En 1995 esta era la película favorita de Andy y razón por la cual adquiere el muñeco de Buzz Lightyear, uno de aquellos a los que vimos cobrar vida en la ya clásica película Toy Story (y sus secuelas). Lightyear es además la primera película de Pixar que se estrena en salas desde el inicio de la pandemia.
La película dirigida por Angus MacLane entonces gira en torno al personaje de ficción dentro de la ficción y tiene alguna mínima referencia, en especial con un par de diálogos, al muñeco que conocemos. Pero estamos ante una película de ciencia ficción que reúne varios tópicos del género: el viaje espacial, los alienígenas, los robots, vueltas en el tiempo.
Lightyear es un comandante del espacio que queda varado, junto a su compañera y una nave cargada de tripulantes dormidos, en un extraño y hostil planeta. Salir de ese lugar depende de él y de una misión que parece imposible. Pero si algo caracteriza a Lightyear es que nunca deja una misión sin completar. El problema es que en cada intento, en un viaje alrededor del sol a velocidades inhumanas, el tiempo corre distinto en aquel planeta donde la gente empieza a habitarse, construyendo defensas para las criaturas alienígenas con tentáculos y creando algo parecido a un hogar. En cada intento, se pierde cuatro años de la vida de los demás, en especial de la vida de su compañera y mejor amiga que, al quedarse, comienza a armar su propia vida sin esperar lo que quizás nunca suceda.
Las cosas se complicarán cuando ya parezca demasiado tarde y se encuentre con un nuevo equipo, más joven e inexperto, en el planeta ahora tomado por un villano al que conocen como Zurg. Se suma la compañía de un gato robot que cumple el rol que hoy siempre se busca en este tipo de películas, el de ser tierno y robarse las escenas; hay que decirlo: lo cumple con creces. Pero en general, es una historia que apela al compañerismo, a entender que en equipo las cosas siempre van a funcionar mejor.
Pixar se afirma una vez más como el más grande en calidad de animación. Desde lo técnico, es impecable. A nivel guion la película se pierde en esas muchas películas que quiere ser. Y salvo por algún detalle no se parece en nada una película de los 90s, o incluso anterior, como se supone que es si Andy la vio en 1995. Todo se siente demasiado moderno y artificial.
Si la película se ve en su idioma original (cosa poco probable en salas), las voces de Chris Evans, Uzo Aduba, Taika Waititi y, en especial, James Brolin como el villano sobre el cual no conviene adelantar mucho más, le brindan un aporte extra. Pero si bien estamos ante una galería de buenos personajes, ni siquiera Sox, sin duda el más marketinero (porque es el más probable de ser replicado en juguetes a partir de este momento), promete convertirse en aquello que supieron ser los inolvidables juguetes de Toy Story. Quizás porque el acercamiento es distinto, porque una no crece con ellos, porque se los percibe menos cercanos. Hay una magia que no está, que se perdió.
En Lightyear hay una película cargada de, además de las ganas de seguir haciendo dinero, claro, buenas intenciones. Hay diversidad -en muchos países resulta ridículamente polémica por la inclusión de una historia homosexual con un personaje femenino-, referencias a clásicos del cine que amamos -la de Star Wars es tal vez la presencia más fuerte-, y hasta, probablemente de manera inconsciente, algo de Maverick. Pero todo esto con un filtro que la presenta demasiado liviana y superficial, por eso es incapaz de generar lo que Toy Story, de la cual pretende despegarse pero es imposible no querer comparar; no capta nunca su esencia. En Lightyear pasan muchas cosas y tiene alguna vuelta de tuerca y hasta ¡tres! escenas post-créditos, y todo de una manera volátil, con personajes y sus relaciones sin un desarrollo profundo; es entretenida pero de un modo muy pasatista.
Sin dudas estamos ante otra película que no tiene mucho para aportarle a una saga a la cual le tenemos mucho cariño. Eso no quita que Lightyear sea una película entretenida que haga pasar un buen momento, en especial a lxs niñxs. Pero el tiempo dirá si aquellxs se quedarán con estos personajes como nos quedamos con los muñecos.