¡Los Muppets vuelven al cine! El comienzo de la película es eufórico, con Jason Segel cuidando a su hermanito marioneta (¡quién no querría un hermarioneta!), y alcanza para justificar el regreso. El viaje a Los Ángeles de los hermanos sirve de excusa para que los Muppets entren en escena y se desate un exceso de nostalgia en todos (protagonistas y público) que le quita algo de felicidad a una vuelta que no necesitaba mirar tanto hacia atrás. Sobre todo porque Los Muppets demuestra que, siempre que sobren ideas, se puede competir con la animación computarizada y ganar esa batalla infantil.