Tras una primera entrega pasable, la cual nos sorprendió con su premisa (la reunión de grandes estrellas de acción de los años ’80); una segunda que superó ampliamente a ésta (fue perfecta en todo sentido); esta tercera película de la exitosa franquicia cinematográfica ideada por David Callaham y Sylvester Stallone, sobre un grupo de mercenarios llamados “Los Indestructibles” (Los Precindibles como indica su título en inglés), es la más floja de todas.
Al igual que sus antecesoras, los elementos de acción (algunos ridículos pero no nos importa porque precisamente en ésto recae lo llamativo de estas películas) y chistes autorreferenciales de los clásicos de aquella década (“Rocky”, “Rambo”, “Terminator”, “Duro de Matar”, “Arma Mortal”), están incorporados pero en menor medida, ya que parece que “Sly” quiso darle un toque de seriedad a la historia de estos personajes que conforman un grupo con mucho código y que viajan por el mundo cumpliendo misiones a cambio de una buena paga.
El film, al igual que en los dos primeros, da inicio con una espectacular secuencia de acción que aquí incluye un helicóptero y un tren en movimiento. Es así que Barney Ross (Stallone), Lee Christmas (Jason Statham) y el resto del equipo conformado por Toll (Randy Couture), Gunner (Dolph Lundgren), Caesar (Terry Crews) y Yin Yang (Jet Li) entran en escena para rescatar a un antiguo miembro del equipo llamado Doc (Wesley Snipes), un experto en cuchillos y equipo médico que estaba preso y a quien necesitan para llevar a cabo una misión que los lleva a enfrentarse al malvado traficante de armas Conrad Stonebanks (papel a cargo de Mel Gibson), antiguo camarada y co-fundador de “Los Indestructibles”, quien se creía muerto.
Un hecho hace el líder de estos indestructibles decida inyectarle un poco de sangre nueva a la sangre vieja (de hecho así se siente Barney), por lo que decide reemplazar a sus antiguos y amados camaradas por nuevos reclutas para renovar energías.
Con la ayuda de un contacto llamado Bonaparte (Kelsey Grammer), comienza una búsqueda de jóvenes más rápidos y con más conocimientos técnicos (interpretados por Kellan Lutz, Glen Powell, Víctor Ortíz, Antonio Banderas -cuyo personaje es un poco cansador- y la campeona de Artes Marciales Mixtas Ronda Rousey). El nuevo equipo opera bajo las órdenes del agente de la CIA Max Drummer (Harrison Ford), quien ocupa el lugar de Church (Bruce Willis acá no aparece a diferencia de Arnold Schwarzenegger que repite su divertido papel de Trench Mauser).
Buena parte del metraje se dedica a mostrarnos el proceso de reclutamiento y se torna un poco aburrido, ya que aquí la batalla es más personal para el protagonista principal de esta producción que ahora cayó en manos del director novato Patrick Hughes. Mientras que en las otras dos cada uno de los integrantes del elenco, como de las estrellas invitadas que realizaban pequeños cameos, tenían dosis justa de protagonismo… en ésta… no es así. Si bien no deja de entretener y, por momentos, divierte, el argumento se va diluyendo con el objetivo de darle protagonismo a “figuras” más jóvenes que toman el lugar del elenco original y que no aportan absolutamente nada al verdadero sentido de esta saga.