Con aires almodovarianos y el vodevil como guía, esta propuesta rodada íntegramente en estudios, hace de la confusión un vehículo para hablar de vínculos y de cómo siempre, siempre, hay segundas oportunidades a pesar de todo. Fresca, divertida, y con una lograda interpretación de Santiago Zapata, su protagonista.
Ismael Zgaib toma riesgos, se anima a meterse en un terreno complejo y sale airoso, con una comedia de situación con toques retros y una colorida dirección de arte.
Auspicioso debut del cordobés Ismael Zgaib en la comedia autoral Son muy pocos los realizadores argentinos que se le animan a la comedia, y más aún a la comedia de autor, como sucede con el cordobés Ismael Zgaib y "Los inoportunos" (2022), donde una serie de personajes frustran sin proponérselo una ansiada primera cita. Ambientada en una ciudad cualquiera a principios de los años ¿90?, Los inoportunos se centra en José María (Santiago Zapata), un joven gris que luego de renunciar a su odiado trabajo en una entidad bancaria invita a salir a una ex compañera. Lo que en principio parecía fácil se complica cuando tres amigos, el hermano estafador, la hermana engañada (y engañadora), la madre posesiva, la nueva vecina, que no es otra que su ex novia, un perro y el fantasma de su padre muerto, se presentan en su casa para convertir la idílica cita en una pesadilla laberíntica de la que José María busca escapar. Zgaib, que en el 19 BAFICI presentó su corto Y se quedó un momento, luego otro (2017), debuta en el largometraje con una comedia de enredos, filmada durante la pandemia provocada por el Covid 19, cuya trama se desarrolla casi en su totalidad dentro de un departamento, mientras la cámara sigue a los personajes a través de un recurso artístico de paredes móviles que le suma ritmo y genera un impacto mucho más cinematográfico por sobre la típica puesta teatral a las que muchas se recurre en este tipo de producciones. Los inoportunos es una comedia de personajes, pero donde estos ponen el cuerpo por sobre las palabras, y no es que no haya diálogos, los hay, y muy ricos y variados, virando entre el realismo y el absurdo, pero que funcionan de manera eficaz gracias al dispositivo de situaciones corporales que tanto Zgaib como su coguionista Nicolás Abello explotan al máximo, apelando a una puesta en escena atemporal que no referencia un tiempo ni un espacio específico para que la trama se universalice y no sea limitante. Con originalidad y dinamismo, Zgaib logra, sin demasiados recursos económicos pero si actorales, una rareza dentro del cine argentino contemporáneo. Una comedia inteligente, que le escapa a toda pretenciosidad, pero que gracias a eso logra imprimirle un sello autoral y original. Cordobesa, sí, pero también Argentina y porque no mundial.
Una comedia sin tiempo ni lugar específico creada por Ismal Zgaib, una ópera prima que revaloriza el género con muchos aciertos. Es la historia de una renuncia, el protagonista odia trabajar en un banco donde su padre tuvo mucha influencia, sueña con cambiar de vida y se ilusiona con una cita con su ex compañera, un logro que lo llena de felicidad. Los enredos se suceden con la llegada de tres amigos, dispuestos a festejar su abandono laboral. El les avisa que en poco tiempo llega la chica de sus sueños. Ellos prometen tomar una cervecita e irse. Es el comienzo de una pesadilla con las apariciones de su hermano estafador, su hermana en crisis, su ex novia como nueva vecina del edificio, la portera y su perrito y hasta el fantasma de su padre que realiza una visita desde el más allá El humor que emana no solo de los diálogos irónicos y punzantes, sino a través de las situaciones y el registro de las cámaras redondea un género poco frecuentado por los jóvenes realizadores. Un guión preciso hecho por el director con Nicolás Abello y una oportunidad para revalorizar la comedia.
