidos para manipular lo que quiere contar.
El girl power toma el control Las chicas toman el control del barrio, y de la mafia irlandesa, en esta adaptación del cómic homónimo, cortesía de la debutante Andrea Berloff. Cuando hablamos de mafias varias, rara vez hay mujeres involucradas, salvo que sean esposas trofeo, amantes, o conyugues abnegadas que se encargan de cuidar a los hijos, pero poco saben de los “negocios familiares”. “The Kitchen”, la serie comiquera de Ollie Masters y Ming Doyle para Vertigo, cambia un poco esta concepción y se convierte en la base para el correcto debut cinematográfico de Andrea Berloff, una de las guionistas de “Letras Explícitas” (Straight Outta Compton, 2015), por la que fue nominada al Oscar. A simple vista, “Las Reinas del Crimen” (The Kitchen, 2019) parece guardar algunas similitudes con “Viudas” (Widows, 2018), aunque la obra de Steve McQueen y Gillian Flynn se acerca muchísimo más al thriller y a las películas de atracos como “La Gran Estafa” (Ocean's Eleven, 2001). Pero si queremos buscar un punto de unión entre ambas historias, ese sería, sin dudas, sus protagonistas femeninas. Berloff encuentra en Melissa McCarthy, Tiffany Haddish (bastante alejada de sus papeles más humorísticos) y Elisabeth Moss a sus “reinas”, tres grandes actrices que se cargan el relato al hombro y lo llevan a buen puerto, incluso cuando la trama y la ejecución tienen sus tropiezos. Estamos en la Nueva York de 1978, un lugar bastante diferente al destino turístico que ofrece hoy la Gran Manzana. Más precisamente en Hell's Kitchen, un barrio asociado a la marginalidad y al crimen, más allá de la mala fama que le hicieron Mario Puzo y Daredevil desde la ficción. En esta zona al Oeste de Manhattan mandan los irlandeses, ofreciendo sus servicios de protección y otros chanchullos que los ponen en la mira del FBI. A la cabeza de todo está Kevin O'Carroll (James Badge Dale) y su madre Helen (Margo Martindale), una señora de carácter que nuca aprobó el matrimonio de su hijo con Ruby (Haddish). Sus compinches principales son Jimmy Brennan (Brian d'Arcy James), esposo de Kathy (McCarthy) y padre de dos hijos; y el violento Rob Walsh (Jeremy Bobb), quien no duda en maltratar a su esposa Claire (Moss) cada vez que le da la gana. Las mujeres están bastante al tanto del oficio de sus conyugues, pero nunca se involucraron directamente, hasta que el agente Gary Silvers (Common) decide jugar sus cartas y mandar al trío derechito a la cárcel. Para algunas de las esposas esto es un alivio, pero sin los hombres en casa los ingresos se hacen insuficientes. Mientras sus maridos enfrentan cinco años en prisión, las señoras deciden tomar el toro por las astas y hacerse cargo de Hell's Kitchen, poniéndose al frente y al centro de la mafia irlandesa. La nueva administración Como es de esperarse, los lugartenientes masculinos no ven este cambio de mando con muy buenos ojos y oponen resistencia, pero gracias a la inteligencia de Kathy, el empuje de Ruby y la ayuda de Gabriel O'Malley (Domhnall Gleeson), ex veterano de Vietnam y asesino psicópata que vuelve al barrio para proteger a Claire, poco a poco empiezan a ganar adeptos, intimidar a los indecisos e incomodar a la competencia, sobre todo a los italianos que ejercen su influencia desde Brooklyn. Un juego bastante peligroso que no va a terminar del todo bien para los involucrados, y se va a complicar un poco más cuando los esposos queden en libertad antes de tiempo y quieran recuperar su territorio. Berloff (también responsable del guión) no se priva de la violencia desmedida, pero pierde la oportunidad de jugar con la estética del cómic, aunque hace un gran trabajo con la reconstrucción de la época circunscribiendo todo al barrio y la idiosincrasia de sus habitantes. Tal vez abusa demasiado de una gran banda sonora setentosa, y delega todo en sus protagonistas femeninas desperdiciando, en la mayoría de los casos, a sus actores. Igual, acá lo más importante es poder juguetear con las concepciones y tropos establecidos en cuanto a un género propiamente masculino, poniendo el foco en las fortalezas de sus personajes principales, muchas veces subestimados por el resto. "¿A quién le dijiste linda?" “Las Reinas del Crimen” no es una obra pretenciosa y cumple con todos los objetivos que se propone: nos entrega una historia entretenida que incluye algunos giros, aunque torpes, siempre servida en bandeja para el lucimiento del trió femenino protagonista, personajes bien definidos en cuanto a sus características y motivaciones. Lamentablemente, y suponemos que se debe a su inexperiencia detrás de las cámaras, Berloff no experimenta mucho con sus planos ni su estética, logra meter algunos pasajes de humor, pero se entiende que ahí no está fuerte. Lo mejor de la experiencia, además de un llevadero relato criminal, es el cambio de roles con el que juega, primero desde el cómic y después desde la película, demostrando qué difícil puede ser el mundo para las mujeres en cualquier ámbito y época, muchas veces vistas como personajes de segunda categoría a las que no se las toma muy en serio. Claro que el timing y la coyuntura les caen como anillo al dedo, desmitificando a la clásica damisela en peligro y dejando bien en claro que la mafia no es un ambiente exclusivamente masculino.
