Llega a las salas de cine una nueva adaptación de la película basada en el libro de Stephen King que fue protagonizada en 1984 por Drew Barrymore.
Charly (Ryan Kiera Armstrong) tiene poderes piroquinéticos y debe luchar por intentar salvar a su familia de un grupo de fuerzas siniestras que desean controlarla con fines terribles. Sus padres, Andy (Zac Efron) y Vicky (Sydney Lemmon), huyen desde hace tiempo de la agencia que los usó para experimentar, saben que si llegan a ser capturados les espera una vida oscura y sometidos a controles y experimentaciones permanentes.
El punto de partida de la película es el escape de la familia cuando esta agencia intenta capturarlos. Ciencia ficción y suspenso intentan alternarse para crear climas, pero fallan en su objetivo. Si bien el argumento de la película no resulta tan interesante como otras obras literarias de King llevadas al cine, en esta adaptación el director no pudo sortear lo peor que puede suceder en una pelicula: resultar monótona y por momentos extremadamente aburrida.
«Llamas de venganza» versión 2022 cae en los lugares típicos de esta tipo de filmes donde el «malo» persigue al «bueno», y hay muerte, sangre, y algún que otro momento triste. El cliché aquí está a la orden del día y ni los protagonistas principales ni los secundarios logran performances que permitan destacar aunque sea el trabajo actoral.
La película de Keith Thomas no causa terror, ni suspenso. No causa nada. Desde lo técnico podría rescatarse la banda sonora de la mano de John Carpenter (Halloween, Christine, La Niebla) y sus compañeros de la franquicia Halloween, Cody Carpenter y Daniel Davies, pero ni siquiera resulta estimulante, pues aparece de forma forzosa, y por más reconocibles que sean estas melodías lo cierto es que estamos frente a una adaptación que podría haber arriesgado a utilizar otra banda de sonido y no caer también en el lugar común de recurrir a compositores tan conocidos y escuchados en este tipo de ´géneros cinematográficos.
Una fallida nueva adaptación que quedará en el olvido.
Opinión: Mala.