La síntesis argumental dice: José tiene una hora y media para prepararse para una cita que desea hace meses, pero su departamento se ve invadido por sus tres amigos, su hermano, su hermana, su madre y su nueva vecina que es, además, un antiguo amor de su vida. Hay una cuestión de intemporalidad que se arraiga al texto, la ausencia total de celulares estaría dando cuenta de encontrarnos antes de 1989, sumado al dispositivo que usa el personaje para escuchar música, un walkman a casete y auriculares prehistóricos. Pero ante el cuidado esmerado desde la dirección de arte, las incongruencias suelen saltar a la vista. Primero la aparición de un teléfono publico de la empresa Telecom, situación que no sucedería hasta 1990, dentro del primer gobierno de Carlos I de Añillaco, reforzado por una
La secuencia de títulos de la película muestra que estamos frente a un realizador con ideas y con ganas. Es una toma subjetiva donde vemos unas manos revisando un escritorio de otra época. Cada nuevo elemento que descubre, cada papel, cada cajón, es una excusa para que aparezcan los nombres de los que hicieron la película. Es ingenioso, no se agota y llega hasta el final de la pequeña secuencia de forma divertida. Alguien ha visto cine y alguien, contra toda moda, mira hacia estéticas y recursos de otra época. La película lo confirma. Esta comedia de enredos que parece inspirada en las comedias de Peter Bogdanovich, nunca deja de buscar un buen gag y en cada situación muestra un intento de comedia de enredos clásica. Claro que cuando hablamos de Bogdanovich hablamos de la línea Howard Hawks y las comedias de enredos que el maestro realizó a lo largo de su carrera. El presupuesto y el entorno no son de Hollywood clásico, pero igual se nota la inspiración de los años más veloces del cine. José María es un joven que se ha separado hace más de un año. Nosotros asistimos al que es su último día en su trabajo en un lugar que no le gusta, con excepción de una compañera de oficina que le gusta y a la que no se ha animado a invitar a salir. Cuando finalmente concreta la cita desde un teléfono público (estamos a mediados de los noventa) se prepara para la gran noche. Pero cuando vuelve a su casa se encuentra con que sus amigos lo esperan para festejar. José María acepta imaginando un pequeño brindis con sus tres compinches y luego ir a la cita. Pero ese será solo el comienzo de una cantidad de enredos que irán poniendo en peligro el plan de José María. No vamos a contar cuantos inoportunos hay en la historia, pero sí que los personajes son originales, divertidos y que el guión, más allá de algún detalle, está muy bien armado. Los actores obedecen a las intenciones del director que buscó, se nota, un estilo sobrio propio de la comedia americana. Todo el largometraje tiene estética de cine de los estudios, con decorados e iluminación en esa línea. Este es el primer largometraje de Ismael Zgaib, cineasta rionegrino que estudió en Córdoba y siguió sus estudios en Canadá. Hay mucho camino por recorrer acá, pero este trabajo inicial es muy prometedor.
¿A quien no le paso alguna vez tener un familiar o amigo que sin mala intención nos complica la vida en el momento menos oportuno? Bueno si multiplicamos esto varias veces podríamos acercarnos a lo que sucede en el primer largometraje dirigido por Ismael Zgaib. “Los inoportunos” se presenta como una comedia absurda, con lo más fino del humor cordobés. A partir del día de la fecha, podrá verse en las salas de cine. Jose Maria se encuentra en una etapa de cambios en su vida. Tras la muerte de su padre y la vuelta de su hermano al banco, decide renunciar a su trabajo para buscar algo que realmente lo haga feliz. De lo único que se lamenta, es no poder ver a Laura todos los días. Así que toma el valor y por fin la invita a salir, quedan para esa noche. Mientras se prepara, Jose Maria deberá lidiar con la visita de sus amigos, la mudanza de su ex novia y la mitad de su familia. Todo mientras Laura se encuentra en camino. Lo primero que cautiva al espectador, es la presentación de títulos iniciales. Tan original como bella, presenta los nombres de los participantes de la película escritos en diferentes partes de la oficina del protagonista. Mientras se guarda todo para irse de su trabajo, vamos viendo sobres, carpetas, expedientes, donde figuran los actores y equipo técnico. Si esto funciona con el éxito que lo hace, se debe a la bella dirección de arte involucrada. La cual se mantiene a lo largo del audiovisual. Vestuarios, paleta de colores y escenografía, junto a una puesta de cámara muy prolija hacen que parezca como si Wes Anderson estuviera dirigiendo una sitcom cordobesa. Pero no, fueron Ismael Zgaib y su equipo quienes lo lograron. Seguramente con una ínfima parte del presupuesto de una película del director americano. Hacer pasar un buen momento a los espectadores, no es tarea fácil. Pero Ismael Zgaib, con su ópera prima “Los inoportunos” lo hace parecer así. Absurda y divertida, tatúa una sonrisa en el rostro de quien la mire, mientras cautiva la mirada con su belleza visual. Si no aun no tenes planes para este fin de semana largo, o si lo tenes pero te queres hacer un hueco, acá tenes una salida ideal.
El pasado jueves llegó a la pantalla grande Los inoportunos, la ópera prima del director rionegrino Ismael Zgaib. Se trata de una comedia desopilante y muy fresca, condimentada con el humor cordobés. En la trama, un joven se anima a invitar a una compañera de trabajo a salir. Pero dicha primera cita será difícil de concretarse, al presentarse una serie de enredos y complicaciones de la mano de amistades y familiares. Ambientada en la década de los 90, no es un detalle primordial en la historia pero suma mucha estética y nostalgia a la propuesta.