En buena medida podemos afirmar que lo único relevante en Loco Corazón (Crazy Heart, 2009) es la prodigiosa actuación de Jeff Bridges. Más allá de algunos detalles astutos del guión y el interesante nivel de las canciones, la película en sí no aporta demasiado a los dramas musicales: resulta muy extensa, cae en varios lugares comunes y el tópico de la “redención” ha sido trabajado en muchísimas ocasiones. En síntesis, hablamos de un film correcto aunque olvidable…