Después de mucho pelear y merecerlo más que nadie (¡cómo pudieron ningunear así a su gran Lebowski!), Loco Corazón le dio a Jeff Bridges su tan ansiado Oscar después de cuatro intentos fallidos en casi 40 años (La última película fue su primera nominación en 1971). El se pone al hombro, como quien carga una guitarra, una película sobre un músico de country venido a menos, macerado en alcohol y con una última gran chance de redimirse. La vida de Bad Blake parece que no fue la mejor, y aquí tampoco se cuenta de la mejor manera, pero Bridges logra con sólo un par de gestos transformar en conmovedor lo que se vislumbraba sensiblero. Bridges transforma lo que parecía un culebrón en una gran película musical, que suena todavía mejor gracias a las preciosas melodías campiranas de T-Bone Burnett. Loco corazón además late con más fuerza ante la presencia de otros grandes como el aquí homenajeado Robert Duvall, el churro Colin Farrell o la despampanante Maggie Gyllenhaal.