Lore

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Niños desarmados

Apenas terminada la segunda guerra, cuando los aliados ocupan Alemania, los oficiales y jerarcas nazis no tenían demasiadas opciones: huir o ser detenidos. El padre de Lore (Saskia Rosendahl) llega a su casa al final de la guerra solo para quemar rápidamente todo documento que lo vincule con el régimen y sacar a su familia de la casa para llevarlos a una granja donde cree que estarán mas seguros, para luego abandonar el país. Su madre se entrega a las autoridades, porque cree que eso es mejor que quedarse a esperar a que vengan por ella. Así Lore, la hermana mayor, queda a cargo de sus cuatro hermanos, y debe atravesar Alemania para llegar a la casa de su abuela en Hamburgo.
La vida de estos cinco hermanos cambia en minutos, de repente se encuentran solos, atravesando a pie una Alemania llena de peligros, donde la comida escasea, y deben aprender a sobrevivir, lo que los lleva a aceptar la compañía y la ayuda de un extraño, el que probablemente represente todo aquello que les han enseñado a despreciar.
El camino que los niños recorren es tanto interno como externo; esos zapatos que se rompen y se llenan de barro muestran el paradigma que ha caído, como todo aquello que alguna vez ha sido motivo de orgullo es ahora motivo de vergüenza, y a cada paso descubren que el mundo tal vez no es como se los han contado.
Cada detalle es mostrado de forma extremadamente realista, y con una crueldad que por momentos es difícil de ver. Los chicos se enfrentan con una realidad tremenda, donde la guerra ha sacado lo peor de la gente, no es fácil conseguir ayuda y la crueldad abunda. La reconstrucción de época es precisa, y no solo es coherente históricamente, sino que en cada detalle muestra los estragos de la posguerra, sin golpes bajos, pero con veracidad.
Los niños son creíbles en sus actuaciones, especialmente la protagonista, que con pocos diálogos sabe expresar en su rostro el dolor de lo que le ha tocado atravesar.