La cinematografía australiana sabe cómo sorprender. De allí surgieron hits violentos —la trilogía Mad Max—, películas de terror, comedias, dramas y directores como Peter Weir, George Miller, Baz Luhrmann... y Stephan Elliot. En realidad, el muchacho la pegó con Las Aventuras de Priscila, la Reina del Desierto, una película sobre las andanzas de tres drag queens (Terence Stamp, Guy Pearce y Hugo Weaving). Luego de vivir en el exterior y de hacer otros films, regresa a sus pagos y se reúne con su viejo equipo creativo, al que se le agregan el guionista y los productores de la británica Muerte en un Funeral. El resultado: Los Padrinos de la Boda.
Al llegar a su Inglaterra natal, David (Xavier Samuel) anuncia que se casará con Mia (Laura Brent), una chica que acaba de conocer en un viaje. La boda se realizará en Australia, la patria de la chica. Los extravagantes amigos del novio lo acompañan a “Cangurolandia” ya que oficiarán de padrinos. El encuentro con la no menos normal aunque muy adinerada familia de Mia, sumado a otras yerbas, provocarán una serie de situaciones incómodas que pondrán a prueba el casamiento y las relaciones entre los personajes.
A diferencia de Las Aventuras..., que tenía bastante de drama, esta película es una comedia hecha y derecha que apela al humor satírico y escatológico. Por un lado, hay una mirada ácida de la cultura australiana y la hipocresía de la alta sociedad de esa parte del mundo. Por otro lado, los chistes con sexo —en especial, de corte zoofílico—, alcohol, drogas y vómitos están a la orden del día. Incluso una de las secuencias, en la que interviene un carnero propiedad del padre de Mia, remite a Despedida de Soltero, aquella película con Tom Hanks.
Xavier Samuel, uno de los vampiros malos de La Saga Crepúsculo: Eclipse, está bien en el rol del enamorado David, pero los que se roban la película son los padrinos. Kris Marshall -que trabajó antes con Elliot en Buenas Costumbres y actuó en la mencionada Muerte en un Funeral- vuelve a demostrar lo bien que le sienta el género; él hace de Tom, el más coherente de los amigos, pero también uno de los más fiesteros. Kevin Bishop interpreta a Graham, el más aniñado y desopilante del grupo, y Tim Draxl es Luke, el que vive atormentado porque su chica lo dejó por un hombre sin pene (¡!). La cereza del postre: Olivia Newton-John. La otrora pareja de John Travolta en Grease, la diva de Xanadú, la cantante del One Hit Wonder ochentoso “Physical”, aquí encarna a la madre de la protagonista y se roba sus escenas cuando, para no hacerse problemas, empieza a aspirar cocaína.
Los Padrinos de la Boda se inscribe en el subgénero películas de casamientos que incluye desde las dos versiones de El Padre de la Novia hasta la argentina Mi Primera Boda, pasando por toneladas de ejemplos. Si bien no llega a ser genial, cumple con su cometido de hacer reír un buen rato y, de paso, nos lleva a pensar en todo lo que haríamos por nuestros amigos.