Apostarle a una película que se llama “MILLENIUM 1: LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES”, es ya de arranque una locura.
Apostarle como productor, una demencia.
Salvo, que claro, sepas que es un Best Seller, que podés y vas a hacer una trilogía y que tiene el ingrediente fundamental para ser un suceso: mujeres, asesinatos, sangre y el autor del libro, muerto.
Durante las más de dos horas sentado en el cine tuve varias sensaciones encontradas pero hay una que resaltó sobre todas las demás: la furia absoluta.
Notar a medida que avanza la película que el título es una enorme ironía, y que lo que vemos es a un montón de señores que no aman a las mujeres sino que las vejan en nuestras caras y en pantalla gigante, no nos hace más que convertirnos en fanáticos barrabravas de la dupla protagonista y pedirles, por lo menos, justicia.
Tenemos: una chica cyberpunk extraña, bien definida, dura y sexy, como investigadora underground. Y a su lado, a un periodista de un diario (Millenium), que es acusado de mentir en un informe sobre un político y que luego de que su credibilidad cae (obviamente, en verdad es inocente y es todo una enorme trampa), es contratado por un misterioso hombre que le propone resolver el caso de su hija desaparecida hace decenas de años.
El periodista, es EXACTAMENTE IGUAL A ROLANDO GRAÑA, lo cual hace que la película a veces sea graciosa: en muchas de sus apariciones, actúa como actuaría Rolando Graña, sin ninguna virtud actoral.
Luego, la historia: es grato encontrarse con buenas vueltas de tuerca, con aquella añorada oscuridad de El Silencio de los Inocentes y con realismo del bueno en la resolución de los casos. Ahora: no le pidamos al director que filme bien una escena de acción. Parece salido de la Vieja Escuela de Brigada A, primera camada.
En líneas generales, esta película sueca tiene todos pero todos los ingredientes para que la agarre un norteamericano y haga una innecesaria remake que será técnicamente “parodia”, dentro de muy poco tiempo. Y la iremos a ver de nuevo, claro está. Me relamo de sólo pensar el título que le pondrán: “Los Hombre Malos”, o algo así. Y aquí la titularán “La Venganza”, mientras en el más allá, Stiegg Larsson, el autor de los libros, se revolcará en su tumba y se preguntará porqué.
En fin. Es algo digno de ver. Dinámico. Con buenos recursos de edición. Con la cara enorme de la víctima apareciendo siempre, en un zoom lento a la única foto que hay de ella, la víctima del caso a resolver. Y a medida que va develando y se acercan a una resolución (o no), esa misma foto, siempre ella, siempre igual, se ve… diferente aunque sea siempre la misma toma, la misma foto, la misma velocidad del zoom. Y ese es merito para el director.
En un año, o antes, llegará a la Argentina “Millenium 2: La chicaba que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”. Y estaremos ahora sí, ante, posiblemente, la película con el título más largo en la historia del cine. Pero a no preocuparse. Acá seguro, le ponen “La Venganza 2”.