En estas épocas en que están en boga los movimientos “Me Too” y el que en nuestro país lleva la consigna “Ni una menos”, que promueven el empoderamiento femenino y denuncian la violencia contra la mujer, no es de extrañar que la cinematografía se acople a los tiempos que corren con una película a la medida de los reclamos sobre abusos y machismo. Un emprendimiento que bien podría haber surgido de “Pacific Standard Film”, la productora fundada por Reese Witherspoon que fomenta los protagónicos de actrices. La ópera prima de la guionista Andrea Berloff basada en el comic The Kitchen del escritor Ollie Masters y la ilustradora Ming Doyle, satisfará con creces a aquellas espectadoras enroladas en las corrientes mencionadas, además de proporcionar un ágil entretenimiento que renueva uno de los géneros más populares: el cine de gánsteres. Un cartel informa sobre el tiempo y el lugar: Nueva York 1978. El hampa domina las calles, las prostitutas, los sex shops y los clubes con las Gogo Dancers son las vidrieras céntricas de la ciudad. Un plano nocturno de Manhattan en dirección norte con el Empire State como centro, da paso a otro que se enfoca en un barrio de casas bajas mientras la cámara gira hacia el este en dirección al East River. Allí habitan secuaces de la mafia irlandesa. Tres breves secuencias dan la pauta del maltrato de sus miembros a sus esposas, en las que el desprecio, el agravio y la indiferencia son moneda corriente. Las mujeres son como objetos al servicio del hombre, no recibieron ningún tipo de educación y su rol se limita al de esposa procreadora y servil. Al ser encarcelados luego de un robo fallido, son ellas las que se harán cargo de la organización recolectando deudas, otorgando protección a los comerciantes y manteniendo la autoridad. No están dispuestas a ser sometidas nuevamente, los vejámenes son historias del pasado, no le temen a las armas ni les tiembla el pulso al manejar cuchillos para descuartizar cadáveres. De a poco su poder sobrepasa al que tuvieron los maridos y deben negociar con otras bandas más poderosas. Los hombres son violentos, traidores y arrogantes con excepción del padre de Kathy (Melissa McCarthy) que peca de inoperante. Las tres mujeres, a medida que suman cadáveres, presentan una moralidad ambigua, sin embargo el espectador empatiza con el trío protagonista debido a su pasado tortuoso y a la habilidad para abrirse paso en un territorio dominado por el sexo opuesto. Elisabeth Moss (El cuento de la criada), Melissa McCarthy (¿Podrás perdonarme?) y la menos conocida actriz de color Tiffany Haddish tomarán las riendas del negocio, son las que le darán esa identidad distintiva al film, ese aire fresco al género basado en una química entre ellas que funciona a la perfección, en un montaje ágil propio del cómic y en personajes bien delineados que sufren una profunda transformación. El drama, la comedia y la acción se entremezclan en un pasatiempo placentero confirmando las buenas expectativas que el tráiler había dejado. Valoración: Buena.
Las reinas del crimen es la adaptación de un comic de DC con desparejo resultado. Tres esposas de mafiosos encarcelados deciden unirse, tomar el toro por las astas y asumir los riesgos que conlleva en una sociedad machista, empoderarse y convertirse en gangsters con polleras. En una acción que tiene lugar a mediados de los años 70. En el barrio de New York donde mandaba la mafia irlandesa, Hell’s Kitchen. Ante el magro sostén que le proporciona la agrupación a la que pertenecen sus maridos sentenciados, una de ellas ve el negocio de regentear por sí mismas la protección a prostitutas, comerciantes y sindicatos relacionados con la construcción. A las otras dos no les queda más remedio que unirse (cada una tiene un motivo para hacerlo) porque además de la falta de dinero se les suma el sufrir violencia doméstica, infidelidades y la búsqueda de cierta dosis de venganza. El problema Las reinas del crimen es que su verosímil navega en aguas poco convincentes de tono, y no se decide entre ser realista o levemente paródico. Más allá de algún chiste relacionado con cómo hay que ir vestida para entrevistarse con un capomafia italiano, el resto es un intento de discurso feminista poco justificado. No construye clímax dramático que lleve a un in crescendo en las escenas de violencia, todo está más bien relacionado con el giro sorpresivo. Está claro que no estamos ante un remedo de El Padrino, ni tampoco de un film al estilo de Scorsese. Pero en el caso de Las reinas del crimen, tratándose en definitiva de una película de gangsters, se pretende, al menos, cierta tensión que este film no logra construir. Otro de los inconvenientes es que en pos de dotar de fuerza a los personajes femeninos se debilita a los mafiosos masculinos, a punto de convertirlos en idiotas que no están a la altura del negocio que regentean. No basta la conjunción de muy buenas actrices, como ha ocurrido hace unos meses con una película de temática similar (Viudas, de Steve McQueen) para garantizar la calidad. Pero en rigor a la verdad hay que decir que los trabajos de Melissa McCarthy (que este año logró una nominación al Oscar por un papel dramático en Can You Ever Forgive Me?) Tiffany Haddish y la gran Elisabeth Moss, son destacables. Por el lado de los hombres, no sucede lo mismo por tener personajes endebles. A la guionista Andrea Berloff, que aquí debuta como directora, parece pesarle el hecho de que el comic desarrollaba la historia en ocho entregas y aquí se hace difícil mantener la atención, más allá del toque feminista y los giros argumentales que parecen puestos con calzador.
En Hell’s Kitchen, Nueva York, en el año 1978, tres delincuentes son detenidos por el FBI. Ellos son quienes manejan los negocios sucios del barrio, cobran por proteger a los comerciantes y atacan a los deudores de su “servicio”. Tras el juicio son condenados a tres años de prisión y sos sus mujeres quienes, ahogadas por deudas, deciden tomar su lugar en la organización. Montan su propia estructura de protección, se alían con los italianos de Brooklyn y van relegando a sus compatriotas, los irlandeses de Hell’s Kitchen. Ellas no saben hasta qué punto pagarán, y muy caro, esta traición a la familia.