Cosecharás tu siembra:
El eufórico festejo de la multitud en el Arco de Triunfo por la victoria de la selección francesa en el Mundial (filmado en tono de documental) es el comienzo de Los miserables (Les misérables, 2019). Esta apertura muestra un momento de unidad nacional que se va resquebrajando conforme avance la película. Al mismo tiempo se presenta a Issa, un puber que vive en las calles y es fanático de Mbappé. Este jugador de origen africano es su opuesto, pues representa al inmigrante que ha podido integrarse a la sociedad francesa.
La opera prima del realizador francés de raíces africanas Ladj Ly no es una transposición de la famosa novela de Víctor Hugo que lleva ese nombre. Es un policial negro en clave de realismo social, que toma su inspiración en la novela pero de manera libre y sin sus elementos románticos. De este modo, permite la relectura y la comparación en relación con la situación social de las clases vulnerables en el presente.
La película transcurre principalmente durante la primera jornada de trabajo de Stephane (Damien Bonnard), un policía de provincia recientemente separado de su esposa que se muda a la capital para estar cerca de su hijo. Stephane se une a la Brigada de Lucha contra la Delincuencia en el barrio de Montfermeil, donde también transcurre la mencionada novela. Ahí conoce a su nuevos compañeros: Gwada (Djebril Zonga), de origen africano, y Chris (Alexis Manenti), el líder. Ya en el modo despectivo con que designa al novato, Chris encarna al tipo machista que recurre al sometimiento por la violencia del diferente como modo de reafirmar su virilidad.
La Brigada patrulla las calles del suburbio parisino tratando de mediar en los distintos conflictos que se suscitan entre diversas pandillas gansteriles de africanos, musulmanes y gitanos (cada una manejando su negocio), que se disputan el control del barrio. El conflicto entre las distintas facciones está al borde de estallar cuando los gitanos denuncian el robo de un cachorro de león de su circo. La Brigada busca al ladrón, que resulta ser el joven Issa (Issa Perica). En el tumulto de su detención, un proyectil de Gwada hiere a Issa mientras la situación es filmada por otro joven con un drone. Stephane encarna al policía noble que se preocupa por asistir a Issa, en tanto que Chris insta a sus compañeros a recuperar ese drone, vital para destruir las pruebas del abuso de poder policial.
Con la ambigüedad moral de encarnar la ley y recurrir a métodos prepotentes para imponer el orden, sumada a su obsesión por encontrar a los niños implicados en estos delitos menores, Chris es un personaje que puede identificarse con el policía Javert de la novela de Hugo. Por otra parte, el recto e inseguro Stephane del comienzo queda involuntariamente amparando el accionar de sus compañeros y hasta se asemeja a ellos cuando se ve asediado por la violencia juvenil.
El joven Issa se emparienta con el personaje de Gavroche en la novela. Es el niño de las calles que no halla contención en su pobre y numerosa familia y tampoco la encuentra en la sociedad o el Estado, que lo han dejado caer como residuo olvidado. Y si bien Issa puede inspirar cierta compasión, no es tampoco un niño inocente.
Estas ambigüedades morales con que Ladj Ly tiñe a cada uno de sus personajes resultan ser los aspectos interesantes de la película: uno y otro bando se van confundiendo e igualando en su brutalidad. Todos los personajes de la película encarnan a Los miserables del titulo en su degradación moral.
Ladj Ly indaga en el origen de la violencia y poco parece haber cambiado el escenario desde Los miserables de Víctor Hugo. Adhiriendo a la misma ideología que el famoso escritor, el director sostiene que el hombre no nace malo, sino que se hace maloproducto de una sociedad conservadora, clasista y represiva, que no puede ocultar su indolencia hacia el más vulnerable ni su odioso rechazo del diferente.
La decisión del director de optar por una estética cruda y sórdida funciona al brindar al espectador un sólido retrato de la frenética vida contemporánea en los suburbios de París, que si bien no es novedoso, tiene el merito de ofrecerse como un trabajo digno y sin pretensiones exageradas.