Cuatro Fantásticos y nada de tiempo
Esta nueva versión del cómic clásico de Marvel cuenta con nuevos intérpretes que no logran llevar a buen puerto una historia pergeñada a las apuradas.
Para entender la siguiente crítica hay que tener tres puntos en cuenta:
1) En 1992, el productor alemán Bernd Eichinger le compró a Marvel Comics por 250 mil dólares la opción para realizar un filme basado en la historieta Los Cuatro Fantásticos (Fantastic Four) por medio de Neue Constantin. Como en 1992 no había podido realizar la película, Eichinger –que quería hacer valer su opción y renovarla- se unió con el productor Roger Corman, famoso por sus exitosos filmes de bajo presupuesto, y en un mes –y con un millón de dólares- llevaron a cabo la titánica tarea de filmar una obra que terminó quedando inédita por el bien de la humanidad.
2) En 2005, 20th Century Fox estrenó una versión moderna y fresca sobre el cómic–conocido entre los fanáticos como la Primera Familia por tratarse del súper grupo inicial de Marvel- y en 2007 llegó la secuela en la que se presentaba al personaje del Silver Surfer, con miras a hacer un filme sobre este ícono.
3) En 2009, Disney compró Marvel Comics pero el acuerdo no incluía las licencias vendidas a otros estudios como Paramount, Universal, Sony y Fox. Paramount y Universal arreglaron económicamente el regreso de esos personajes a Disney mientras que Sony decidió lanzar una remake de Spider-Man (el Sorprendente Hombre Araña de 2012) pero tras la desilusionante secuela de 2014, firmó un acuerdo de cooperación entre ambos estudios para "compartir a los personajes" y de esta manera el trepamuros aparecerá en la tercera entrega de Capitán América en marzo de 2016. Fox, por su parte, retuvo los derechos de personajes X-Men, Wolverine, Deadpool y debió negociar entre devolver a los Fantastic Four y Daredevil. Como este último personaje no había tenido una buena recepción en la taquilla, lo devolvió a Marvel (que estrenó este año una serie en Netflix que se convirtió en el mayor éxito del canal hasta el momento) y se quedó con la familia de superhéroes para renovar la licencia para lo cual debía lanzar un filme este año cueste lo que cueste.
Y el costo para 20th Century Fox puede ser terrible ya que Los Cuatro Fantásticos probablemente se convierta con el tiempo en una de las películas basadas en historietas más aburridas de este género. Y todo se debe a una serie de caprichos inconcebibles.
Vayamos por partes: la necesidad de hacer este film era tan grande que el estudio decidió innovar en todo sentido. Para esto, contrataron al director Josh Trank –cuyo único merito radicaba en haber realizado en forma casi independiente el film Poder Sin Límites (Chronicle), una suerte de Proyecto Blair Witch con seres superpoderosos- y al inexperto guionista Jeremy Slater, que más tarde fue reemplazado por Simon Kinberg, responsable de las nuevas películas de X-Men.
Sin embargo, Kinberg parece haber llegado demasiado tarde al proyecto ya que toda la película parece obra de un grupo de estudiantes de cine con gran presupuesto, pocas ideas y muchas ganas de innovar.
Para empezar, el film no respeta siquiera en esencia, el origen del grupo y vuelve a caer en la idea de que no sólo los Cuatro Fantásticos, sino también su némesis el Dr. Doom son producto del mismo experimento fallido, en el caso anterior un viaje espacial, y en este una teleportación a una dimensión extraña.
La reincidencia en el villano elegido, algo que no le ocurrió ni siquiera a la remake de Spider-Man, lleva a pensar que los derechos del film no incluyen a los clásicos enemigos de los cuatro héroes o bien en una desconcertante falta de imaginación.
El siguiente paso –y en esto radica la principal "maldición" que afecta al film- se basa en la raza de uno de los protagonistas. En las historietas, Johnny y Susan Storm son dos hermanos caucásicos que comparten fisonomía. En esta nueva versión, Johnny está interpretado por el ascendente actor afroamericano Michael B. Jordan mientras que Susan es la rubia Kate Mara, de House of Cards. Esto –que se explica en el film como un proceso de adopción internacional- cayó muy mal entre los fanáticos que ya desde el vamos se opusieron a esta elección. Sin embargo, Fox y Trank se opusieron a la oposición, quizá creyendo que menos y menos es más, pero la ecuación del cine es diferente a la aritmética.
El resto del elenco lo componen Miles Teller (el de la Oscarizada Whiplash: Música y Obsesión) como Reed Richards y Jamie Bell como "La Cosa", mientras que Toby Kebbel compone a un inquietante Victor Von Doom (el único personaje destacable del filme) y Reg E. Cathey al Dr. Franklin Storm, el mecenas del proyecto que culmina en un desastre, en todo sentido.
El apartado técnico, eso sí, demuestra esa teoría que indica que nos encontramos en una suerte de Edad Media digital, en la que los espectadores son analfabetos digitales que se nutren de productos manufacturados por máquinas y sin "corazón". Los efectos especiales cumplen de sobra con su cometido, eso sí.
Es, sin embargo, en la construcción de la historia donde radica la principal falla. Los guionistas dividen una obra en "principio", "nudo" y "desenlace" en la que el primer ítem ocupa un cuarto de la obra, el segundo toma dos cuartos y la última parte queda para el tercer acto. Aquí el inicio dura dos cuartos y medio, el segundo acto uno y el desenlace se produce en apenas cinco minutos. Todo este menjunje deja un sabor a poco, como si todo se terminara apenas comenzada la aventura. Para darse una idea, entre el inicio del film y la obtención de los poderes de los protagonistas, pasan entre cuarenta y cinco y cincuenta minutos, y el filme dura poco más de ochenta.
De esta manera, Cuatro Fantásticos podrá llegar a llevar a algunos desprevenidos al cine, apoyada por su campaña publicitaria, los pósters de la película y el tráiler, el más visto de la historia de la 20th Century Fox, pero de seguro los fanáticos se apegarán al boicot iniciado por Disney/ Marvel, que no sólo dejó de editar el comic sino que incluso se dio el lujo de "matar" a cuatro personajes con la cara de los actores del film en una de sus historietas y nada menos que con un misil.
Y todo por un capricho.