A los mordiscones
En función del éxito internacional primero de Exterminio (28 Days Later, 2002) y luego de la serie televisiva The Walking Dead a partir de 2010, muchas de las cinematografías nacionales del globo han ofrecido su propia versión del subgénero del terror centrado en los zombies y aledaños: lo que comenzó como una premisa postapocalíptica marginal -en su exégesis posmoderna- gracias a clásicos como La Noche de los Muertos Vivos (Night of the Living Dead, 1968), El Amanecer de los Muertos (Dawn of the Dead, 1978) y El Regreso de los Muertos Vivos (The Return of the Living Dead, 1985), pronto se transformó en un fenómeno mundial de millones de dólares que derivó en una infinidad de propuestas como por ejemplo la australiana Undead (2003), la española Rec (2007), la noruega Dead Snow (Død Snø, 2009), la cubana Juan de los Muertos (2011) y la surcoreana Train to Busan (Busanhaeng, 2016), todas obras interesantes dentro del rubro y bajo sus propios términos.
Lamentablemente Los Hambrientos (Les Affamés, 2017), un exponente zombie canadiense que venía con pretensiones de renovar las aguas, no llega a redondear ninguna de las muchas promesas que incluye a nivel estructural, cayendo en el terreno de films fallidos recientes como la danesa What We Become (Sorgenfri, 2015) o las estadounidenses Viral (2016) y El Pulso (Cell, 2016). Dicho de otro modo, este opus escrito y dirigido por Robin Aubert combina de manera caótica los zombies modelo infectados de Exterminio, el cine arty, la comedia ingenua, el drama familiar de pérdida, la ciencia ficción de “mentalidad de panal”, los relatos apesadumbrados de supervivencia, el gore clase B y hasta un dejo lírico que aflora durante el desenlace: que la mezcolanza sea un tanto anárquica no tiene nada de malo ya que la historia del séptimo arte está llena de películas mixtas maravillosas, el problema es que el realizador no ofrece precisamente la mejor versión de cada ingrediente.
Desde el vamos la trama se nos presenta como coral, por lo que debemos acompañar a tres grupos de sobrevivientes que -por supuesto- se terminarán encontrando más adelante, siempre en las zonas rurales de una Quebec atormentada por una plaga que transforma a todos los seres humanos en caníbales imparables: por un lado tenemos a Bonin (Marc-André Grondin), quien luego de la muerte de un amigo se topa con Tania (Monia Chokri) y Zoé (Charlotte St-Martin), la primera una mujer con una mordida que dice haber sido de un perro y la segunda una nena huérfana, después está Céline (Brigitte Poupart), una burguesa con un machete que arriba a la granja de dos señoras mayores, Thérèse (Marie-Ginette Guay) y Pauline (Micheline Lanctôt), y finalmente tenemos a Réal (Luc Proulx), un otrora agente de seguros que es salvado por el joven Ti-Cul (Édouard Tremblay-Grenier). El viaje en conjunto se da recién durante el tramo final, cuando las bajas comienzan a acumularse.
El detalle de turno de ciencia ficción y/ o fantasía se reduce al hobby de los contagiados de armar torres de sillas u objetos varios símil tótem ritual, sólo para luego quedarse mirando la creación en sintonía con la insensibilidad alienígena de La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1956). Sinceramente la obra de Aubert es bastante aburrida por momentos no tanto por el ritmo narrativo lentificado sino por la falta de novedades significativas o de un ímpetu en verdad alocado, ya que el film no se siente cómodo en ninguna de las múltiples vertientes trabajadas y en general pareciera pretender homologarse a las propuestas freaks más leves destinadas al circuito festivalero y no mucho más. El director para colmo apenas si deja flotando el muy interesante concepto de que la sociedad contemporánea ya está zombificada de la mano de sus rutinas estúpidas, los prejuicios de siempre y una humanidad totalmente condicionada por el capital y los medios masivos de comunicación, no obstante -viendo el “material” en pantalla- tampoco queda claro si ese fue su objetivo o si el elenco es sumamente inexpresivo o si los personajes no tienen mucho para decir acerca de su vida previa a esta debacle tracción a mordiscones…