Descanse en pedazos
En 2010, Los indestructibles produjo eso que es el sueño de los fanáticos del cine: reunir a sus favoritos del género en una sola película. Fueron como un seleccionado de las películas de acción: Stallone, Willis, Schwarzenegger, Li, Norris, Statham. El experimento funcionó al menos en la taquilla, habían gastado 70 millones de dólares y recaudaron casi 250 millones a lo largo y ancho del mundo.
Algunos seguidores tuvieron la lucidez de encontrarle, dentro de su alborozo, algunas fallas en la construcción de la acción, y también señalaron que Stallone no había dado lo mejor de sí mismo, por estar delante y detrás de las cámaras en simultáneo.
Pues los muchachos parecen haber mejorado y doblado la apuesta en esta segunda parte. Se gastaron 30 millones de dólares más en producción, y Stallone se corrió de la silla para dejársela a Simon West, un experimentado en estas lides, autor entre otras de Corn air, riesgo en el aire y Tomb Raider.
Pero por más que la mona se vista de seda… En esta oportunidad, mientras ellos hacen un trabajo rutinario, uno de sus compañeros es asesinado. Para vengarlo deben enfrentarse a un líder diabólico y a su equipo, que está robando plutonio ruso escondido en una mina desde los tiempos de la Guerra Fría.
El filme, aunque uno no quiera verlo, está irremediablemente anclado en los años de 1980. Hasta los efectos especiales parecen anticuados, pese a ser lo más espectacular de la película.
Y hay muchas cosas más que atrasan. Las ideologías, por ejemplo: el lugar que tiene el patriotismo, el trato a las mujeres, el lugar de la venganza. Los personajes son mercenarios que acribillan con ira, para reivindicar a seres humanos de mejor calidad que el enemigo. O los símbolos: cuchillos de hoja larga, exhibidos como prueba de hombría. Boinas que han dejado de ser las del ejército para parecerse más a las de bohemios adultos mayores.
Y por supuesto, los actores. Stallone, Schwarzenegger, Norris, los más antiguos del grupo, parecen veteranos paseando el perro en medio de las balas, por más que intenten rodar por el suelo y pararse como héroes.
"Descanse en pedazos" le dice precisamente el personaje de Stallone (a cambio de "Descanse en paz"), a uno de los cuerpos acribillados en la batalla. Y es su alma la que parece no encontrar sosiego.