Guerreros de la luz de un autor poco iluminado A propósito de luz, valga la aclaración: esta película no tiene nada que ver con el juego de rol homónimo ni con el manual del guerrero luminoso que escribió Paulo Coelho. Acá nadie larga frases de almanaque ni tiene pensamientos new age. En cambio, se oye un corrido con frases dedicadas «a esa gente bonita que trabaja de sol a sol mejorando a mi nación», «con coraje y gran valor son los guerreros de la luz, guerra sin nombre, hay que gritarlo con orgullo, sí, señor», y cosas similares, que no riman ni de casualidad, pero suenan simpáticas. Es que se trata de un documental sobre los trabajadores de la represa más grande de Latinoamérica y la más alta del mundo, La Yesca, en el Estado de Jalisco, capaz de generar 750 megawatts cuando la terminen en octubre próximo. Algo más: esta obra integra un sistema de 27 proyectos con un potencial de 4.300 Mw. Las imágenes de la construcción son impresionantes. También la cantidad de personal contratado, unas 5.300 personas llegadas de todo el país, a lo que se suma otro tanto en empleos indirectos. Curiosamente, la película no brinda estas cifras, ni siquiera las sugiere. Se limita a registrar las confesiones a cámara de un puñado de personas (camioneros, cocinero, mucama, controladora, encofradores, etc.) acerca de sus hábitos, sus familias, sus nostalgias, empezando por uno que de lejos parece un samurai, otro que la va de picaflor barbacana, un chico ansioso de conocer a la hija que nació en su ausencia, dos empleados ajenos al arquetipo del macho mexicano, por no decir otra cosa, etcétera. Entre todos hacen la obra, y cada uno es un pedazo de su país y de la clase obrera. Ah, el corrido incluye un particular estribillo: «Si los patrones no cumplen con el contrato, el sindicato rápido entra en acción». Sucede que el productor de la película es el Suterm, Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana. El modelo de este documental parece ser «En el hoyo», que Juan Rulfo dedicó a los albañiles del segundo nivel de la autopista periférica del DF, y que culminaba con la bandera nacional ondeando al final de un travelling impresionante. Muy buen modelo. Solo que «Guerreros de la luz», que goza de mejor sonido, desaprovecha sus oportunidades, y acaba su homenaje a los electricistas y afines con un contradictorio fundido a negro. En fin. Autor, el tapatío (como les dicen a los nativos de Guadalajara) Valentín Santana, bailarín y actor de films de acción «directo a video», productor y libretista de «Rosa Carmín», sobre trata de menores, y factotum de «Vida Express», sobre un jugador de carreras clandestinas, ambos con el actor Frank Rodríguez. Este es su primer documental.
Historias del trabajo mexicano En épocas en que el género documental demostró un fuerte crecimiento en cuanto a lo estético y narrativo Los guerreros de la luz (2011) funciona más como un trabajo institucional que como una obra cinematográfica, sin siquiera proponer un debate o invitar al espectador a dialogar con el film. Dirigido por Valentín Santana Los guerreros de la luz se construye a partir de testimonios de los obreros que trabajan en el montaje de la Hidroeléctrica Presa la Yesca (México), la más grande de toda Latinoamérica, albergando a miles de personas que lo han dejado todo para darle a sus familias un mejor pasar, pese a un coqueteo permanente con la muerte. La peor falencia que presenta el relato es su abordaje, demasiado básico y corporativo para los tiempos que corren, en el que a pesar de focalizar sobre lo humano no busca crear un conflicto sobre las condiciones de trabajo. Testimonios de una decena de trabajadores muestran un panorama de la fauna humana heterogénea que conforma ese universo laboral. Desde ingenieros hasta simples empleadas domésticas que tienen el común denominador de haber dejado una vida afuera, y que hoy viven el presente visionando un futuro diferente. Los guerreros de la luz tal vez sea interesante para un estudio antropológico sobre las condiciones laborales estatales en México o sobre las decisiones que llevan a una persona a arriesgarlo todo por el futuro. Pero desde lo cinematográfico y narrativo resulta tan básico, monótono y primitivo como un programa de televisión, en donde lo más rescatable es la banda sonora y alguna que otra historia. No mucho más que buenas intenciones.
Una apuesta hacia el porvenir El documental del mexicano Valentín Santana es un admirable "friso humano", que habla de la justicia y la injusticia y del trabajo, como una necesidad vital del hombre. El documental del mexicano Valentín Santana se mete de lleno con su cámara en esa "microsociedad" que conforman los hombres y mujeres, que trabajan en la construcción de la presa hidroeléctrica La Yesca, ubicada en el cauce del Río Grande de Santiago, en el municipio de La Yesca, a ciento cinco kilómetros de la ciudad de Guadalajara, en México. Alrededor de la presa se encuentra un barrio en el que vive la mayoría de los operarios, técnicos y personal administrativo, que intervienen en este proyecto que significa una apuesta a futuro para los mexicanos, cuya inauguración se prevé será a fines de este año. El título del filme refiere a un "corrido" mexicano, dedicado a los trabajadores de La Yesca, conocidos como "los guereros de la luz", en el que uno de sus versos dice: "no hay diferencia de estatura, ni color, el empeño está en continuar en la misión..." LA TOLERANCIA La película, que incluye innumerables testimonios, deja en claro, como dice uno de los operarios, que "se coquetea con la muerte a cada rato y todos los días le pido a Dios que me ayude". También es una apuesta a la esperanza de poder ayudar a la familia, a construir una casa propia, o hacer posible que se puedan pagar los estudios a los hijos. Espejo de la sociedad mexicana de este tiempo, en La Yesca, se muestra que la tolerancia y la aceptación del otro, es una tarea esencial, porque todos se necesitan y todos precisan del compañero para construir ese gigantesco engranaje de hierro y cemento. Valentín Santana consigue un documental de intenso impacto social. Sigue a esos hombres y mujeres, en su labor cotidiana y en sus ratos de ocio. Retrata a hombres que lloran porque extrañan a sus hijos, sus mujeres; o a un cocinero al que le hubiera gustado ser mujer, pero se casó y tuvo una hija, la que trabaja con él en el comedor de la empresa. El director logra equilibrar con muy buenos recursos cinematográficos, el relato de sus protagonistas, junto con algunas insólitas imágenes de ese lugar. Entre ellas, la de un grupo de hombres, que parecen suspendidos en el aire, mientras van armando una gran telaraña de hierros, que más tarde quedará tapada de cemento. "Los guerreros de la luz" es un admirable "friso humano", que habla de la justicia y la injusticia y del trabajo, como una necesidad vital del hombre.
Producido por el sindicato único de trabajadores electricistas de México, el documental tiene el testimonio de los trabajadores de grandes emprendimientos, que conviven lejos de sus familias, mientras dure la obra. Sencilla y emotiva, destaca a estos “guerreros” que se sienten sumamente orgullosos de su tarea, aunque les cueste el mal de ausencias.