Un presidente difícil de comparar
El director de la "Lista de Schindler" logra un filme casi "artesanal", en relación a lo que es el cuidado de cada detalle. El Lincoln que muestra habla, prácticamente, como a través de parábolas, basadas en su aguda observación de la vida y de todo lo que lo rodeaba.
Abraham Lincoln (Estados Unidos, 1809-1865) se convirtió en un mito de la historia universal. Su figura alta, espigada, su rostro concentrado y -según sus contemporáneos- su carácter firme, lo definen como un hombre recto y recio.
De esta manera lo muestra Steven Spielberg en su filme "Lincoln", del que hay aclarar que no es una biografía del decimo sexto presidente de los Estados Unidos, porque solamente enfoca sus últimos cuatro meses de vida antes de que fuera asesinado, iniciando un sino trágico de los mandatarios norteamericanos.
ENMIENDA FUNDAMENTAL
El guión del norteamericano Tony Kushner, se apoyó en el libro de Doris Kearns Goodwin: "Team of rivals: The political genius of Lincoln", tomando su parte central, referida a la aprobación por parte del Congreso de los Estados Unidos (el 31 de enero de 1865), de la Decimotercera Enmienda de la Constitución, que permitiría abolir la esclavitud.
A la vez sigue el trayecto posterior del presidente (miembro del partido republicano), hasta que es asesinado el 15 de abril de ese mismo año mientras asistía con su mujer Mary Todd, a una función teatral.
Con gran acierto Steven Spielberg decidió meterse a fondo para mostrar al presidente en los últimos tramos de su vida privada y política, cuando se define un momento primordial en la historia del pueblo estadounidense.
Con "Lincoln" Steven Spielberg logra un filme casi "artesanal", en relación a lo que es el cuidado de cada detalle. De la iluminación, que parece extraída de cuadros de época, de contraluces que le otorgan un halo de daguerrotipo a la figura del mandatario que se ve predicar o dirigirsea sus colaboradores más cercanos y a sus opositores, a través de anécdotas que en muchos casos contienen una dosis de sutil humor.
LA PERSONALIDAD
El Lincoln que muestra el director "La lista de Schindler" habla, prácticamente, como a través de parábolas, basadas en su aguda observación de la vida y de todo lo que lo rodeaba.
Tal vez una de los méritos de Spielberg y de su guionista Tony Kushner es que despoja a su héroe de cualquier posible complacencia. Lo muestra con un poder de convencimiento inusitado, a la que vez que lo desnuda y lo hace ver como manipulador, arbitrario y hasta autoritario en casos, con tal de llegar a su tan ansiado fin: el de abolir la esclavitud y terminar con la Guerra de Secesión.
La película dedica una gran parte de su metraje a mostrar las pujas de facciones en el Congreso, de la misma forma que le da cabida a la ternura, que ese hombre, en apariencia hosco, le prodigaba a sus hijos.
También resultan memorables los claroscuros con los que se manejaba con su mujer, la muy tenaz Mary Todd Lincoln (estupenda Sally Field); o con su hijo Robert, representado por el ascendente Joseph Gordon-Levitt. Como cierre hay que decir que Daniel Day-Lewis logra que su Abraham Lincoln brille a través de los innumerables matices de una actuación excelente.