La voluntad es energía
Respetando la línea de las últimas adaptaciones cinematográficas de cómics longevos, aquí tenemos otra propuesta relativamente entretenida que si bien nunca llega a derrapar de manera grosera tampoco entusiasma demasiado ni nos invita a contemplar algo más que un melodrama eficaz de raíces griegas y recargado con mucha pirotecnia: este “estado de cosas” -vinculado en gran parte a una prolija exaltación de la medianía- de por sí no tiene nada de malo y permite afirmar que Hollywood está exigiendo a sus directores mayor homogeneidad general y menos “jugadas riesgosas” que puedan hacer tambalear la taquilla.
El problema con este modelo de producción es que eventualmente el público se percata de los mecanismos intervinientes y comienza a rechazar convites simpáticos aunque cada vez más reiterativos: de hecho, Linterna Verde (Green Lantern, 2011) decepcionó en Estados Unidos y para colmo cuenta con numerosos puntos de contacto con sus “hermanas gemelas” Thor (2011) y Capitán América: El Primer Vengador (Captain America: The First Avenger, 2011). Hablemos de obras de DC o de Marvel, el eje principal a la hora de la traslación a la pantalla gira alrededor de no importunar a nadie y saturar el ojo con los CGI.
La trama combina distintos pasajes de los macro períodos de la historieta para construir una mixtura agradable que por suerte no se toma muy en serio a sí misma: el piloto de pruebas Hal Jordan (Ryan Reynolds) es “elegido” por el anillo de un extraterrestre moribundo para ocupar su lugar junto a los Linternas Verdes, un cuerpo intergaláctico dedicado a defender la paz y la justicia. Mientras se somete al entrenamiento de rigor y trata de comprender aquello de que “la voluntad es energía”, en simultáneo escapa de su encierro Parallax, una entidad que se alimenta del miedo y que desea vengarse de la cúpula de nuestro escuadrón.
Desde hace tiempo una de las estrategias predilectas de la industria -en cuanto a tanques sustentados en el apartado visual se refiere- es la de seleccionar a un actor con poco poder para que no imponga condiciones ni porcentajes y rodearlo de apellidos de prestigio con el fin de que los espectadores circunstanciales que desconozcan al personaje central no se sientan tan fuera de contexto. El presente film no es ninguna excepción y ofrece un elenco interesantísimo que incluye un catálogo de lo más variado (Tim Robbins, Geoffrey Rush, Angela Bassett, Mark Strong, Peter Sarsgaard, Jay O. Sanders y Michael Clarke Duncan).
Como suele ocurrir en estos casos, la catarata de estereotipos de un guión previsible está compensada por la química de la pareja protagónica: un solvente Reynolds, quien viene de la magnífica Enterrado (Buried, 2010), y la hermosa Blake Lively, una verdadera revelación que hasta este momento había pasado algo desapercibida. A pesar de que la fórmula descubierta gracias al éxito de Iron Man (2008) y Hulk: El Hombre Increíble (The Incredible Hulk, 2008) empieza a mostrar su cansancio luego de tantas réplicas, la película aprovecha su propia levedad prescindiendo de redundancias y/ o diálogos altisonantes…